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Con nuevo nombre (gracias a Valmont) y nueva dimensión (gracias a sí misma).

En los últimos números de las revistas bimestrales de Textil Exprés, un acontecimiento de primer orden de los que cada año suceden en el sector, en este caso concretamente la Barcelona Bridal Fashion Week, Semana de la Moda Nupcial, tenía un protagonismo informativo creciente con el tiempo, a medida que se acercaba la hora de su celebración.

El primer informe al respecto se difundió en diciembre, y anunciaba una feria de imagen renovada, que «daba poder a las mujeres y a todas las personas que se reafirman para sentirse únicas», rompiendo estereotipos: un primer mensaje que hacía prever otros de importante contenido.

El segundo mensaje, en el Textil Exprés de febrero, tenía como pieza esencial una entrevista con la directora del propio certamen, Estermaria Larucchia, figura clave de Fira de Barcelona (particularmente para todo lo relacionado con bodas), la cual anunciaba la alianza estratégica que se había establecido entre la propia Institución Ferial catalana y la firma suiza de alta cosmética Grupo Valmont, cuyo nombre se incorporaría desde aquel momento al de la manifestación ferial misma, bajo la sigla VBBFW, conjunto en el que Valmont se autodefinía como un referente de gran protagonismo en el mundo.

Y en este mes de abril ya transcurrido llegó el momento de celebrarse la feria propiamente dicha (del 23 al 28, en dos tiempos, uno para los desfiles en pasarela, otro para los negocios feriales propiamente dichos) de lo cual hablaremos aquí.

A lo largo de esos cinco meses el proyecto ferial se había ido transformando, y realmente lo que ahora teníamos a la vista era una cosa muy nueva, dentro de una cadena histórica de prácticamente treinta años (esta era la edición número 29 del certamen, de una serie con periodicidad anual), los seis últimos bajo la gestión directa de Fira de Barcelona (que había tomado el control del certamen en un tiempo en que se denominaba Noviaespaña), la cual le aplicaría un criterio de gestión realmente transformador.

Un objetivo inmediato de los nuevos gestores fue materializar en la pasarela de Valmont Barcelona Bridal Fashion Week durante sus desfiles, y en los stands durante la exposición comercial, una muestra realmente seductora a nivel internacional. Todo ello en los palacios 1 y 2 del recinto ferial barcelonés.

En las pasarelas, con un total de 34 desfiles, de nuevo hubo tres españoles sobresalientes: Jesús Peiró que abrió el programa, Pronovias que lo clausuró en el pabellón italiano junto a la Fuente Mágica de Montjuïc, y Rosa Clará en la Llotja de Mar; así como la vasca Cristina Tamborero, ganadora del premio al Mejor Nuevo Talento. También, Sophie et Voilà, Carlo Pignatelli, Isabel Sanchís, Marylise & Rembo Styling, Inmaculada García, Isabel Zapardiez, Ana Torres, Esther Noriega, Cymbeline, Marco & María, Yolancris, Ramón Sanjurjo, Carla Ruiz, Sonia Peña o Demetrios. O nuevos valores como Aire Barcelona, Fely Campo, Beba’s Closet, Sedomir Rodríguez de la Sierra, María Salas.

Entre las marcas internacionales que se sumaban a la pasarela por primera vez (que eran muchas) destacaban Marchesa, la firma norteamericana (una de las más admiradas de la moda internacional hoy día) formada por diseñadoras inglesas, que presentó su colección en el Palacio de Pedralbes durante la Barcelona Bridal Nigth, y la firma malaya The Atelier Couture, con su famoso director creativo Jimmy Choo. Y multitud de nuevos valores de todas las procedencias (las americanas Maggie Sottero y Mori Lee, la israelí Flora, Jacques Beauhamais, la búlgara Julia Kontogruni). Otro nombre especialmente destacado era el de Zac Posen, famoso diseñador estadounidense célebre por sus apariciones en la televisión.

La extraordinaria internacionalidad de la participación, y su elevada categoría, constituyó una de las notas más destacadas de la VBBFW de este año. Fue notable el desfile New Talent Show de nuevos talentos italianos y españoles.

Las marcas expositoras eran 429 (15% más que el año anterior). internacionales en un 74% (seis puntos más que en 2018, con lo que se acentúa el peso de la internacionalidad), procedentes de 34 países, y en las colecciones expuestas aportaban 28.000 vestidos de novia, novio, cóctel y eveningwear, expuestos en los palacios 1 y 2 del recinto de Montjuïc. En cuando a los visitantes, se estimó su número en 22.000, procedentes de 88 países. A destacar la presencia de más de 1.300 compradores estratégicos («key buyers»), contactados directamente por el salón.

El salto hacia arriba tanto en oferta como en público era muy notable, con tres objetivos parciales (o más bien cuatro) a la vista: ganar peso internacional frente a las demás ferias europeas, intensificar la presencia propia en el mercado nacional, crecer en los mercados lejanos y culturalmente diferentes y… ser una plataforma de acceso a los mismos.

El Ejecutivo catalán presupuestó el año pasado 730.000 euros como apoyo para el conjunto de las tres convocatorias inmediatas, 2018 (ya celebrada aquel mismo año), 2019 (que se acaba de celebrar ahora y de la que damos aquí esta síntesis que el lector tiene en sus manos) y 2020, que lógicamente está por ver; lo que supone un compromiso claro con esa voluntad de crecimiento y de continuidad a medio plazo.

Quizá lo que se pudiera considerar más reconocible o típico de un sector de moda nupcial español era menos evidente, o pasaba más desapercibido este año, a pesar del amplio número de marcas nacionales en pasarela. Es lógico. El certamen pone cada vez mayor énfasis en su vocación transnacional, confirmada (como antes hemos dicho) por el creciente peso porcentual de la oferta extranjera. Ya no es aquella antigua «Noviaespaña» que rivalizaba con SposaItalia, sino un salón y una pasarela del mundo y para el mundo.

TEXTIL EXPRES REVISTA 243

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Marchesa.

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Yolan Cris.

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The Atelier.

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Sophie et Voilà.
© TEXTIL EXPRES

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