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El monoproducto —afirman— está ya fuera de lugar. El denim diversifica sus aplicaciones.

 

En el breve espacio de dos días, 23 y 24 de mayo, París ha encajado, diez años después de su lanzamiento (lo cual ocurrió en 2009), una nueva edición de su feria de denim (llamada precisamente Denim Première Vision) que se ofrecía como renovadora a escala mundial en este sector. La tradición ferial parisina, especialmente notable en el ámbito de la moda (en el que dicha ciudad organiza tantas manifestaciones), ha sido sin embargo más bien fluctuante en lo que se refiere a esta rama concreta del vestir, la del jean, que siempre la ha resuelto un poco a contrapelo, y en continuo trance experimental. Ya lo era su extrema brevedad; pero también las demás circunstancias. Lo cual sigue siendo una constante. El escenario: esta vez el Parque Floral de París, en pleno corazón del Bosque de Vincennes. Y la secuencia que se anuncia: la edición siguiente será en Londres, igualmente breve (5 y 6 de diciembre próximo) y también sorprendente… aunque aún no se especifica por qué.

Guglielmo Olearo, que sucede en la dirección a Chantal Malingrey, y que por otra parte va a ser el director de todos los salones internacionales del grupo Première Vision, simplemente dice: «Queremos que esta próxima edición (la de diciembre), cuando llegue, sea vista y percibida como algo completamente distinto de todo lo precedente». Lo cual ya empezó a percibirse en la convocatoria de esta primavera. Las ferias del denim estaban hasta ahora todas pensadas en términos internos, para los «pure-players» del sector. Y ahora, por primera vez, empiezan a ser para todos los profesionales de la moda, de la especialidad que sean.

Olearo ha dicho que el monoproducto debe ser rebasado de una vez, y que el ejemplo lo da la última colección de la marca Diesel realizada en colaboración con Shayne Oliver, presentada en la Fashion Week de París, donde se ve con claridad que el denim se sumerge plenamente en la marea de la moda y que el monoproducto está ya fuera de lugar, lo que seguramente exigirá algún grado de adaptación mental por parte de los actores del cambio. Hay que encontrar formas expresivas para una prenda tejido azul que vaya más allá del pantalón de «workwear» o de «cow-boy». Es decir, hablando en español de películas del Oeste, no nos limitemos a unos tejanos o vaqueros (dos formas populares de decir lo mismo), o

-en una forma absolutamente genérica- unos jeans, porque el denim que hoy presentan los tejedores permite hacer mucho más.

En esta demostración del Parque Floral de París (que dentro del calendario general de primavera para el sector era la segunda de la temporada, precedida en febrero por la Kingpins de Amsterdam), había expositores italianos y turcos, destacados representantes de la oferta occidental, y también asiáticos con sus nuevos desarrollos de tejidos como especialistas que son en tratamientos de lavado y acabado (a veces, por cierto, con tecnología española), y también productores de accesorios. Acudieron 1.400 visitantes, internacionales en un 60%.

En cuanto a tendencias, el diseñador Lutz Huelle había recibido carta blanca de los organizadores para concebir cinco ilustraciones del denim contemporáneo, expresadas en «tailleur» o «sastre» (Impact Tailoring), en denim con carácter de moda asumido (Wild and Wooly Denim, «salvaje y lanoso»), en propuestas para gala (Evening Denim), en estilo tomado del deporte (Active Denim) o, en fin, del streetwear (Extroverted Street).

O sea, un despliegue de posibilidades, con la sarga azul como sujeto actor en todos los casos.

© TEXTIL EXPRES


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