Web Analytics

  • La sostenibilidad es un reto, al que no pueden darse respuestas simples: el año que viene ya tendremos una montaña de ropa usada recuperada, y nadie sabrá qué hacer con ella.
  • Hay que tener en cuenta los efectos colaterales. Los uniformes de la tripulación son unos pocos gramos del textil presente en el avión.

Euratex y otras cuatro asociaciones aprovecharon Techtextil para publicar un Manifiesto sobre economía circular.

Sostenibilidad. Todos nos llenamos la boca con la palabra. Pero en torno a ella hay mucha demagogia. Y también mucha confusión. La patronal europea Euratex está preocupada. Piensa cada vez más en términos de sostenibilidad, pero teme que sus esfuerzos y su voluntad de cooperación a mantener el planeta en condiciones sostenibles (no esquilmar recursos, y no llenarlo de desechos) queden opacados por la presión de una opinión pública manipulable.

No es sólo Euratex. El 15 de mayo, en Fráncfort (Techtextil) y en Copenhague (Cumbre de la Moda), cinco entidades que tienen la misma inquietud y que han firmado un manifiesto, dieron a conocer su postura. Son la Confederación Europea del Textil y el Vestir (Euratex), la Federación Internacional del Vestir (IAF), la organización de la Agenda Mundial de la Moda (GFA), la Federación Internacional del Vestir (IAF) y la Coalición por un Vestir Sostenible (SAC). Proclaman su interés prioritario en la economía circular y la sostenibilidad, pero al mismo tiempo reclaman a las autoridades europeas, y a las de ámbito nacional y local, poder colaborar con las mismas en la definición de políticas orientadas a diseñar el futuro de ese textil circular.

2019 es un año particularmente importante. En mayo se ha renovado el Parlamento Europeo mediante elecciones, y para el otoño está prevista una renovación en la Comisión Europea. Los órganos de gobierno de la UE (Parlamento y Comisión) viven una fortísima presión social para eliminar o reducir el impacto medioambiental de diversas industrias, entre las que el textil ha adquirido un protagonismo informativo casi alarmante, a causa de los residuos que generan la ropa invendida o desechada al final de su vida útil, así como la liberación de microfibras en el lavado de las prendas, o la huella ambiental del proceso productivo en sí mismo.

Tal como exponíamos en una noticia en el boletín quincenal Textil Exprés, la industria está muy motivada para afrontar esos desafíos, pero teme que los políticos, en decisiones apresuradas, impulsen regulaciones de difícil aplicación, que no resuelvan adecuadamente los problemas o incluso que generen otros. Por ello han suscrito y publicado un «Manifiesto para Entregar una Economía Circular en Textiles», en el que declaran estar «dispuestas y comprometidas a apoyar el viaje para co-desarrollar una visión europea para los textiles en una economía circular».

Es decir que quieren estar donde se tomen las decisiones. Y piden la adopción de «una metodología holística», es decir de conjunto, que no sólo contemple la recuperación y el reciclaje de desperdicios sino el diseño, los materiales, las infraestructuras, las cadenas de suministro y el conjunto del sistema de producción y distribución textil y del vestir.

Según dijeron los responsables de estas asociaciones en Techtextil, en Europa ya hay normativas locales de recuperación de ropa usada, pero, tal como están las cosas planteadas, para 2020 tendremos una auténtica montaña de textiles recuperados sobre la que nos sentaremos y probablemente no sabremos qué hacer con ellos.

Prever eso (qué hacer), contemplar los modos de reciclar los materiales, y que ello no suponga costes onerosos sino razonables, es importante, como lo es también garantizar que el producto regenerado pueda llegar al consumidor a precios no prohibitivos. Eso debiera contemplar subvenciones, exenciones fiscales, o incentivos a la circularidad. Y también se deben tener en cuenta las repercusiones de las medidas que se adopten, sobre los distintos campos, a veces de forma no planificada. Una determinada legislación sobre recuperación y reciclado de textiles de indumentaria puede tener efectos inesperados (y quizá imprevistos por el legislador) sobre otros textiles utilizados, por ejemplo, en la fabricación de los álabes de un motor a reacción. Porque la sostenibilidad acostumbra a pensar más en kilos que en unidades, y desde esa perspectiva en un avión el mayor peso de materiales textiles no es el de los uniformes de la tripulación.

A destacar: el 26 de junio habrá en Barcelona, con ocasión de la ITMA, otra reunión parecida, en la que se hablará del reciclaje de productos químicos de uso en el textil y de otros aspectos a desarrollar desde la misma mentalidad colaborativa con la sociedad y con las administraciones.

© TEXTIL EXPRES


Cron Job Starts