La feria ya no se agota en la moda íntima femenina, e incorpora dos nuevas líneas.
Los productos finales: Lingerie. Aunque la lencería sigue siendo una parte sustancial del universo vestimentario de la mujer, en términos de negocio se ha ido contrayendo en todo el mundo, y los protagonistas del sector necesitan buscarle manifestaciones nuevas, distintas vías de protagonismo susceptibles de explotación comercial.
Desde el punto de vista ferial, en las ediciones de invierno, donde el baño no tiene protagonismo, el panorama se reduce a la lencería en sentido estricto: el vestir íntimo de la mujer. En esta ocasión, sin embargo, los organizadores del Salón Internacional de la Lencería lograron encontrar dos vías de explotación adicionales, dos nuevos universos de consumo: el íntimo masculino y la calcetería. Entre el ámbito convencional y el añadido, pudieron incorporar al elenco casi un centenar de nuevas marcas, alcanzando un total de 470, que desplegaron su oferta del 25 al 27 de enero en el pabellón número 1 del Parque de Exposiciones de la Puerta de Versalles.
La superficie del salón, que en principio iba a ser menor que en las últimas ediciones, mantuvo así en ésta (que era la número 51) la dimensión de la anterior temporada. Había las secciones habituales (The Essentials, Cocooning, Limited Edition y Designers Labels) y dos nuevas: Super Lord, con una quincena de marcas de vestir íntimo masculino, y Danzing Legs, con medias y calcetería en general, con dos desfiles cotidianos, en colaboración con Lycra-Invista. Estas dos iniciativas permitieron contrarrestar el retraimiento de un sector que en 2013 ha tenido una baja de ventas, y que particularmente ha resultado muy negativo para varias de las grandes marcas del mercado.
Los expositores fueron 467, encabezados por 129 franceses, 74 italianos, 62 británicos, 50 alemanes y 39 norteamericanos. De España acudieron 12 firmas: Andrés Sardá, Bijoux Indiscrets, Homers at Home, Intimo Moi (en Super Lord), J&C Jaycris, Janira, Massana, Punto Blanco, Secret Play, Selene, Selmark e Isabel Mora. También se podría anotar a Vanity Fair, inscrita por Francia, pero que en realidad es española, puesto que mantiene su sede social en Barcelona. Andrés Sardà, Janira y Punto Blanco eran stands de referencia para nuestra producción.
El salón tuvo conferencias y demostraciones varias, las presentaciones de tendencias y los habituales desfiles, a los que en esta ocasión se añadieron los especiales de Dancing Legs.
En contra de lo que se había temido, el comportamiento del mercado fue excelente. Los detallistas de lencería, en su conjunto, aumentaron un 14%; los franceses, un 21%; los italianos, un 19%; los belgas, un 8%; los saudíes… un 58% (sobre un precedente muy bajo, obviamente; es una anécdota). No se dieron cifras absolutas, pero se dijo que el total estaba compuesto por un 41% de franceses y un 59% de internacionales. Los cinco primeros países clientes fueron, después de Francia: Italia, Alemania, Reino Unido, Bélgica y España.
El premio «Diseñador del año» concedido por el salón Lingerie, dentro de la operación París Capital de la Creación, fue para el español Andrés Sardá.
Las materias: Interfilière. En cuanto al salón Interfilière, de tejidos y materias para la lencería y el baño, con recinto paralelo al de Lingerie en el mismo pabellón 1 del parque ferial, organizado como éste por Eurovet, la sociedad de eventos feriales de la Federación Francesa de la Malla, sus resultados han sido espectaculares.
Lo mejor es transcribir su propio informe:
“Los expositores son unánimes: apenas terminada la segunda jornada, era ya un balance muy positivo el que cada uno extraía de esta sesión particularmente animada. Nada de nieve, nada de huelga… el contexto parecía este año anunciador de un buen salón.
De hecho, ha sobrepasado nuestras esperanzas. Las largas discusiones de negocios llegaron al punto, los dos primeros días, de retrasar el cierre del salón. Son parámetros significativos para juzgar la frecuentación del salón y el ambiente de trabajo: stands que no se vaciaban, y un tiempo de presencia cada vez más largo. Constatación reveladora de las relaciones distendidas y del interés de las marcas por productos específicos, más técnicos y cualitativos. Arriba y abajo en la cadena textil, el mercado habla un mismo discurso: ser creativo, reactivo, exigente tanto en la calidad de los productos como en la de los servicios.
Si los fabricantes (de materias) lamentaban hace algunos meses una falta de audacia y una banalización de los surtidos por parte de algunas marcas de lencería, hoy todo el mundo está de acuerdo en decir que la oferta se está diferenciando».
El salón recibió a un 23% más de cadenas especializadas y a un 30% más de firmas de alta costura, clientes esenciales para este certamen. Hubo una estabilización en las visitas de marcas de lencería y baño. Los países en alza fueron Francia, Japón, Holanda, Bélgica, Corea del Sur y Letonia. Hubo un número importante de visitantes de Brasil y Colombia. Los cinco primeros contingentes, después del francés, fueron los de Italia, Reino Unido, Alemania, Bélgica y España, por este orden. El sector de bordados fue el más favorecido por el interés de la audiencia.
El premio «Diseñador del año» del salón Interfilière, dentro de la operación «París capital de la creación», fue para Thomas Meyer, presidente director general de Bischoff Textil AG, de Suiza. Por otra parte, en esta edición Interfilière hacía un homenaje al bordado.
Los expositores de Interfilière eran 149. Eran predominantes Francia, con 36; Italia, con 17; Alemania, con 15; Taiwán, con 12. De España había cinco participantes: Grobelastic, Grupo Moda Estilmar, Iebosa, Indesmalla y Ritex 2002; en relación con la edición anterior, faltaban Nylstar y Dogi.
[Publicado en TEXTIL EXPRES Suplemento 211 — febrero 2014 ].