El Corte Inglés: pasar de oficinas a tienda no es algo que guste a todos.

Rejuvenecimiento de plantilla (aunque quizá no en todos los niveles), y traslados.

Hasta hace tres años, la empresa que más empleo generaba en España era El Corte Inglés. Entonces la rebasó la cadena de supermercados Mercadona. Pero es que, además, El Corte Inglés está menguando en efectivos.

El empleo directo era de poco menos de 80.000 personas en 2021. Aquel año aplicó un ERE para 3.300 personas, al que se apuntaron voluntariamente unos 4.000. Ahora negocia aceleradamente (la semana próxima será imperativo alcanzar un acuerdo) con los sindicatos sendos planes de reducción y movilidad geográfica para su plantilla.

En primer lugar quiere recortar la plantilla en 590 personas mediante bajas anticipadas de personas de más 59 años de edad, incentivadas con un pago de porcentaje sobre el salario fijo, en una horquilla del 57 al 60% según edad, más un complemento variable, todo hasta los 63 años. Deberán ser bajas voluntarias, a las que podrán adherirse los empleados antes de fin de año.

Para otros más de 1.700 trabajadores (o todavía más si no se alcanza el nivel deseado de adhesiones al plan de bajas) se quiere sacar personal de oficinas y llevarlo a las tiendas, pero esto también supone, obviamente, traslado a otros centros de trabajo, en algunos casos con pérdida de pluses salariales, según dicen los sindicatos, y, sobre todo, pasando a trabajar en domingos y festivos allá donde así lo permita la normativa comercial autonómica, cosa que obviamente no agrada a muchos de ellos.

Se aduce que la penetración de la tecnología en las oficinas ha reducido la necesidad de trabajadores en servicios centrales para tareas administrativas, mientras que es necesario reforzar el trabajo en tiendas y mejorar la atención y el servicio al cliente.

Cuando se filtraron las primeras noticias sobre esta negociación, algunos medios hablaron del deseo de rejuvenecer el personal. Parece que fue una interpretación periodística, más que una voluntad declarada. Pero más de uno se habrá preguntado si esto también afecta a la alta dirección, donde es tradicional que algunos directivos sigan trabajando hasta edades avanzadas.