Madagascar y Mauricio son dos islas africanas en el oceáno Índico, con semejanzas y diferencias. Ambas con capacidad de subcontratación en el mundo de la moda.
En el sector de la moda comienza a hablarse de África como la próxima gran plataforma de abastecimiento del textil y la confección mundial. Algunos países están invirtiendo con fuerza para convertirse en escenarios de subcontratación apropiados, particularmente en el África Oriental. Otros ya son fuentes consolidadas, no exentas de incertidumbre con respecto al futuro. Una primera aproximación desde Textil Exprés, sin embargo, ha optado por acercarse a una parte de África extra-continental, isleña, en pleno Índico. Esta es la primera parte de un reportaje sobre Mada y Mu, como los habitantes locales conocen a Madagascar y Mauricio.
Una colaboración especial de Yvonne Heinen-Foudeh.
Madagascar, conocida generalmente por los lugareños como «Mada», y Mauricio («Mu») son dos islas hermanas que no podrían ser más diferentes. Ambas se encuentran en el océano Índico, cerca de la costa sureste de África, y están separadas una de otra por sólo 800 millas náuticas (unos 1.500 km). Por un lado, Mauricio es pequeña (2.040 km2, incluyendo la isla vecina de Rodrigues) y económicamente próspera. Por otro lado, Madagascar, de más de 588.000 km2 (más grande que España, en torno a 506.000), cuenta con 5.000 km de playas paradisíacas en las regiones costeras, en su mayor parte poco desarrolladas. Sin embargo, ambas repúblicas independientes son paraísos naturales y han sido descubiertas por compradores, diseñadores y numerosos fabricantes de ropa inteligente como lugares de producción.
Madagascar: en pista de despegue. Con una renta per cápita de 1.333 dólares el país se sitúa hoy en la posición 33 de la lista de la ONU de los países más pobres del mundo, pero está en ciernes de alcanzar un desarrollo económico estable, gracias en gran medida a la reanudación de la ayuda internacional que ha permitido reiniciar algunos proyectos importantes, con objeto de corregir una infraestructura excepcionalmente débil. En febrero de 2016, el Banco Mundial le concedió una ayuda anual de 240 millones de dólares.
No obstante, la inversión de capital privado sigue estando muy contenida. Debido a los efectos de El Niño, la agricultura (75% del PIB) ha sufrido recientemente una sequía extrema: en 2015, la organización benéfica alemana Welthungerhilfe determinó la situación alimentaria en Madagascar como «muy seria».
Madagascar es un ejemplo del efecto destructivo que sobre los países en desarrollo puede tener la inestabilidad política y la pérdida de acuerdos en el tratamiento comercial favorable. La nación perdió importancia como opción de producción, por ejemplo, cuando en 2010 se retiró la importación libre de impuestos de productos en EEUU (los volúmenes de exportación de ropa a EEUU alcanzaron un pico de 323 millones de dólares en 2004).
Madagascar, que estuvo en vías de convertirse en el principal exportador de ropa a Europa y EEUU de la región subsahariana, sufrió un colapso seriamente exacerbado por la inquietud política en 2002 y 2009. Compradores internacionales de volumen como Eddie Bauer, Dockers, Gap, Levi’s, Li & Fung y Mast cerraron sus operaciones locales de compra y buscaron en otras direcciones. En 2014, las exportaciones de ropa a EEUU se redujeron a sólo 17 millones de dólares.
Tras la revisión en 2014 de la Ley estadounidense de Crecimiento y Oportunidades para África (AGOA, en su sigla inglesa), la situación ha cambiado a mejores condiciones comerciales, y esto afecta también a Madagascar. Además, el país está incluido en el «Eje de Comercio e Inversión del Este de África», establecido en 2013 por la USAID (la agencia estadounidense para el desarrollo internacional) como parte de la iniciativa «Trade Africa». El «hub» no sólo proporciona ayuda financiera, sino también proyectos locales prácticos que han resultado en una mayor competitividad en varias industrias y, por consiguiente, en la promoción del comercio bilateral con EEUU, así como del comercio entre los países participantes y en el mercado mundial. Esto llevó al presidente Hery Rajaonarimampianina, en su discurso de apertura en «Origin Africa» en Antananarivo en noviembre de 2016, a referirse a una «Tierra de Oportunidades».
