Todo Berlín es una gran feria, con distintos focos de atención. Y con especial influencia sobre el mercado centro-oriental más próximo.
Tras la penosa forma de naufragar que tuvo aquella brillante feria de moda masculina que operó durante varios años en Berlín con el nombre de Bread & Butter, asociada al mítico recinto del aeropuerto de Tempelhof, y que tuvo en su momento una resonancia continental, parecía imposible que pudiera recomponerse en la capital alemana una nueva actividad ferial de la misma importancia en el campo de la moda, y no por falta de iniciativas (que las hubo desde el primer momento) sino por la magnitud del desafío.
La perseverancia puede hacer milagros, y en este invierno de 2016-17 la capital alemana volvió a ofrecer, en enero, una oferta múltiple recompuesta que, en su conjunto, y en forma de constelación, supone el retorno a los mejores tiempos, e incluso la superación de todos los precedentes, con un protagonismo berlinés en la moda realmente excepcional.
El marco de referencia para el conjunto de la convocatoria lo daba, como ya es costumbre, la Fashion Week, Semana de la Moda, con su calendario de desfiles de creador, que en esta ocasión discurría del 16 al 20 de enero, y no en su escenario tradicional de la Puerta de Brandenburgo, sino en el antiguo gran almacén Jandorf, en el distrito central (Berlin Mitte), con la sucesión de 50 desfiles y presentaciones, bajo la dirección del organizador americano IMG.
Siguiendo esa asociación de tiempos y géneros, del 17 al 19 de enero hubo la constelación de salones, con dos grupos principales y algunos más de menor envergadura, sin contar la multitud de iniciativas satélites aparecidas por todas partes.
El conglomerado principal más importante, denominado Premium (2.800 marcas o colecciones en 51.000 m2), instalado en The Station, aglutinaba las agrupaciones temáticas (subsalones) Bright y Seek, a las que añadió ahora Show & Order y las dos manifestaciones de Messe Frankfurt denominadas Green Showroom y Ethical Fashion Show, con otros grupos menores.
Otro colectivo, denominado Panorama (con 800 marcas en 12 pabellones, 48.000 m2), agrupaba, en el recinto ferial Expo Center City, entre otros, a diversos sectores de moda de calidad, tanto masculina como femenina y juvenil, incluyendo este año como novedad relevante un importante espacio de lencería.
Marginales a estas dos constelaciones había todo tipo de manifestaciones menores, con lo que se podía muy bien decir, no sólo que todo Berlín era una fiesta (aunque fuese de invierno, que no es un tiempo muy festivo), sino que todo Berlín era una gran feria y, por lo que puede entreverse, una vez superado el trance (incluso el recuerdo) de Bread & Butter, ya siempre lo será por sus propios méritos.
Bien es verdad que, aparte de la magnitud y diversidad del evento, su radio de llamada puede tener unos límites más o menos predeterminados: ámbito nacional por supuesto, y el entorno más afín (Europa central, incluidos los países del Este más inmediatos, como Polonia, y en alguna medida también la Europa septentrional).
[Publicado en TEXTIL EXPRES 229 - FEBRERO 2017 ].
© TEXTIL EXPRES - Revista - 2017