Los mayores creadores de moda ya están apostando con fuerza por LA. Inditex no es lujo, pero tiene olfato.
París tiene una gloria bien ganada de capital histórica de la moda, pero el mundo se ensancha y crea nuevas ciudades símbolo para encabezar el esplendor de nuevas culturas. El auge de América incorporó en su día a Nueva York al puñado de metrópolis de la moda mundial, muy asociada a los estilos de un nuevo universo social y cultural. Pero ahora se está hablando, en la propia América, de otra capitalidad todavía más joven, y por el momento impetuosa: la de Los Angeles, en la costa oeste de un país que parece estar en perpetua floración.
En el número 705 (muy reciente) de los boletines quincenales de Textil Exprés dábamos cuenta de cómo la empresa textil española Inditex se había asociado con su ropa a las celebraciones de los Oscar, los míticos premios de la Academia de las Artes y Ciencias Cinematográficas de Hollywood (que no es por sí misma, contra lo que parece, ninguna ciudad: es un distrito de Los Angeles), en una asociación de imágenes que, obviamente, dio la vuelta al mundo.
La intuición de Inditex para captar los momentos y lugares clave de la actualidad está ya bien demostrada. Los Angeles está empezando a ser considerada la nueva capital mundial de la moda en detrimento de Nueva York (no ya de París, porque esta primacía es de rango histórico —es como hablar del imperio romano—, pero sí en lo que concierne al estilo de vivir de nuestros días).
Inditex tiene más de un centenar de tiendas en Estados Unidos, 80 de ellas de Zara, de las cuales nueve están en Nueva York y siete en Los Angeles; las dos capitales de la moda ya van en cabeza, y no sería extraño que la segunda de ellas, que es además la capital del cine, se pusiera en el primer puesto enseguida.
El auge de Los Angeles (y, con ella, de la costa Oeste, y del estado de California), en materia de moda, empezó a gestarse a comienzos de este siglo. Hubo muchas razones, algunas de tipo nada romántico como la producción barata de tejidos y confecciones (la economía del jean, las camisetas de algodón de American Apparel), otras de verdadera ensoñación: Hedi Slimane en 2007 redefiniendo desde allí el código masculino de moda para Christian Dior, y luego para Yves Saint Laurent; Diane von Furstenberg en 2014, cuando apostó por la costa Oeste para celebrar su 40º aniversario, y más tarde estuvo a punto de cambiar la sede de los modistos americanos; Louis Vuitton, Tom Ford, Burberry y Stella MacCartney, o Tommy Hilfiger, en los años siguientes, presentando colecciones antológicas.
En mayo pasado, hace ahora un año, Dior pasó el Atlántico para mostrar la colección «resort» teniendo como fondo un horizonte idílico: las montañas de Santa Mónica. Como dijo su actual diseñadora estrella, Maria Grazia Chiuri, «cuando piensas en Los Angeles, piensas en Hollywood, en los Oscar, en la alfombra roja…». Este año, en la primera temporada de desfiles de moda del calendario ferial de pasarelas, también por primera vez las presentaciones en LA deslucieron la New York Fashion Week.
Inditex no es la alta costura, pero tiene una particular intuición (¿olfato?) para captar de dónde sopla el viento. Y por el momento le ha parecido interesante asociar su imagen, a un nivel muy pragmático del trabajo de cada día, a todas esas cosas. Lo importante es estar a tiempo en los lugares oportunos… y en buenas compañías.
Publicado en TEXTIL EXPRES - Revista Número 236
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