Los augurios parecen favorables. Desde la elección del primer gobierno democrático en 2014, que también puso fin a la exclusión de Madagascar de la AGOA, se han creado cerca de 35.000 nuevos empleos. Con la reanudación de la AGOA, las exportaciones de ropa a EEUU de unas 90 plantas de producción aumentaron en 2015 un 160% anual de media, hasta 49 millones de dólares, y hasta unos 90 millones en los primeros nueve meses de 2016. En cuanto a exportaciones a Europa, Madagascar se benefició del programa EBA («Everything But Arms», todo excepto armas) bajo la protección del Esquema Generalizado de Preferencias (GSP, en su sigla inglesa). Esto permitió que las exportaciones de vestir a Europa aumentasen hasta 350 millones de dólares (336 millones de euros) en 2015.
El reconocimiento por parte del gobierno actual del potencial económico que la industria del vestir ofrece a esta república de 24 millones de habitantes queda ilustrado por el plan para construir una Ciudad Textil Malgache, que creará 200.000 nuevos empleos en los próximos cinco años, según las previsiones. También es un modo de abordar la deficiente red de carreteras y el escaso suministro energético de la isla, la cuarta más grande del mundo. Según el presidente del Consejo de Desarrollo Económico de Madagascar, Eric Robson, el plan es en gran parte una iniciativa de capital privado, a la que el gobierno aportará cien hectáreas de terreno. Los detalles sobre la ubicación exacta y la fecha de inicio de la construcción aún no se han anunciado.
Mauricio: en primera línea. Con un ingreso per cápita en el rango medio-alto según criterios del Banco Mundial, la pequeña Mauricio (en términos de área relativa) es uno de los países líderes de África. El Fondo Monetario Internacional pronostica un crecimiento del 3,9% en la economía mauriciana para 2016. Y la constante tendencia al alza tiene su origen en una exitosa transformación económica. Esta antigua nación agraria, que se concentraba en la producción de azúcar en bruto, ahora tiene una economía diversificada basada en cuatro pilares: agricultura, turismo, industria textil/vestir y servicios financieros.
No obstante, el tamaño pequeño del mercado y la ubicación de la isla limitan el crecimiento de la industria confeccionista. Además, en vista de la continua orientación de muchos clientes hacia fuentes de producción con menores salarios, a veces por debajo de la dignidad humana en relación con el coste de la vida, la industria en esta isla tendrá que ingeniárselas si quiere crecer más, dado que el salario del personal cualificado de costura se sitúa en unos 0,75 euros/hora (28 rupias mauricianas). Y esto pese al hecho de que la adhesión general a los niveles sociales y ambientales la ha hecho ganar creciente respeto entre las marcas de moda internacionales. En palabras del director general de Shivani Manufacturing, Subhas Ramchurn, «en Mauricio no somos proveedores de bajo coste, no competimos con Bangladesh o Camboya. En cambio, tenemos reputación de ofrecer fiabilidad en la entrega y niveles garantizados de calidad; incluso podemos manejar lotes pequeños de producción sin ninguna dificultad».
Las empresas de Mauricio, con cierto apoyo del gobierno, confían cada vez más en la innovación tecnológica para reducir los tiempos de ejecución y disminuir el consumo de energía. Por ejemplo, Firemount Group, que incluye FM Denim, invierte hoy en producción sostenible (Jasper Conran, Calvin Klein y Tommy Hilfiger son algunos de sus clientes). El presidente del consejo de la organización de promoción comercial Enterprise Mauritius, Amedee Darga, afirma que «durante más de cuatro décadas hemos desarrollado una industria cuya ambición no es competir internacionalmente sólo por precio ni batir a competidores con las ofertas más baratas posible, sino ofrecer calidad garantizada de alto nivel como proveedor de confianza que puede satisfacer demandas de abastecimiento de forma responsable y flexible».
Beneficiándose de exportaciones libres de impuestos a EEUU a través de la revivida AGOA, y a Europa bajo el Acuerdo de Cooperación Económica del Este y el Sur de África, las exportaciones mauricianas de ropa en 2015 ascendieron a 700 millones de dólares (55% del total de exportaciones), casi el doble de lo que, como hemos visto antes, logra la industria de Madagascar. No obstante, hay que destacar que las exportaciones de vestir a Reino Unido se sitúan hoy en unos 396 millones de dólares, cifra que se prevé disminuya en un 10% debido al Brexit.
Las 250 compañías de la isla actualmente suman unos 44.000 trabajadores. En una segunda entrega de nuestro informe describiremos con mayor detalle una compañía destacada del país.
[Publicado en TEXTIL EXPRES 229 - FEBRERO 2017 ].
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