De los distintos retos que preocupaban a los organizadores, el de los chalecos amarillos era el más inquietante.
El salón parisino de moda exterior (eminentemente femenina) Who’s Next, que sigue siendo referente de la moda comercial para la Europa del mediodía (y con difusión internacional a otras partes del continente y del mundo), había anunciado cambios para la reciente edición de enero, que debidamente expusimos en números anteriores de Textil Exprés. Como resumen: abandono de la dicotomía Who’s Next – Première Classe (que en la práctica era más una dualidad de nombre que una suma clara de identidades), concentrándose en la primera, mientras que Première Classe se reorientaba a las ferias del grupo WSN más orientadas al mercado interior (Tuileries, en convocatoria de intertemporada); y aumento de la transversalidad, con mayor dispersión de los accesorios en medio de la oferta de las áreas de moda textil.
El desafío de la reducción de nombre no era muy elevado: resultaba fácil de comprender, y en cierto modo ayudaba a clarificar el paisaje. El de la transversalidad es siempre un reto de doble filo, pero tampoco del todo nuevo: ya hace varias ediciones que se declara el propósito de acentuar la multioferta de moda, y en algunas áreas del recinto ese ambiente mixto ya es patente desde hace tiempo. Es, por otro lado, cosa deseada por ciertos expositores; necesaria para los organizadores ante los derroteros que está transitando el sector de la indumentaria —o amplías perímetro o te quedas con los restos de una industria antaño potente—; pero siempre desdibujadora de perfiles, con el riesgo permanente de rozar el aspecto de bazar.
En todo caso, para la última edición de Who’s Next, celebrada del 18 al 21 de enero, ese no era el mayor desafío, sino el bajo tono de la economía francesa a causa del malestar social-populista plasmado en el movimiento de los «gilets jaunes» o chalecos amarillos, que comenzó por un rechazo al impuesto «ecológico» al diesel (o, mejor dicho, al gasóleo), y derivó en una protesta de amplio espectro y pobre concreción, mucho ruido en la calle y algunos incidentes de gravedad, así como una duración excesiva, semana tras semana, a lo largo de meses.
Se temía que ello también desanimase, por añadidura, a compradores llegados de fuera, pues se sospechaba que la imagen de tumultos transmitida por los informativos podría invitar a los forasteros a quedarse en su país.
Semejante reto era compartido por todos los salones y eventos de moda que tuvieron lugar en enero. Y, quizá por esa razón, algunos incluso recortaron su promoción de marketing, quizá interpretando que no merecía la pena invertir demasiado si las expectativas de retorno eran bajas.
En el recinto de exposiciones de la Puerta de Versalles se celebraron tres eventos a la par: Who’s Next, Lingerie Paris (el salón internacional de la moda íntima), y Bijorhca (bisutería y joyería). Sólo el tercero mantuvo el nivel de audiencia, aunque el tono de negocio fue menor. Who’s Next, en el que participaba un millar de marcas, notó un descenso del 4,5% en la asistencia de visitantes. Lingerie fue la más castigada, con una caída del 10%. También fue la que respiró un ambiente más triste. Fallaron marcas, algunas de renombre, ya fuese por cambio de política ferial, ya por hallarse en concurso de acreedores o bajo estrecheces económicas. Mucho se habló de los problemas de liquidez de un corsetero francés importante.
Por el contrario, en Who’s Next el ambiente fue relativamente optimista, quizá porque se esperaba que el desastre hubiera sido mayor. Por otro lado, el descenso mencionado de visitantes es por comparación con un enero de 2018 en el que la audiencia aumentó, así que puede pensarse que el salón ha regresado a niveles normales, o a la velocidad de crucero de cuando el mercado no derrocha entusiasmo.
A la alegría puede haber contribuido el ambiente festivo de los organizadores, que tenían algo importante que conmemorar. Ya lo habíamos anticipado en diciembre: Who’s Next iba a celebrar su 25º aniversario. Con tal ocasión, en la primera jornada hubo una «gala» con desfile, música y baile, que congregó a una auténtica muchedumbre: unas 3.000 personas.
La próxima edición ya está convocada, para el segundo fin de semana de septiembre: del 6 al 9.
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