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La feria de textiles para el hogar de Fráncfort dejó un balance final satisfactorio, a despecho de las dificultades que experimentaron los viajeros para moverse por Alemania. El cambio de disposición produjo percepciones nuevas, que requieren un período de adaptación.

Detlef Braun, miembro del Consejo Ejecutivo de Messe Frankfurt, era hace veinte años director general de esa institución, en un momento en que, tras la crisis de la que fuese gran feria europea de tejidos para el vestir, Interstoff, y ante las dificultades para que despegase la alternativa denominada, precisamente, «despegue» (TakeOff), la organización estuvo considerando muy seriamente abandonar la rama de actividad de ferias textiles. No lo hizo, y hoy Messe Frankfurt es el mayor organizador mundial de ferias textiles, contando todas sus modalidades en los distintos países. Así lo recordó este año 2019 ante la prensa, en la Heimtextil, celebrada a comienzos de enero.

¿Recuerdan que el año pasado les decíamos que Heimtextil llevaba ocho años creciendo sin parar? Pues bien, ya son nueve. Al menos en cuanto a cifra de expositores. Recordemos que en 2017 fueron 2.949. Y, en 2018, 2.975. Veintiséis más, que acercaban el total al listón de los 3.000. Otro éxito más: en esta edición última, de enero de 2019 (del 8 al 11), la cifra ha aumentado en medio centenar y ha superado limpiamente ese listón: 3.025 expositores de 65 países.

De ellos, 123 de España según una búsqueda directa por país en el catálogo electrónico, aunque en el listado de países figuraban 125. En todo caso, casi una decena más que los 115 del año anterior.

Como se sabe, en la oferta de Heimtextil el país más numeroso es China, con 559 firmas (también en crecimiento), a las que deben añadirse 36 de HongKong, que también es China aunque con un régimen especial; seguido por India (394, repitiendo cifra), Alemania como país anfitrión (301, en descenso, quince menos que el año anterior), Turquía (290, casi treinta más), y Paquistán (222, seis más).

Sólo hay otros dos países que superen el centenar: Italia, con 185 (dos más), y España con los mencionados 125 en el listado que nos sirve para esta comparación. Por detrás, empatados a 82, Reino Unido (cinco menos) y Portugal (uno menos).

El récord de expositores (el mayor número en quince años) no se vio correspondido con un récord de visitantes, sin embargo. Este dato se redujo en poco menos de un 2%, bajando de 68.584 a 67.500, en parte a causa de tormentas en la región alpina que dificultaron los viajes en automóvil, y también huelgas aeroportuarias en Alemania (afortunadamente no en Fráncfort, al menos esos días, pero sí en Düsseldorf, Colonia, Stuttgart y Berlín). De hecho las impresiones sobre el terreno apuntaban a una reducción de visitas de compradores alemanes, aunque sobre esto no disponemos de estadísticas. En cambio, buena afluencia de profesionales de Europa del Este y asiáticos.

En conjunto, una actividad razonablemente buena, e incluso muy buena, en los días centrales del salón, aunque el estreno en la primera jornada resultase un tanto débil.

Tenía razón Olaf Schmidt, responsable de salones textiles en Messe Frankfurt, cuando dijo que la organización ferial había convertido la necesidad de desplazar sectores de exposición para liberar pabellones que precisaban obras de reforma (todo un desafío, del que informamos extensamente en Textil Exprés en el otoño) en una oportunidad: la de crear una nueva estructura dispositiva y, casi, un auténtico nuevo salón. Y en parte así ha sido.

El movimiento de stands, que ha afectado sobre todo al sector de la cama (los expositores más comerciales, al 11, y los de marca llevados del 11 al novísimo pabellón 12), y a diseñadores, ha dejado más clara que nunca la composición de la gran oferta. Y ello gracias a lo que, en contrapartida, puede considerarse menos cómodo: la separación física de las áreas, en dos núcleos de pabellones.

