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Saint Laurent y Bergé se enamoraron de la ciudad y la convirtieron en su residencia alternativa a París.

Para cualquier persona vinculada, por la razón que sea, al mundo de la moda, la visita a Marrakech tiene que comportar, inevitablemente, la evocación de Yves Saint Laurent, que estuvo tan unido a ella en su vida y en su obra, y que dejó su impronta en el urbanismo mismo de la ciudad, presente en ella todavía después de su muerte.

Para los visitantes de «Maroc in Mode», este año, esa evocación era más fuerte que nunca, puesto que la feria tenía lugar pocos días después de que se hubiera inaugurado en la ciudad el último Museo dedicado a la obra y memoria del diseñador.

Yves Saint Laurent, y el financiero francés Pierre Bergé, que sería durante gran parte de su vida compañero sentimental del modisto y su patrocinador y gran empresario, llegaron a Marrakech por primera vez en 1946, y se enamoraron de la ciudad inmediatamente. Vivieron alternativamente en ella y en París, y contribuyeron a aumentar el esplendor y el encanto de sus jardines y sus mansiones. Su propia casa del jardín Majorelle, conocida como Villa Oasis, es una joya dejada a la ciudad. Cuando Saint-Laurent falleció, en 2008, sus cenizas fueron esparcidas en las rosaledas de la mansión.

El que había sido su compañero, y que ha seguido siendo el patrocinador de la firma Yves-Saint Laurent, y guardián de su memoria, había dirigido últimamente la construcción de dos museos que llevarían el nombre del modisto, uno en París, en su sede histórica de la avenida Marceau, que fue inaugurado el 3 de octubre coincidiendo con la Semana de la Moda, y otro en Marrakech dos semanas más tarde.

Bergé había hecho la presentación de ambos proyectos en París el día 8 de septiembre, junto con su actual compañero sentimental, el paisajista norteamericano Madison Cox, pero falleció inesperadamente pocos días después, y no pudo estar presente en las respectivas inauguraciones.

Situado en el mismo sector urbano que el jardín Majorelle y la Villa Oasis, el museo de Marrakech consta de una sala permanente en la que se irán exponiendo de manera sucesiva trajes de alta costura del modisto que hicieron historia (de algunas de sus creaciones se dijo que cambiaban el rumbo de la alta costura, aunque él afirmó alguna vez que un buen vestido equivalía a toda una vida). El vestido Mondrian, su obra más célebre, abre la colección. Hay además una sala de exposiciones temporales, una excelente librería, un magnífico auditorio y una biblioteca que ha sido ya calificada como de altísimo interés para investigadores y estudiosos de la moda, del diseño y también del arte marroquí y bereber.


[Publicado en TEXTIL EXPRES - Revista Número 234 - Diciembre 2017 - ].

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