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Y una de las ideas es volver a los orígenes... aunque el mercado se haya acostumbrado a tactos sutiles.

Los últimos años habían sido muy satisfactorios para el mercado del denim, que marcaba la avanzadilla de la moda y un futuro cada vez más prometedor.

Sin que nadie acierte bien a saber qué pasó, en pocos meses (desde el otoño para acá) el negocio ha dado, al parecer, un vuelco, aparentemente por volver a las esencias. Los datos del experto Jean-François Limantour demuestran que los proveedores del denim convencional han tomado el mando en un mercado que se ha vuelto esclavo del bajo precio, favoreciendo principalmente a los proveedores de tejido pakistaníes y bangladeshíes (44% del negocio mundial de los últimos meses), en detrimento de los de producción más sofisticada, con la sola excepción de Turquía.

Parece que un país dramáticamente perjudicado ha sido Marruecos, que acababa de hacer un gran esfuerzo de modernización tecnológica, y ha logrado (en la temporada que nos ocupa) una cuota de mercado, según Limantour, del 3% (fracaso que seguramente afecta a una sociedad española, Tavex, que actualmente se computa en las estadísticas marroquíes).

La demanda se ha volcado hacia el tejano histórico, el tejido elemental, muy recio, para todo trabajo, de algodón 100% sin fibras químicas, por tanto sin ninguna concesión a la elasticidad (ni, por tanto, a la versión femenina, a la coquetería), retrocediendo a la mitad de los años 60, cuando el presidente de la gran productora de fibras Du Pont de Nemours pactó con un modisto estelar del momento la incorporación de elastán a sus tejidos, iniciando una experiencia que se consolidaría.

El jean era el reino de una prenda rígida y sumamente resistente, en la que no se valoraba la elasticidad (y menos aún la ductilidad) sino la solidez y la resistencia. Al parecer, se piden ahora de nuevo telas rústicas y «non lavées». Habrá que ver cómo responde el usuario, últimamente acostumbrado al tacto suave del denim «desgastado», y algo distante del tejido recio.

El segmento de tejidos Premium, que había sido muy cultivado por los fabricantes de moda tejana en los últimos tiempos, creyendo haber llegado a un estadio superior de su tipo de negocio, implica un coste; y ahora el mercado se orienta al todo llevar y al estilo «vintage».

De todos modos, los turcos W Denim e Isko, la hispano-marroquí Tavex, las italianas Canepa e Italdenim, están ensayando ya tratamientos que concilien la rusticidad que ahora, inesperadamente, el mercado dice añorar, con la sutileza que ellos ya habían conseguido, y todo ello a un coste medio que sea tolerable para los apóstoles del todo llevar.

Y, en definitiva, no hay que desdeñar la tendencia, que estaba empezando a desarrollarse, del denim techno-workwear ultrarresistente, uno de los mercados parciales que, con diversas manifestaciones, todavía parece aceptar un plus de valor añadido.

El otoño que viene estará ya dominado, en la calle, por la fiebre purista de este invierno que acaba de pasar, porque las previsiones de tendencias tienen sus tiempos. Pero dentro de unos meses habrá que dar un nuevo repaso a la situación.

Entre tanto, en este mismo número se podrán ver algunas notas sobre las dos principales manifestaciones europeas que en esta primavera acaban de tener lugar, en Amsterdam y en París. Por su planteamiento, ambas se habían centrado en aspectos del negocio sumamente sofisticados y muy alejados de esa austeridad que parecería dibujarse ya en el entorno.

Quizá los organizadores querían anticiparse al fenómeno, o quizá no se lo creían del todo. La verdad es que ambos eventos habían sido planteados como escenarios de un mañana muy avanzado; en ningún caso, de una vuelta al ayer.


[Publicado en TEXTIL EXPRES - REVISTA 231 - Junio-Julio 2017 ].

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