El 86% de las falsificaciones del mundo proceden de China, y las leyes del país hacen difícil combatirlo.
El cambio de nivel que ha vivido China en los últimos tiempos, en todos los compartimentos de la vida económica, ha creado una nueva escala de valores para toda su actividad y toda su proyección en el mundo. En ella, China quiere ser un protagonista de primer nivel, tanto en el aspecto cuantitativo como en el cualitativo, pero respetando las normas de una ética internacionalmente admitida. Según las estimaciones aportadas por las autoridades de aquel país, basándose en los registros de sus propias aduanas, el 86% de los bienes falsificados en el mundo proviene actualmente de China, con un valor de 333.000 millones de euros anuales (curiosa cifra, con tantos «3», sin duda fruto de la conversión de moneda en cantidades redondas.
Para proteger sus productos, en el mercado más falsificador del mundo, las marcas recurren a diferentes acciones de defensa, sobre todo en el ámbito del lujo, que es el más expuesto a ese riesgo. El estudio llevado a cabo recientemente por los analistas de este fenómeno en el mundo ha establecido un Top 10 de las marcas más falsificadas, encabezadas por Guess, Armani y Chanel. Los datos se refieren a 2016, y suponen, en el caso de China, el 12,5% de las exportaciones del país en ese año. Por otra parte, el propio mercado chino evidenció en ese período una gran apetencia para el consumo de ese tipo de producto en el interior. Según Xiande Zhao, profesor de «gestión de la cadena de suministro» de la Escuela Internacional de Negocios China-Europa (situada en China), en el propio mercado nacional «muchos consumidores buscaban deliberadamente el producto falsificado porque querían obtener a un buen precio un producto que tenía todo el porte de ser de lujo». O sea, como todo el mundo hace aquí en el «top manta».
Reprimir la falsificación es en todo caso una tarea difícil y de resultado incierto. Las marcas de lujo se enfrentan al laxismo relativo de la legislación china en la materia. Por otra parte, las técnicas de copia han progresado tanto que algunas falsificaciones son imposibles de distinguir. Las ventas on line son igualmente de difícil seguimiento, ya sea a través de las redes sociales o en las grandes plataformas como Alibaba, aunque el gigante de la venta online ha formado un equipo especial para identificar las falsificaciones, y a los productores y distribuidores de las mismas.
Una advertencia para los propietarios de marcas occidentales que quieran introducirlas en el país a salvo de falsificaciones: en primer lugar registren su marca antes de ponerla en circulación en el mercado chino, pues la legislación del país sólo protege la propiedad intelectual de terceros a partir del momento en que su titularidad ha sido registrada dentro de China. Eso se presta a otro tipo de fraude, que pudiéramos llamar preventivo: hay hombres de negocios locales que registran a su nombre marcas extranjeras importantes que todavía no están siendo utilizadas en el interior de China, con lo cual bloquean el acceso, en un momento dado, de los propietarios internacionales de dichas marcas al mercado chino. Una conducta absolutamente deshonesta que, sin embargo, viene amparada por las leyes del país.
Publicado en TEXTIL EXPRES - Revista Número 238 - SEPTIEMBRE 2018
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