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La trayectoria del certamen Bread & Butter en los últimos tiempos es una sucesión de sorpresas, pero las últimas son de tal magnitud que resultan increíbles. La capacidad de su fundador Karl-Heinz Müller para meterse en nuevas peripecias y crear en torno suyo situaciones inverosímiles rebasa todo lo imaginable. Su especialidad eran los grandes efectos, pero ahora está ya, simplemente, inmerso de lleno en lo fantástico.

Como se recordará, desde diciembre pasado su empresa está en quiebra (o en depósito de balance, o en concurso de acreedores, o como se diga en el lenguaje y código del país que queramos tomar como referencia): en insolvencia total. En el marco de esa insolvencia «celebrará» todavía del 7 al 9 de julio una última edición de Bread & Butter en Berlín. Pero en lo esencial las cuentas ya están delimitadas, y el administrador de su quiebra ha anunciado que la liquidación judicial se formalizará el 1 de octubre en Berlín. La edición de julio de B&B, última que realizará el equipo que fue de Müller, ya habrá sido absorbida en esas cuentas.

Pero a comienzos de junio surgió otra sorpresa: la firma Zalando, líder en estos momentos del e-commerce de moda alemán, había firmado una carta de intenciones asumiendo la propiedad y la gestión de todos los activos de Müller para emprender por su propia cuenta una nueva actividad a contar desde septiembre (con las primeras realizaciones visibles en 2016).

Asumiría el equipo de 25 personas que todavía están trabajando al servicio de Müller, los derechos de ocupación (en alquiler) del aeropuerto de Tempelhof —un activo formidable—, el nombre y el proyecto de Bread & Butter, y quizá también las dos espectaculares tiendas concep-stores denominadas 14oz que Müller posee en el centro de Berlín (aunque son ajenas al patrimonio de B&B).

Zalando, que cotiza en Bolsa desde el año pasado, está dirigida por un trío joven: Robert Gentz, Rubin Ritter y David Schneider. Entre sus accionistas está también el fundador de Bestseller. Su facturación anual es de 2.000 millones de euros. Los días 12 y 13 de septiembre próximo organizarán en un hangar de Tempelhof un gran evento mezclando música, cultura, lifestyle y marcas de moda, en el cuadro de un festival musical denominado Fashionpalooza. Con el tiempo podría llegar a ser un Festival mundial de la moda, imitando a Cannes, mitad profesional, mitad para el gran público; capaz de atraer a Berlín (el coste no sería un problema) a celebridades de la moda y del espectáculo.

Si Zalando, como ya se ha dicho, compra entre los activos de Müller el proyecto B&B y, por tanto, una versión más o menos ferial de tiendas físicas, podría iniciar una deriva hacia el comercio físico, offline (la verdad es que ya posee un establecimiento de 800 m2 desde 2012 en Berlín y otro de 1.000 m2 desde 2014 en Fráncfort).

El comercio alemán offline, establecido en el entorno urbano, contempla esta posible evolución con mucho escepticismo y, por ahora, ninguna simpatía. Zalando es hoy por hoy un rival poderoso pero claro: los terrenos de juego, y las técnicas respectivas, se diferencian perfectamente. La posible confusión de campos es el peor de los enemigos.


[Publicado en TEXTIL EXPRES Suplemento 219 — junio 2015 ].


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