Web Analytics

Asepri
Daniel Marco, Vicente Mompó y Amadeo Folqués.

En la gran batalla Este-Oeste por la competitividad en el textil (y de manera particular en la confección, su vertiente específicamente manufacturera) que se ha venido librando en los últimos decenios, Europa Occidental ha llevado las de perder desde el principio. Algunos países de la franja norte del Mercado Común (Alemania, Holanda, Gran Bretaña) iniciaron ya la deslocalización a comienzos de los ochenta. Después de seis lustros, la confección no es allí más que un vago recuerdo, sin ninguna estructura material ni arraigo social. En la Europa latina (Francia, Italia, España, Portugal) el proceso fue más tardío, pero la llegada de China al escenario mundial en 2004 dictó la última sentencia. Sin embargo, la confección es todavía lo bastante reciente como para suscitar alguna remembranza.

Y así, en los últimos tiempos asistimos a un tímido debate de sentido inverso, porque las circunstancias de competitividad han cambiado. A mediados de 2012, recogiendo este atisbo de nuevo sentir social, la consultora Trigon Diligence realizó un estudio en el que demostraba que la producción de prendas de segmento alto sería ahora más barata en Gran Bretaña que en China, Bangladesh o la India, por el aumento de costes de fabricación y de logística que se ha ido produciendo en aquella parte del mundo. Por otro lado, ante la velocidad que ha adquirido la rotación de la demanda en los circuitos de distribución de las grandes cadenas, la agilidad de transporte desde las fuentes de aprovisionamiento lejanas es insuficiente. Las prendas de venta por impacto, muy perecederas, no pueden responder a la agilidad de la demanda por la lentitud de la reposición.

Esta cuestión fue ya motivo de noticia en el boletín quincenal número 599 de Textil Exprés, en noviembre último, cuando se supo que el Secretario de Estado de Comercio del Reino Unido, Vince Cable, conocedor del trabajo de Trigon Diligence, había elaborado un plan para impulsar la aparición de una nueva industria textil en su país, que podría generar alrededor de 200.000 puestos de trabajo en los próximos cinco años (aunque sin duda requeriría una vigorosa política de inversiones públicas para ponerlo en marcha).

Se citaba como factor alentador el hecho de que el consejero delegado de Marks & Spencer, Sir Stuart Rose, diera su beneplácito, sin que nadie recordara, por otro lado, que fue precisamente esta compañía (junto con otras de la gran distribución de moda) la principal causante de la desertización del sector confeccionista británico al emigrar en busca de proveedores de coste más bajo (ínfimo, para ser exactos).

En España, el tema de una presunta tendencia al retorno de la producción hacia Europa se había puesto ya de actualidad a comienzos del 2012, cuando el presidente de la patronal confeccionista Fedecón, Ángel Asensio, empezó a utilizarlo como un argumento de esperanza en la recuperación sectorial.

El propio Asensio lo había incluido en unas declaraciones a Textil Exprés hechas con motivo de la aparición de su Suplemento número 200, en abril, en las que decía que «un 15% de lo que ha salido hacia Asia está volviendo a España y su periferia»; afirmación que, citando desde luego como fuente al propio Asensio, repitió en noviembre, ante la Asamblea de la patronal algodonera Aitpa, en Barcelona, el conferenciante de la jornada, Jordi Goula.

Hay que matizar, sin embargo, que la afirmación de Asensio tiene un componente de desiderátum, lo que se querría que fuese. El director del Cityc (Centro de Información Textil y de la Confección), Víctor Fabregat, aclaró a Textil Exprés que lo del 15% no es «lo que está volviendo», sino lo que se supone que podría llegar a volver, además de que el supuesto retorno pudiera estar realizándose ya mayoritariamente a Marruecos o Portugal, y no precisamente a nuestro país (cuestión que también se abordaba en el Editorial del Suplemento número 204 de Textil Exprés, dedicado a temas de reindustrialización y competitividad, en diciembre).

Hay a este respecto unos condicionamientos de estructura industrial muy importantes, que también se mencionaban en el citado Editorial, y que han sido invocados asimismo en otras declaraciones, recientemente, por otro operador del sector bien informado: el presidente de Logisfashion, Juan Manuel Manzanedo. En su opinión, el retorno de esa producción a España es ahora absolutamente inviable, porque en nuestro país la deslocalización de la producción en la década anterior supuso el desguace absoluto del equipamiento productivo existente (para su achatarramiento, o para su reventa a países como Laos o Vietnam), por lo que ahora habría que replantearse una reindustrialización a partir de cero, que no es imaginable; mientras que la recuperación de la producción tiene sentido en Portugal (de hecho ya está teniendo lugar, y en Textil Exprés lo hemos citado varias veces), porque allí no se produjo el desmantelamiento: las fábricas paradas estaban cerradas pero no fueron destruidas, de modo que pueden activarse inmediatamente (quizá, en todo caso, aprovechando la ocasión para efectuar alguna mejora técnica puntual).

 

Y la sorpresa de Asepri: un ejemplo inesperado de reindustrialización, como su aventura particular. Toda esta exposición que acabamos de hacer es como una puesta en situación, para pasar a hablar de un caso de reindustrialización absolutamente sorprendente, por lo singular, que se está poniendo en marcha en nuestro país.

El presidente de Asepri (la Asociación Española de Productos para la Infancia, con sede en Valencia), Vicente Mompó, que cada seis meses da una conferencia de prensa en el marco de la jornada social que dicha entidad organiza en la feria Fimi, había dado en julio de 2012 una primicia informativa que entonces tenía más de futurible que de realidad, y ahora, en enero de 2013, ha empezado a tomar cuerpo.

Se trata de «una apuesta de Asepri» (involucrando tanto al sector de la moda como al de la puericultura) «por la industrialización del sector para recuperar el tejido industrial en España», mediante la cual prevé poner en marcha a finales del 2013 una planta productiva multiempresa de confección infantil y canastilla, cuyo proyecto técnico se está terminando de perfilar y valorar (se cree que costará medio millón de euros)

Esta planta estará dotada con las innovaciones necesarias para manufacturar productos de máxima calidad y con la garantía de ser productos diseñados y fabricados en España. A efectos de gestión será una entidad sin ánimo de lucro, y por tanto trabajará al coste para las empresas involucradas en el proyecto (por eso se la llama una fábrica multiempresa), que actualmente son ocho.

El proyecto será presentado también a los colegas europeos. Mompó tiene una posición adecuada para hacerlo, puesto que, además de presidir Asepri (donde acaba de ser reelegido) es vicepresidente de la patronal europea del sector.

La planta valenciana empezará a trabajar a finales de este año. Existe la idea de ir montando otras unidades de producción en distintas Comunidades, quizá empezando por Galicia.

El proyecto se lleva a cabo en colaboración con el Ministerio de Industria, aunque no se ha especificado en qué consiste esa colaboración.


[Publicado en TEXTIL EXPRES Suplemento 205 — febrero 2013 ].


Cron Job Starts