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Tres asociaciones defienden el papel de las centrales de compra y servicios en la defensa de la economía y un modelo de sociedad.

Fue a finales de enero cuando el presidente de Francia, Emmanuel Macron, acosado por las protestas de los agricultores franceses, cargó contra las centrales de compra de grupos de distribución que se han implantado «en países vecinos, como España», para escapar a las restricciones de la normativa francesa, en algunos casos más rigurosa que la que adopta la UE. Aunque esto se refiere sobre todo a los productos de alimentación, la política de «echar balones fuera» ha optado por crear sospechas sobre las prácticas de las centrales de compra. Y, puesto que el malestar ciudadano, por unas causas o por otras, está prendiendo en numerosos países europeos, existe la tentación de buscar «cabezas de turco» fuera de las administraciones. De este modo se tiende a demonizar a los «sospechosos habituales», ya sean intermediarios en general, grandes distribuidores o, en el caso que nos ocupa, centrales de compra.

Quizá de manera preventiva, ya que desde este medio no hemos percibido un aumento significativo de «denuncias a las centrales de compra», no obstante estas han optado por anticiparse y hacer valer el importante papel que dichas centrales representan en la economía, así como los beneficios que aportan de cara a la continuidad del comercio de barrio y, a través de ello, entre otras cosas, a evitar un mayor despoblamiento de zonas rurales en regresión demográfica. Tres asociaciones, que representan al comercio en general (CEC), al de electrodomésticos (Fece) y a las centrales de compras y servicios (Anceco), han remitido a los medios el siguiente comunicado, que reproducimos literalmente (negritas por Market Visión):

«Ante las recientes críticas y preocupaciones expresadas en relación con las Centrales de Compra y Servicios (CCS), carentes, con excesiva frecuencia, de un conocimiento profundo de su composición, funcionamiento y estructura, nos dirigimos a la opinión pública para reivindicar el papel esencial que estas organizaciones desempeñan en la economía, las empresas y el conjunto de la sociedad española.

En el año 2019, la contribución de las más de 60.000 pymes españolas adheridas a las CCS fue de vital importancia, representando el 20% de la cifra de negocios del comercio, el 11% del PIB nacional, el 18% de la ocupación comercial y casi el 3% del empleo total en España. Para poner en perspectiva esta significativa contribución, es importante destacar que la aportación directa al PIB por parte de las CCS equivalió a 65,2 veces el presupuesto destinado por el gobierno para la PYME, 30 veces el de sanidad o 1,3 veces el de agricultura. Además, las empresas asociadas a las CCS también desempeñaron un papel crucial en la financiación de la Seguridad Social, representando el 13% de los costes patronales del comercio y el 2,5% de la recaudación total de la Seguridad Social. Por otra parte, su contribución por impuestos directos supuso el 5% de la recaudación total del Impuesto sobre Sociedades en el mismo año.

Las CCS son verdaderos motores de la actividad empresarial española, proporcionando el sustento a más de 60.000 pequeñas y medianas empresas al mejorar su gestión, reducir sus costes y aumentar su rentabilidad y productividad. Su existencia permite la presencia de comercios de proximidad en todo el territorio nacional, incluyendo municipios rurales y áreas urbanas. En provincias como Teruel, por ejemplo, donde el despoblamiento es una preocupación constante y que, junto con Soria, es una de las provincias más despobladas del sur de Europa, los comercios asociados a las CCS representan el 66% del comercio en zonas rurales, contribuyendo al desarrollo económico local, la fijación de población y la mejora de la calidad de vida en el hábitat rural. Además, en las áreas urbanas, el comercio asociado a las CCS se establece a lo largo del tejido urbano, en todos los barrios de nuestras ciudades y pueblos, dinamizando calles y aportando vitalidad y servicio a las comunidades locales.

En conclusión, instamos a reconocer y valorar el papel esencial que desempeñan las Centrales de Compra y Servicios (CCS) en la economía, las empresas y la sociedad en general, su contribución es vital para el sector comercial y tiene un impacto significativo en el bienestar y la prosperidad de toda la sociedad española».

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