En sus dos ediciones de 2011, de enero y julio, el salón barcelonés de moda urbana y contemporánea The Brandery mantuvo una dimensión estable de 145 marcas por convocatoria. Sin embargo, en enero de 2012 sólo contó con 80 participantes (60 españoles y 20 extranjeros); el recorte había sido duro. El pasado mes de julio, para la séptima edición del certamen, la cifra global mejoró un poco (hasta 92 firmas, 74 del país y 18 del exterior), lo que permitiría hablar de una ligera recuperación dentro del régimen de esperar y ver, a que se encuentran sometidos todos los certámenes de moda en Europa.
En esas circunstancias, los responsables del salón decidieron mantener la última fórmula aplicada el año anterior, de coexistencia entre un sector profesional muy sobrio y otro de público general con mayor animación, en el pabellón número 8 del recinto ferial de Montjuic, últimamente adoptado para acoger este certamen. Discurriendo del 13 al 15 del citado mes, entre la décima edición del 080 Barcelona Fashion y la segunda del Little Barcelona, de las que se habla en otros temas de este número.
De nuevo el salón invitó a más de un centenar de compradores, una decena de ellos con categoría Vip, destacando el Gruppo Coin, líder italiano en fashion retail, así como Iskoa, Fiorucci, Rico Sardelli o Group Baumanoir y, por supuesto, el número uno español en la especialidad, El Corte Inglés, para mantener reuniones de negocios previamente convenidas.
El interés de los expositores en esta área de público profesional es el de presentar sus colecciones a compradores potenciales de la cadena textil y, en lo posible, descubrir nuevas relaciones proveedor-cliente, un interés comercial muy directo. El espacio expositivo tenía muy buen aspecto. Había oferta de mucha calidad, tanto en diseño como en confección.
Se nota la aparición en la escena de nuevos confeccionistas, a veces procedentes de la modistería, que trabajan muy bien, con un producto realmente interesante, aunque moviéndose por el momento a una escala de negocio limitada. Se trata de personas de mediana edad, con experiencia empresarial anterior por cuenta ajena, dispuestas a reemprender un negocio de pequeñas colecciones. Pueden ser la base para el renacimiento del sector. Parece que hicieron buenos pedidos.
En cuanto a la presencia internacional, se dio el caso de un pequeño grupo de firmas francesas que venían exponiendo colectivamente y que esta vez optaron por un escenario exterior… en el cual quedaron absolutamente perdidas, en una institución que nadie identificaba ni localizaba, y en un espacio carente del mínimo glamour que la moda requiere.
Volviendo a The Brandery: con una perspectiva de trabajo diferente, los expositores del sector de gran público, que ya tienen una posición en el mercado interior, pueden estar interesados en aprovechar la oportunidad de presentar sus colecciones al consumidor final, transmitiéndole de una manera muy directa y próxima sus valores de marca y sus símbolos a través del desfile en pasarela abierta.
Unas treinta marcas explotaron esta posibilidad, destacando entre ellas Custo Barcelona (con sus dos marcas Custo Line y Custo Growing), Superdry, Replay, Ian Mosh, Slazenger y Veneno en la Piel (cuyo director creativo es el diseñador Toni Francesc). Y un colectivo de la asociación de creadores Ande. Más un variado programa de exposiciones (una dedicada a Barbie y la moda) y talleres.
El desfile de Custo Growing, por ejemplo, con una colección infantil muy vistosa, era posiblemente de mucho efecto para el público final. De todos modos, la actitud de algunas personas locas gritando escandalosamente a sus niños desfilantes, dando un espectáculo que competía con el de la propia pasarela, no contribuía mucho al decoro del certamen.
Este año se puso en acción un nuevo espacio, el Fashion & Arts, invitando a reflexionar sobre moda y arte. Allí, la Dj, blogger de moda y «fenómeno de masas» Miranda Makaroff (hija de Sergio Makaroff y Lydia Delgado) presentaba la exposición «face to face»; la diseñadora Bruna Sedó pintaba en directo murales con elementos de maquillaje¸ y el creador de los años ochenta Manuel Fernández presentaba una colección de veinte vestidos-lienzos con aportación de distintos pintores. También Custo incorporaba algunas ilustraciones originales seleccionadas entre las 30.000 de su archivo.
Por supuesto, la vertiente musical volvió a ser un aspecto básico en lo relativo a las relaciones entre el salón y el gran público. Los conciertos de The Human League, La Casa Azul y Mala Rodríguez marcaron los momentos culminantes.
La actividad de encuentros y conferencias (que el propio salón abrió con la difusión de un informe económico del sector) fue más sobria que en otras ediciones. Hay que destacar, empero, las charlas de BeCo sobre la moda sostenible, las disertaciones sobre las nuevas necesidades formativas en el mundo de la moda, y una importante presencia personal: la del diseñador italiano Elio Fiorucci, fundador de la firma de su nombre, que narró su propia trayectoria vital como creador y empresario, desde la década de los sesenta hasta hoy. Su estancia en Barcelona fue también motivo para que por primera vez participara en la pasarela del salón la colección «Love Therapy», la marca actual del diseñador (puesto que la firma histórica pertenece hoy día al grupo H&M).
En cuanto a la proyección del salón en la calle, se debe mencionar el concurso de escaparatismo en el que participaron 90 tiendas de Barcelona, otras ciudades catalanas y Madrid, y la exposición «Remakes: cuando el cine encontró a la moda» organizada en el Paseo de Gracia en colaboración con la revista «Marie Claire». Por otra parte, The Brandery patrocinó el encuentro de bloggers del día 13, titulado justamente «He Bloggs».
Un comunicado de la jornada final del certamen anticipaba la estimación de la audiencia en cerca de 12.000 visitantes profesionales del sector, calculando que la cifra total de asistentes podría ascender, cuando se tuvieran los últimos datos del público general, a 25.000 personas.
[Publicado en TEXTIL EXPRES Suplemento 202 — septiembre 2012 ].