Curioso: Algunas boutiques llegaban al salón con un presupuesto de compra cerrado.
La entrada al salón por el pabellón 12 producía una agradable impresión, con una moqueta de colorido muy alegre, y un producto de calidad en los stands, incluida la presencia de caballero, aunque era poco representativa. Resultaba complicado discernir cuál era la oferta dirigida a moda pronta y cuál la de la próxima temporada.
Se podían distinguir enseguida, por la distribución espontánea de la corriente de tráfico, los stands más atractivos para las boutiques, aunque era más difícil comprobar si se hacía negocio o no. Una afirmación muy generalizada: «han subido los precios». Pero el visitante de este año era de calidad, y por tanto un comprador potencial mejor que en otras ediciones recientes, y más acorde con el mundo de la moda (ya se apreciaba a simple vista, por la forma de vestir).
En general, los comerciantes lamentan que se hable tanto, en los eventos del propio marco ferial, de la moda online, puesto que es hacerse competencia a sí mismos. Es muy difícil abordar con acierto este asunto, ya que la realidad, de todas formas, háblese de ella o no, está ahí.
Lo cierto es que muchas boutiques se declaran desilusionadas, y están sólo pasando el tiempo necesario para su propia transición. Ayuda a esta desilusión el comprobar cómo el nuevo usuario no sabe nada de un buen tejido, de una buena confección, de un buen servicio, ni le importa. Para muchos profesionales de la distribución, ver la forma de vestir que se ha generalizado en la calle es desmoralizador. Sin embargo… el sábado las cosas habían mejorado, no en la calle sino en la feria, y la mayoría de los stands estaban trabajando!
En la negociación comercial se observó un fenómeno que no era habitual: la boutique llegaba con un presupuesto de compra fijo, iba eligiendo prendas para componer el pedido y, en cierto momento, preguntaba «¿a cuánto me sube esto?». Y, si pasaba de cierta cifra, empezaba a quitar prendas hasta situarse en el umbral que mentalmente ya se había establecido.
Lo más curioso es que esta práctica, al expositor confeccionista, le resulta tranquilizadora, porque quiere decir que ese cliente no es un irresponsable, va a pagar. Pues el mayor problema de este negocio actualmente no es cuánto venderás, sino cómo y cuándo cobrarás lo vendido.
Reflexiones tras asistir a la mesa redonda sobre moda sostenible.
Los protagonistas del sector de la moda son conscientes de que su industria es una de las más contaminantes del planeta, y emociona comprobar que los defensores de la moda sostenible son gente verdaderamente mentalizada de la necesidad de defender lo bueno, lo amable, en cuanto a materia se refiere. Parece que, curiosamente, los pequeños empresarios son más sensibles a esta problemática, quizá porque en las grandes empresas los diseñadores están más condicionados por el espíritu capitalista del negocio.
Naturalmente las preocupaciones se centran en las materias naturales, lana y algodón; de lino apenas hay producción en España, porque en su momento no se aprovecharon las ayudas económicas de Bruselas para fomentar su cultivo. En el encuentro de Ifema participaban asociaciones ecologistas de Andalucía, Barcelona, Extremadura, Madrid y Murcia.
Publicado en TEXTIL EXPRES - Revista Número 233
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