Con apoyo del Ayuntamiento nace ReBarcelona, un congreso de moda responsable que nos propone reeducar al consumidor
Moda sostenible es un concepto económico, ligado sobre todo a la producción (en su relación con los recursos naturales), y desde hace algún tiempo ya tiene muchos abanderados. Moda ética es un concepto moral, ligado sobre todo al consumo (aunque también a la producción, en su relación con los trabajadores), y hasta hoy está siendo invocado, pero menos. Ahora la ciudad de Barcelona, encabezada por su Ayuntamiento, ha decidido hacerse portaestandarte de ambos conceptos a la vez, en lo que podríamos denominar «responsabilidad social» sobre ambos frentes.
La Asociación Moda Sostenible Barcelona (MSBCN) –fijémonos bien: dice sólo «sostenible»- organizó el 23 de noviembre en la capital catalana una mesa redonda para la presentación de un proyecto nuevo: el Primer Encuentro Global de Moda Sostenible y Ética, donde ambas invocaciones se asocian en una iniciativa que se llamará ReBarcelona; proyecto que contará con el respaldo del Ayuntamiento de la Ciudad, se desarrollará por primera vez los días 8 y 9 de marzo de 2019, y a partir de ahí tendrá periodicidad anual manteniendo esa doble invocación.
Barcelona proclama que quiere ser el Copenhague del Sur de Europa, y para ello la Asociación Moda Sostenible une esfuerzos con la aceleradora Seed&Click. El lanzamiento del primer encuentro internacional se hará bajo el nombre ReBarcelona que acabamos de citar. Los eventos sucesivos tendrán una periodicidad anual, y en cada ocasión serán de dos días, con la primera jornada dedicada a la industria y el diseño y la segunda al consumidor.
Las personas promotoras de ReBarcelona, que prácticamente son todas mujeres (Mónica Melero, presidenta de MSBCN, y con ella Kavita Parmar, Carolina Blázquez, Elena Salcedo…, esta última coordinadora de Moda Sostenible y Ética en el Istituto Europeo di Design, IED), quieren «continuar avanzando en su labor divulgativa sobre el cambio sistémico en la industria».
La MSBCN se define a sí misma como la primera entidad de moda sostenible de España y la organización de referencia, con socios en Europa, Estados Unidos, América Latina y Asia, creadora del primer festival de moda sostenible del Sur de Europa, bautizado como Barcelona Ethical Fashion Fest, es decir, incorporando ya (este sí), en su propio nombre, el concepto de la moda ética.
En la mesa redonda del 23 de noviembre se dijeron muchas cosas interesantes, y algunas aparentemente contradictorias. Por ejemplo, Mónica Melero dijo en cierto momento que el cambio implica dar un nuevo sentido al consumo, dinamizar un nuevo sistema de producción y consumo de la moda, y comprar menos cantidades de cosas más caras; a lo cual llaman educar al consumidor.
Se dijo en la mesa de debates que las grandes empresas no son el futuro, que el futuro es del artesano. Al comentar alguien en el auditorio que en la industria también hay una preocupación por la sostenibilidad (y que algunos avances actuales en producción sostenible se deben al esfuerzo de la industria), algunos portavoces de la organización respondieron que lo que la industria hizo fue irse a Bangladesh, quizá con una alusión implícita al desgraciado suceso del derrumbe de un edificio fabril con numerosas víctimas.
Alguien del auditorio podría haber replicado a su vez que, además de construir algunos edificios que se derrumbaban, la industria textil occidental construyó el Bangladesh moderno, partiendo de un territorio extremadamente pobre que en poco tiempo se ha puesto a la vanguardia de los países en desarrollo en aquella zona, permitiendo que mucha gente vaya teniendo acceso últimamente a ciertos niveles de bienestar. Y, en efecto, hubo portavoces en el auditorio para sostener estas posiciones.
Cuando uno de los organizadores dijo que la gente habla de la industria como un gran ente y yo pienso que se muera esta industria y que venga otra, hubo algunos oyentes que, por su propia peripecia personal estuvieron ligados a esa clase de textil que ya es historia, protestaron de que se hicieran unas acusaciones que consideran injustas. Es fácil hacer una censura general al pasado, desde análisis superficiales.
Lo que Melero se propone, en este futuro inmediato, en definitiva, es sacar a la luz una forma nueva de entender la aventura del textil, que efectivamente empieza a ser histórico, en el marco de un mundo todavía inédito en el que ella quiere colaborar, y se dedica a diseminar ideas para que le ayuden a elaborar conclusiones.
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