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Barcelona Bridal Week
Pasarela Barcelona Bridal Week. Fotografiando los modelos de Rosa Clará.

  • Un año después: la sucesión de la saga Flaqué da nuevos impulsos al certamen tradicional.
  • Único certamen de novias superviviente en España.
  • Entre el prólogo de Rosa Clará y el epílogo de Pronovias, los 15 desfiles de Gaudí.
  • Italianos y árabes, principales clientelas del salón, y los rusos, promesa a corto plazo.
  • Y en el horizonte, el salto a América.

Atravesamos un tiempo en que todo es incierto hasta que ocurre. Pero algunas cosas ya se sabe de antemano que no pueden fallar. No puede haber primavera sin flores. Y no se puede imaginar una Barcelona sin novias. Son citas que están por encima de las crisis.

El encuentro de la moda nupcial, Barcelona Bridal Week, había tenido lugar por última vez en mayo de 2012, dirigido como siempre por su fundador, Paco Flaqué Fontanals, un hombre-símbolo al que la historia de la moda en la capital catalana, y en España en general, debe mucho. Su entusiasmo era el de siempre, pero su salud flaqueaba desde hacía algún tiempo. Pudo hacer, como cada año, un buen balance ferial, batiendo el récord de los 15.000 visitantes. Pero poco después, una madrugada de verano se fue.

Quedaba su obra. Y quedaban los continuadores: la organización FFF Flaqué International, y los hombres para conducirla, sus hijos Alex y Ricard Flaqué Sancho, copresidentes de la entidad, a los que correspondió poner en obra, con el conocimiento heredado, y con la frescura y la ambición propias de todo cambio generacional, la edición de 2013, que discurriría del 30 de abril al 5 de mayo.

Siempre con el respaldo de la Agrupación empresarial de confeccionistas del sector, cuya creación fue impulsada por el propio Paco Flaqué en su día, presidida entonces por Alberto Deulofeu Gibert (que es hoy presidente de honor del comité organizador), y en la actualidad por Raimon Bundó León.

Barcelona Bridal Week fue este año el único acontecimiento del sector en España, pues, aunque en los últimos ejercicios anteriores había ido tomando cuerpo en Madrid otro certamen semejante, y este año también estaba programado, se desconvocó a la altura de marzo, y al parecer sin voluntad de reincidir en un futuro próximo.

Las circunstancias económicas actuales llevan a pensar que no hay mercado nacional suficiente para dos salones y que, puestos a elegir, las opciones del país por Barcelona son claramente mayoritarias hoy día, aparte de que la manifestación catalana ha logrado ya labrarse una proyección internacional. En la ocasión actual, parece que la retirada madrileña permitió una mayor presencia en Barcelona de trajes de primera comunión.

 

Primer tiempo, los desfiles: Pasarela Gaudí Novias. Como en años anteriores, el evento se celebró en dos tiempos: primero cuatro días de desfiles, y luego tres días de feria; superpuestos o encadenados en la jornada central, de modo que eran seis fechas en conjunto. El escenario común fue el pabellón 8 del recinto ferial de Gran Vía, un espacio ya clásico para este evento, en dos niveles.

El primer día, 30 de abril, tuvo un solo protagonista, Rosa Clará, que acababa de regresar de Miami (tras desfilar y abrir su primera tienda en el continente americano), la cual combinó desfile con fiesta social. Su colección para 2014 (los vestidos de novia se presentan con un año de antelación) se declinaba en tres líneas: volúmenes de cuento de hadas, escotes palabra de honor y siluetas lánguidas reviviendo los años 20. En todo caso con abundante pedrería. La maniquí icono era la rusa Dasha Kapustina, tímida y delgadísima, cotizada al alza como actual pareja sentimental del piloto de carreras Fernando Alonso.

Luego vino el gran paquete: 15 desfiles, en tres días, con 19 protagonistas. La mañana del día 1 de mayo fue para un solo actor, Jesús Peiró, que desde el año pasado tiene una posición un poco principal, al descubrirse, casi por azar, que era el tercero en el ranking exportador (después de Pronovias y Clará), posición en la que parece haberse reafirmado, y que en la actual edición, además, celebraba el 25º aniversario de su marca. Por la tarde hubo tres desfiles individuales: los de Victorio & Lucchino (una colección encantadora, algo menos andaluza de lo habitual en ellos), Yolan Cris e Inmaculada García, todos con novia.

Los desfiles del día 2 fueron seis, con nueve modistos en cartel. Hubo tres pases que combinaban novia y fiesta: Isabel Zapardiez (debutante en Barcelona, tras la clausura de la convocatoria madrileña); uno triple de Franc Sarabia, Francis Montesinos y Manuel Álvarez, reivindicando la novia tradicional; y el de Patricia Avendaño, el de mayor riqueza en la especialidad de fiesta. Un desfile doble combinado, de Matilde Cano con fiesta y Jordi Dalmau con novia (incluyendo su personalísimo espectáculo de los vestidos componibles). Y dos individuales de novia, el de Hannibal Laguna y el de Raimon Bundó, este último el de más copioso y variado contenido, una viva creatividad y, a la vez, gran coherencia, con la nueva línea «Tiempo Infinito» (equilibrio entre elegancia y modernidad) o la colección «Alegría», fresca y suave, de la vertiente más joven («Ir de Bundó»). Excelente trabajo de Ivonne Ruiz, la responsable del diseño. El titular de la compañía, y presidente de la Semana, el propio Bundó, no pudo participar en el evento por problemas de salud.

