Según un estudio publicado en octubre último por el Cotton Incorporated, entidad que representa a la industria algodonera norteamericana, la demanda mundial de denim debería crecer, desde el recién transcurrido ejercicio de 2014 hasta el año 2018, a un ritmo medio anual del 5%, y el consumo mundial de prendas de denim, en valor, debería pasar de 45.000 a 55.000 millones de euros.
En esta previsión se ha basado básicamente Messe Frankfurt para introducir en su panoplia de ferias textiles en China una especializada en el mundo del tejano, en el que, por otra parte, China misma se ha convertido en un actor de primer orden.
Conviene sin embargo no caer en errores de estimación. El consumo de jeans en el mercado norteamericano, que siempre se considera un indicador fundamental de la marcha de este negocio, aunque ha tenido dos momentos culminantes en 2005 y 2009, ha retrocedido en los últimos ejercicios, hasta caer por debajo de la barra de los 500 millones de unidades, aunque no ha ocasionado un declive de la demanda total del tejido denim porque, al mismo tiempo, en los años 2012 y 2013 subieron las ventas de vestidos y de prendas de sport ajenas al jean (tanto en el mercado del hombre como en el de la mujer). Y el Cotton Incorporated espera que este mismo movimiento alcista de la demanda que pudiéramos llamar de «autre que jean» va a hacerse sentir en Europa desde el 2015 y, especialmente, en el 2016.
La «tela azul» se hará, por otra parte, más técnica y más sofisticada. Y, en opinión de los estrategas de Hennes & Mauritz, es ahora utilizada por todo el mundo en todos los segmentos del mercado y en una infinita variedad de productos más allá del universo del pantalón, abarcando desde la chaqueta a la camisa.
Dentro de esta evolución del uso del denim, y por lo que se refiere a la incidencia de la tecnología (tal como la aparición de nuevos lavados altamente sofisticados), el sector evoluciona a favor de las empresas que cultivan el nivel alto de gama en un universo de multiproductos.
A este respecto hay un principio clave: asociar moda y funcionalidad. El movimiento de la productora de fibras Invista, lanzando en el reciente Denim By de Barcelona su nueva versión de materias Cordura Denim, que supone una emigración desde la lencería y el baño hacia la prenda exterior, contribuye a esa apertura de oportunidades (aunque implique una intromisión de materias exóticas en un sector como el jean, genuinamente algodonero en el sentir general).
Un reforzamiento de la asociación entre el concepto de elasticidad propio de la lencería y el de cierta rudeza inherente al tejano incrementará las expectativas de mercado para los productos de denim en el mundo femenino, en el que los actores de este negocio tienen muchas esperanzas. La Lycra Beauty supone un paso al frente importante.
Por otra parte, la asociación de materias más allá del algodón ha hecho también otros ensayos: por ejemplo, la emergencia en la escena de las mezclas con poliéster. Este es, con todo, un terreno que tiene sus riesgos, porque quizá la ampliación demasiado atrevida de las posibilidades funcionales acabe desnaturalizando la esencia del negocio.
En cualquier caso, España misma tiene actores del sector, como Textil Santanderina o Tejidos Royo, o un especialista de la experimentación técnica como Jeanología, capaces de emitir criterio sobre esta deriva en lo que se refiere a la mixtificación experimental de materias primas. De la cual probablemente se verán nuevos ensayos, ahora que se abrió la veda, en las Denim By futuras.
[Publicado en TEXTIL EXPRES Suplemento 217 — febrero 2015 ].