Le pidieron 400 libras por cinco metros y se escandalizó. Entonces, la impresión digital le abrió una alternativa diferente.
En el programa de charlas que acompañaba al salón C!Print de septiembre hubo una sesión dedicada a la «revolución a medida» que aporta la impresión textil, a cargo de Epson. Raúl Sanahuja, director de Comunicación de Epson Ibérica, explicó que la impresión digital sobre textiles está dando un vuelco a los planteamientos que rigen el sistema textil/moda desde hace algunas décadas. Frente a una confección textil muy globalizada, externalizada, deslocalizada, que implica el recurso a una mano de obra muy barata a costa de un peso elevado del transporte global (con alta huella de carbono, perniciosa para el calentamiento del planeta), otros procedimientos más locales son posibles, con las ventajas que abren de mayor sostenibilidad, reducción de tiempos de entrega y, sobre todo, individualización.
A la presentación en C!Print estuvo a punto de acudir el diseñador británico Richard Quinn, un creador muy joven, de 28 años, graduado en la academia de moda (o, mejor dicho, de artes) Central Saint Martins. Hizo prácticas en Dior y en Richard James Savile Row, y creó su propia firma en 2016. H&M le dio en 2017 un Design Award, y en febrero último la Reina de Inglaterra, Isabell II, le entregó el «Queen Elizabeth II Award for British Design», con ocasión de la London Fashion Week.
El creador tiene un taller en Packham, el Richard QuinnStudio. Apasionado de los estampados vivos, durante el proyecto de carrera quiso imprimir cinco metros de tela con sus diseños, y el estampador le pidió 400 libras por esa cantidad, lo que para él resultaba muy excesivo en aquella época de estudiante. Le dijeron, además, que tenía que desplazarse él mismo al taller del impresor y encargarse de la producción, y la entrega se demoró tres semanas. Fue en aquella época cuando encontró una solución con Epson para generar sus propias muestras, así que Richard Quinn adquirió una impresora de sublimación de la marca y, con ayuda de H&M, montó el estudio antes mencionado, en el que comparte recursos con otros diseñadores, y así todos tienen un control directo del producto.
Han confiado en Quinn el gran almacén Liberty London, que entre otras cosas es un gran mayorista de telas y a veces imprime sobre materiales raros como plata; Dover Street Market, un detallista multimarca que prácticamente le entregó una tienda para que modificase enteramente a su voluntad toda la decoración interior; Debenhams, que le ha pedido una colección exclusiva para presentar en el primer trimestre de 2019; y matchesfashion.com, detallista online de lujo. Está abriendo tiendas de su propia marca, y ha diseñado el vestuario de las bailarinas para una de las últimas giras de Lady Gaga.
Magí Besolí, director del negocio de impresión comercial e industrial en Epson Ibérica, explicó posteriormente a Textil Exprés que, si bien la historia de Richard Quinn con las impresoras Epson nació de la necesidad de imprimir unos pocos metros de tejido, estas máquinas se han diseñado para una producción industrial, y se dirigen a impresores tradicionales (estampadores) que quieren incorporar a sus equipos unas impresoras de alto rendimiento y gran fiabilidad. «Tenemos máquinas trabajando en dos o tres turnos, producción continua 24 horas. Se han diseñado para soportar altas cargas de trabajo, bobinas de papel de mucho metraje, hasta 500 m., con recogedor de máxima precisión». En algunos casos, en lo que se denomina «granjas de impresión», con cuatro unidades en paralelo. La idea es obtener la máxima flexibilidad: o acortar el plazo de entrega para un mismo pedido, en el que todas las impresoras trabajan a la vez; o diversificar la producción, para trabajar simultáneamente para varias marcas y pedidos.
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