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La firma de Tenerife Moda trabaja actualmente calzado, pero aspira a crecer hace bolsos y complementos.
Hay dos cosas que nos han llamado la atención de la presente noticia: la mención a los orígenes del encuentro «Coterie» de Nueva York, y la calificación que la firma tinerfeña Kallú hace de sí misma o, mejor dicho, de su trabajo y su producto.
Comencemos por «Coterie». La nota que informa de la incorporación de Kallú a la misma nos proporciona la siguiente presentación:
«Lo que empezó en los años 80 como una reunión íntima de 25 marcas en el Hotel Plaza [de Nueva York] se convirtió rápidamente en algo más, algo más grande. Se convirtió en Coterie, el punto de encuentro de los talentos del sector que crean hoy el mañana. Con la selección y la conexión en su núcleo desde el principio, Coterie presenta ahora más de 1.000 marcas, dos veces al año, a una comunidad internacional de compradores, minoristas, expertos, personas influyentes, medios de comunicación y estilistas. Aquí es donde se establecen las relaciones, se marcan las tendencias y se producen los cambios más importantes de la industria».
Y sigamos por Kallú. La firma forma parte del colectivo Tenerife Moda, y dice destacar «por ser una marca de lujo silencioso de calidad, que ha comenzado con calzado pero continuará incorporando otros productos como bolsos y complementos». Y que expondrá en la próxima edición del certamen Coterie de Nueva York.
Y añade: «Con respecto al lujo silencioso, destaca el minimalismo, las prendas atemporales y la ausencia de emblemas, lo que hace que el producto, al ser fabricado para que perdure por un largo tiempo, sea un calzado sostenible que, junto con la ausencia de emblemas o elementos decorativos muy llamativos, ayuda también a reducir la huella de carbono. Asimismo, al ser fabricado y diseñado en España al 100%, es una empresa éticamente responsable en todas las cadenas de suministro y garantiza también que se cumplan los derechos sociales y laborales de los trabajadores».
En fin, esas son características que definen al «lujo silencioso», visto por Kallú.
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