
De Oslo a Nápoles hay 2.137 kilómetros. Lo afirma Fuentecapala, que lo sabe de fuente segura. Dan para mucho, no sólo en horas de recorrido. También en salto climático, unos veinte grados (alrededor de 20 en Noruega cuando estén a 40 en la Campania). Y por supuesto, en el inevitable choque de costumbres y temperamentos.
Fuentecapala ha bautizado a su colección de trajes de ceremonia para la temporada 2012 con una expresión que es mitad algoritmo matemático y mitad código de internet: «2137kmoslonápoles». Invita a preguntar dónde ponemos la «arroba».
Los responsables del márketing de la firma ya lo advierten: «Dos urbes lejanas, dos polos opuestos que se unen recorriendo un largo camino». Y explican el resultado:
«La colección 2137kmoslonápoles de Fuentecapala supone la unión del firme clasicismo con la revolución más agitada. Basada en dos ciudades icono, Oslo y Nápoles, se crea una propuesta directa y arriesgada: vuelta al origen del look sartorial y estoico cargado de matices rebeldes y ardientes».
«Trajes de línea ajustada desde el pecho al talle con pantalón estilizado. Distintas longitudes de prenda dictadas por los conceptos Norte-Sur. Hombros liberados y solapas más anchas y ligeramente curvadas de inspiración vintage. Cortes delanteros y espaldas silueteadas. Conceptos y colores contrarios que crean una armonía distante».
«Hielo – Azul Oslo – Niebla – Humo».
«Grafito – Negro – Blanco – Rojo Cadmio».
Ahora veamos algunas notas de la cronista sobre su cuaderno de trabajo, contemplando el desfile, sin corregir puntuación ni perfeccionar conceptos:
«Tejido brillo liso gris plomo rayado fino, chaquetas mini smoking sobre solapa, hay ligeros toques dentro de una discreción, novios en línea con el tiempo sin estridencias, chico y chica vestidos igual y muy elegantes, posibilidad de una novia con prendas sastre, novias con traje muy bien coordinado, corbata, chaleco, rayas en relieve, otra con cuadros discretos, audacia granate en glasée, colección más estridente, muy bonita en un color cobre».
Como se ve, la cronista se había puesto también en plan «2137kmoslonápoles», todo seguido, sin «arroba» ni nada.
¿Y por qué tantas alusiones a chica, si estábamos ante un desfile de moda de fiesta para hombre?
Pues por una querencia de Fuentecapala, de meter siempre un par de salidas de mujer en sus pases masculinos. Esta vez utilizando los servicios de la italiana Elisabetta Gregoraci, maniquí en su tierra y, además, esposa de Flavio Briatore (31 años y 61 respectivamente), el ex– patrón de la escudería de Rénault en la Fórmula 1 (o sea, el ex–jefe de equipo de Fernando Alonso en su momento), y también, aspecto biográfico menos conocido, ex–director de operaciones de Benetton en Estados Unidos, que fue con eso (es decir, con el negocio de la moda), y no con los automóviles, con lo que hizo su primera fortuna.
Gregoraci, en fin, desfiló para Fuentecapala con dos trajes de varón que le iban de maravilla (y no porque ella no sea todo lo femenina que debe ser). Uno era en blanco escandinavo, otro en gris del Mezzogiorno italiano. A 2.137 kilómetros del punto de partida, tanto si se comienza por el Norte como por el Sur. Y los dos perfectos.
[Publicado en TEXTIL EXPRES Suplemento 194 – Mayo 2011].