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En algunos mercados importantes, la exportación italiana se estanca. Pitti, mientras tanto, se apoya en su celebridad.

El gran salón de la moda masculina de Florencia, Pitti Uomo, que transcurrió en la Fortezza da Basso del 13 al 16 de junio, para celebrar su edición número 92, y que con este motivo se autodenominó, más pomposo que nunca, «el salón de los elegantes del planeta», concentró en su recinto mágico a 30.000 visitantes, entre ellos 25.500 compradores, en un 33% extranjeros, ante los cuales comparecían 1.220 marcas expositoras, 540 llegadas del exterior, y 220 debutantes en esta gran fiesta ferial. Una edición que había sido bautizada de una forma resonante: «Boom Pitti Blooms».

Por primera vez el certamen estaba presidido por Claudio Marenzi, sucesor el pasado mes de marzo de Gaetano Marzotto, aunque siempre ambos apoyados en las facultades ejecutivas del director Raffaello Napoleone.

La inauguración tuvo su ceremonial en el Palazzo Vecchio. El subsecretario del Ministerio de Desarrollo Económico, Ivan Scalfarotto, hizo un llamamiento a la creatividad, la innovación y la investigación.

Marenzi recordó que la moda no es una actividad frívola, sino una industria que representa el 50% del excedente de la balanza comercial italiana y más del 40% de la producción de toda la moda europea. Pero el hecho de que la moda sea una cosa muy seria e importante no quiere decir, en modo alguno, que no sea divertida.

El territorio ferial era esta vez un fantasioso jardín. El creador de tendencias Sergio Colantuoni había imaginado un escenario de ensueño poblado por gigantescos ramilletes en una fiesta de color que al mismo tiempo se autotransformaba, queriendo dar al ambiente una expresividad constantemente distinta. Todo variaba de acuerdo con los sectores: Touch, moda ecléctica moderna; Unconventional, moda urbana creativa; Futuro Maschile, moda contemporánea; Make, artesanado de investigación.

Tan importantes como las colecciones (sin muestrarios no hay feria) eran, sin embargo, en muchos casos, los stands mismos, diseñados buscando una determinada expresividad. Tommy Hilfiger y PS by Paul Smith, tenían colecciones muy completas en stands muy grandes. Bagutta, por el contrario, presentaba una cápsula compuesta de once camisas para todas las ocasiones. Harmont & Blaine celebraba su 20º aniversario con uno de sus talismanes, el polo Vietri declinado en 400 variantes. El Pitti Uomo 92 era un salón de caprichos.

Había aportaciones internacionales muy novedosas o, si se quiere, muy caprichosas. Rossignol presentaba una colección capaz de demostrar que podía vestir al hombre confortablemente todos los días, diferente, durante los 365 días del año. El creador de zapatos Christian Louboutin, primerizo en la feria, aportaba un proyecto especial que asociaba el sport y el style. Acciones colectivas internacionales que deben ser mencionadas: la quincena de marcas norteamericanas asociadas bajo el lema Born in the USA; o la colaboración, que hacía sus debuts, de Australia con la moda florentina, mediante un acuerdo de la Woolmark y ocho jóvenes creadores, a la que ya hemos dedicado en Textil Exprés una interesante información antes del hecho ferial.

No faltaron las manifestaciones excéntricas, como el desfile del japonés Yoshio Kubo en la Stazione Leopolda, que evolucionó desde una apertura fuertemente dramática y misteriosa hasta un desenlace tecnológico y frío, con una docena de modelos plasmados en enormes triángulos metálicos. En cierto modo esto es extra-ferial.

Notables industriales italianos cargados de tradición contribuían a llenar de historia revivida el propio recinto de la Fortezza. Entre ellos Lanerossi, un gran nombre de la trayectoria secular lanera, que soplaba 200 bujías de recuerdos en una parte recuperada de esa historia propia con imágenes firmadas por Armando Testa, Adolfo Busi y Ugo Mulas.

Esto es la historia, el pasado. En otro brazo de la balanza está la actualidad. Que es cambiante. En el último año, 2016, las exportaciones textiles italianas bajaron un poco, en algunos de sus principales mercados: Francia, Holanda y Estados Unidos. Asia fue más dinámica, con un comportamiento especialmente satisfactorio de Hong Kong, Japón, China y Corea del Sur.

El Pitti Uomo ha superado ya con mucho la condición estricta de un hecho ferial. Lo hemos dicho hace algún tiempo. Y sin embargo debe seguir siendo una feria y, además, una buena feria. Para el comercio exterior italiano, es sobre todo una herramienta. Un aspecto del que, seguro, los propios italianos, exportadores natos, no se olvidarán.


[Publicado en TEXTIL EXPRES - REVISTA 231 - Junio-Julio 2017 ].

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