Cinco gerentes en cinco años.
La marca de moda y cadena de tiendas Pimkie nació en 1971 en Lille, norte de Francia, considerada durante mucho tiempo la capital de la moda rápida y la producción en el denominado «circuito corto». También, la base económica de la agrupación familiar Mulliez, de origen textil pero a la que pertenecen, de un modo poco estructurado, grandes empresas, fundamentalmente de distribución, como los hipermercados Alcampo (Auchan), Kiabi, Decathlon, Leroy Merlin y otras muchas.
Pimkie se convirtió en la marca favorita de adolescentes francesas, de 15 a 20 años. En los años 80 se internacionalizó, para llegar a 80 países. No fue de las primeras en romper el esquema de las dos colecciones al año. No lo hizo, según se ha escrito ahora, hasta la pasada década.
Las cosas no marchan bien, actualmente. Y la responsable no es la Covid-19, sino que los problemas se arrastran de antes. A mediados de mayo el director general informó por videoconferencia a los trabajadores que los accionistas habían rechazado una propuesta de salvaguarda de empleo, en realidad un plan de reestructuración con cierre de tiendas y posiblemente recolocación de empleados y algunos despidos, pero que además quieren salirse de la propiedad, por lo que están buscando un comprador. Los salarios «están garantizados hasta diciembre».
La empresa ha tenido cinco gerentes en cinco años. En 2018 se cerraron 30 tiendas, con más de doscientos despidos. El actual d.g. propuso este año 2022 un «plan de reposicionamiento de marca» que habría contemplado, entre otras cosas, 70 cierres.
Desde fuera (y desde dentro de la empresa) no se individualizan con claridad las causas de los problemas. Se habla vagamente de una lentitud en la incorporación a la venta online. Y, también, de la pérdida de foco en cuanto a los clientes de la marca, con espíritus muy variables en las colecciones, lo que dificulta la identificación con un público-objetivo.
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