De este modo se hace más evidente lo que a veces nos explicaban: que el sector al que Heimtextil sirve de plataforma comprendía dos grandes grupos de textiles, uno para el hogar (home) y otro para la casa (house). A nosotros puede parecernos sutil, pero existe una diferencia. Los primeros forman parte de lo que envuelve al nido y proporciona confort; muy evidentemente, los textiles para la cama. Los segundos son los que visten a la propia vivienda, es decir que la decoran; ejemplo muy claro, los textiles para revestimiento de paredes y la tapicería en general.

Grosso modo, esas son las dos áreas hoy más separadas entre sí... si uno tomaba (paradójicamente) la vía de atajo; es decir, sin hacer el recorrido completo de la «Via Mobile» tradicional, la cinta rodante que resigue, pegada a las fachadas, el trazado íntegro de los pabellones. Ahora hay una unión directa del 8 al novísimo 12, en diagonal, sin necesidad de pasar junto al 9 ni atravesar el 11. Y, si por alguna razón precisas acortar rutas, es práctico y además resulta bueno, porque aporta una personalidad más nítida a los núcleos de oferta; pero también reduce, a quien opta por ese camino, la percepción de «masa expositiva», pues no es lo mismo una feria muy grande que dos grandes ferias comunicadas por un paso tan largo como amplio.

Las nuevas edificaciones tienen aspecto, además, de terminal moderna de aeropuerto. Las galerías que los intercomunican pueden dar una sensación de soledad: que los compradores se aprieten entre sí al caminar por un pasillo estrecho es incómodo, pero genera una imagen mayor de afluencia de visitantes, que si el mismo número se reparte por una superficie muy amplia… con lo que parecen menos.

La reubicación de pabellones tiene también sus efectos psicológicos. Un expositor que solía estar en el 8, y que ha sido trasladado al 11, nos explicaba que en el 8 su stand era más pequeño pero parecía mayor, mientras que en el 11, donde ha aumentado metros, parece más compacto; es una cuestión —nos dijo— de alturas de stands y techos. Por otro lado, la primera planta del 11 estaba reservada antes a marcas de prestigio, por lo que no tenía relevancia si los compradores no parecían muchos, porque eran los importantes y los que hacían pedidos valiosos; estas marcas se han movido al 12; pero a las que han llegado al 11 desde el 8 les gustaba una sensación de más público pululando. Es lo que tiene la hechura de los pabellones: modifica la percepción de las cosas.

Del mismo modo, el sector de diseño (creadores que venden sus dibujos para estampación) producía una buena imagen de mercado de la creación cuando estaba en la planta superior del 4, con techos bajos y bien iluminados; últimamente se había trasladado a la planta suelo del 6 (comprobar); y ahora se ha movido al bajo del 3, que se caracteriza por un techo alto del que cuelgan luces muy altas. El resultado, en un hall al que no se ha puesto moqueta (afortunadamente, pues ese aditamento agota los pies de los visitantes), ni se montaron stands con derroche de luz, es de aspecto de nave industrial oscura, en cuyo suelo negro se despliega una multitud de stands como enorme archipiélago de luces bajas. Tiene su encanto puesto que hablamos de diseño, y a la gente creativa contemporánea le gusta un cierto espíritu «destroyer», aunque en materia de hogar suele primar una acogedora calidez.

En fin, todas estas cosas forman parte de los cambios de apariencia y de percepción que genera la nueva estructura, y que pueden producir un leve desconcierto hasta que te acostumbras. En realidad, es sencillamente un nuevo concepto de salón, sobre todo orientado a que el visitante encuentre mejor su oferta, con perfiles más definidos en áreas mejor identificadas. Y eso es lo verdaderamente importante: seducir y complacer a los compradores, pues de ellos depende que las ferias sean exitosas. Y ese resultado sí que parece haberse conseguido

En el próximo número de Textil Exprés ofreceremos información complementaria, que también puede consultarse online en textilexpres.com. Por lo demás, cabe anticipar que Heimtextil ya tiene fechas para el año próximo: Será del 7 al 10 de enero de 2020. Y tendrá un significado especial, pues podrá conmemorar las 50 ediciones de existencia.

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