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Hacia la omnicanalidad, por convicción pero, también, por desespero.

Ya desde el siglo XIX, y de manera esplendorosa a lo largo de todo el siglo XX, el modelo americano de los grandes almacenes marcó la línea de vanguardia del gran comercio en el mundo. Pero la sacudida a la que están sometidos actualmente los formatos y las técnicas de distribución en todas partes dibujan unas panorámicas absolutamente nuevas en todos los continentes, incluidos los Estados Unidos. La crisis de los grandes almacenes norteamericanos es la puesta en discusión, en estos mismos días, de todo un sistema.

El mes de junio ha comenzado con la comunicación de grandes pérdidas, o el anuncio de multitudinarios despidos, por parte de Saks Fifth Avenue, de Lord & Taylor, de Sears… o de Neiman Marcus, el especialista del lujo; sin distinción de categorías sociales. Es todo un estilo de comercio el que está en crisis. Los analistas de la sociedad bursátil Cowen han puesto en circulación un nuevo lenguaje: «la enfermedad del tráfico», que es difícil de valorar. Describe a unos consumidores ricos, que antes eran insensibles al coste pero ahora no. El consumidor que se ha vuelto infiel utiliza más el móvil y compra fácilmente en Amazon.

En el último trimestre ha perdido ventas Saks Fifth Avenue, 150 millones de euros. Pero le ha pasado lo mismo a Hudson’s Bay, y a Nordstrom, el grupo de Seattle. Los Estados Unidos arrastran al Canadá. Y luego hay el problema de los centros comerciales, que se han convertido en áreas de contagio. El tío Sam ha construido demasiado: 1.200 centros comerciales, con tráfico a la baja desde 2014. Los grandes almacenes (Macy’s, JC Penney) están en retroceso. Hay una cascada de cierres. Los 7.417 establecimientos de 2002 se han convertido en 6.374 en 2016, un retroceso del 14%.

Para tratar de corregir o, al menos, detener esa corriente, los grandes almacenes quieren convertirse en las plataformas de las boutiques de lujo a precios asequibles. Invierten en tecnología para ofrecer un modelo omnicanal. Es una reacción convencida pero a la vez desesperada. Es, por cierto, lo mismo que hace el líder de la venta online, Amazon, pero en sentido contrario: este abre tiendas físicas o compra comercios de ladrillo y cemento (aunque, de momento, no en el textil), con lo que cuestiona su propio modelo que le ha dado tantos éxitos... pero sobre Amazon habría mucho más que hablar.


[Publicado en TEXTIL EXPRES - REVISTA 231 - Junio-Julio 2017 ].

© TEXTIL EXPRES - Revista - 2017


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