Los del día 3 fueron cinco. Sólo uno de novias, de Miquel Suay. Tres de fiesta: de Cabotine by Gema Nicolás, muy importante en su género; de Sonia Peña, y de Carla Ruiz. Y el único de novios, es decir, de auténtica y singularísima moda nupcial para hombre: el de Fuentecapala, una aportación impagable de esta firma a cada Gaudí, y sobre el cual se verá un tema separado en este número.

La despedida del evento, en fin, en la noche del mismo día 3, la protagonizó (como ya es tradición en los últimos años) el líder español del sector, Pronovias, al que también se dedica un espacio independiente en otro lugar.

 

Segundo tiempo: el salón. La otra mitad de la Barcelona Bridal Week, es decir, la parte destinada a hacer negocios, con el nombre específico de Salón Internacional Noviaespaña, se superpuso el día 3 a la última jornada de desfiles, y se prolongó en solitario durante dos días más, ocupando 31.000 m2 de superficie de exposición.

En el área de acceso al pabellón ferial se había montado una delicada muestra de vestidos de papel, una idea de Egidio Ghezzi en homenaje a tres figuras de la moda nupcial española desaparecidas en los últimos tiempos: el empresario Paco Flaqué, promotor de la propia Pasarela Gaudí y de la Barcelona Bridal Week (cuya ausencia se ha evocado al comienzo de esta crónica); el diseñador de moda en general, incluida la de novias, Jesús del Pozo, fallecido en 2011; y el creador específico de moda nupcial Manuel Mota, muerto en trágicas circunstancias hace unos meses.

Hubo 87 expositores, con 125 marcas (propias o representadas), lo que quiere decir 212 referencias en catálogo. Del total de marcas, 85 eran extranjeras, de 12 países: Alemania, Bélgica, Colombia, Corea del Sur, Francia, Holanda, Hong Kong, Italia, Líbano, Portugal, Rumanía y Turquía. El índice de internacionalidad fue del 68%, el más alto en la trayectoria del salón. Una de las cosas que caracterizan a Noviaespaña es la notoriedad que ha ido adquiriendo en el exterior, hasta el punto de que hay marcas italianas que vienen a exponer en Barcelona… para vender a sus clientes de Italia.

De hecho, los visitantes italianos son desde hace algún tiempo los más numerosos, y los que generan el principal volumen de negocio, seguidos por los de los países árabes. En tercer lugar se sitúan ya los visitantes rusos, cuya venida resultaba favorecida este año por la coincidencia de fechas con la Pascua rusa (lo que pudiéramos llamar su Semana Santa). Este país se presenta tan prometedor para nuestra moda nupcial que ya hay marcas españolas (Raimon Bundó por ejemplo) que se anuncian en las emisoras de aquel país de cara a los turistas, cada vez más proclives a visitar Cataluña y no sólo a comprar aquí el vestido de novia sino, incluso, a celebrar la boda aquí.

Este aumento de la internacionalidad ha contrarrestado la contención del mercado nacional originada por la crisis económica. El Instituto Nacional de Estadística ha detectado una disminución del número de bodas por el orden del 5,1%, mientras que, al mismo tiempo, las que se celebran moderan el nivel de gasto. Y, aunque es posible que otras partidas del presupuesto de una boda se vean más afectadas por los criterios de austeridad que la partida de vestuario, parece advertirse en las colecciones de moda nupcial la preocupación de las marcas por no excederse en términos de costes. Se prescinde del lujo excesivo.

 

Cita para el 2014: nos veremos en Bogotá. Pero los promotores del salón no sólo se emplean a fondo para atraer a expositores y a compradores internacionales a la capital catalana. También se organizan para exportar su know how ferial al exterior.

En la ceremonia inaugural del certamen barcelonés, el 3 de mayo, que presidía el consejero de Empresa y Empleo de la Generalidad, Felip Puig, con otras autoridades locales, los hermanos Flaqué pudieron anunciar un nuevo proyecto empresarial en el campo de las novias: la organización de una réplica de la manifestación barcelonesa en tierras latinoamericanas: concretamente una Bogotá Bridal Week en la capital de Colombia, a desarrollar en 2014, de la que, al cierre de este número, sólo queda pendiente atar algunos flecos.

La economía hará lo que pueda, pero la vida sigue. Y los que tienen por oficio ser promotores de cosas, también.

Barcelona Bridal Week
Victorio & Lucchino.

[Publicado en TEXTIL EXPRES Suplemento 207 — junio 2013 ].


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