En las tendencias de este año apenas se ha informado de moda, pero sí de soluciones de sostenibilidad.
Heimtextil 23 nos brinda una oportunidad para reflexionar sobre algo tan interesante como sorprendente: el cambio de actitud y de foco en el área creativa de los textiles. Es una consecuencia de los tiempos, pero no deja de ser chocante.
Hace años (tantos que no podríamos recordar la fecha), las ferias de hilados y tejidos dejaron de ser una mera sucesión de stands de firmas que aspiran a vender su producto, para añadir áreas expositivas de propósito orientativo para visitantes. Esas zonas de información tenían (y tienen) un carácter doble, genérico y singular, siempre con objeto de que el comprador pudiese guiar mejor sus pasos entre las colecciones presentes en el salón.
Información, se entiende, de tendencias en moda. Eso era lo que buscaban los compradores. Los contenidos se agrupaban de modo temático, y la información genérica abordaba colores, materias, texturas y aspectos dentro de cada tema, mientras que la específica exhibía pequeñas muestras de los expositores del salón, que respondían a esos criterios temáticos de moda. «Esto es lo que va a llevarse, estos son los tejedores o hiladores que se lo ofrecen».
La estructura se mantiene, pero en Heimtextil 23 hemos visto una novedad... En realidad, una extrañeza. Que ha sido asumida con normalidad, de manera muy fluida, por los visitantes.
El área «Heimtextil Trends 23», que llevaba por lema el de «Textiles Matter» (los textiles importan), apenas informaba esta vez de colores, ni tampoco de aspectos, sino de las diferentes características de sostenibilidad o, más aún, de circularidad, asociadas a distintas propuestas. Esa línea informativa ya se había estrenado en 2020, pero de modo complementario al foro de tendencias en moda. Esta vez, por el contrario, las «tendencias», por así denominarlas, eran un compendio de propuestas de textiles para una economía circular, que casi suplantaban a la información de moda.
Es un enfoque comprensible dadas las exigencias que la sociedad y las autoridades plantean a la industria, de tal modo que esa es ya no solo su prioridad actual sino una preocupación obsesiva. Pero no deja de sorprender que un sector de moda se olvide, en la elaboración de tendencias, de la expresión estética, y anteponga un abanico de soluciones de sostenibilidad. Normalmente, este tipo de propuestas suelen estar (en Heimtextil, también) recogidas en un capítulo y una superficie individualizada. Pero este año, en lugar de ser complementarias al Foro de Tendencias (de moda) eran prácticamente sustitutivas.
Después de visitar Heimtextil, si alguien nos pregunta cuáles serán los colores, las texturas y los aspectos predominantes la próxima temporada en textiles para hogar y tapicería, no sabríamos qué decirles. Mejor dicho: la respuesta sería que lo que estará de moda es la sostenibilidad (algo que, en realidad, no será esta temporada próxima, sino todas las temporadas y todos los años, desde hace algún tiempo y hasta un horizonte de largo plazo).
Por cierto, desde el punto de vista estético, lo único que podía desprenderse, ocasionalmente, es que habrá aspectos «sucios» o heterogéneos, resultantes del proceso circular, que incluso se potenciarán para destacar esa condición.
Es como cuando usted compra un libro de papel reciclado, distinguible porque no es blanco sino grisáceo, y veteado de impurezas. Pues bien, esa será uno de los efectos (en realidad, minoritario) de la circularidad, sobre la moda en textiles de hogar y decoración.
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