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Más expositores, y más compradores. - Un flujo consistente de pequeños negocios.
- Según la directora: reflejo, ya, del ambiente pre-electoral.
Del 1 al 3 de septiembre, con la antelación justa para acudir de Madrid a los salones de París que tendrían lugar a continuación, celebró Ifema la edición número 66 de su Salón Internacional de la Moda, SIMM, que reunió a 421 expositores y 755 marcas, de 13 países, en los Pabellones 12 y 14 de su recinto ferial, ocupando 13.353 m2. Las marcas españolas eran 566 y las extranjeras 189, destacando en éstas los contingentes de Francia (42), Alemania (27), Portugal (19) e Italia (17).
Los organizadores ya habían advertido del efecto favorable para el salón que se estaba notando en el sector como reacción ante la crisis, pues los industriales se habían percatado de que sólo en este marco podían encontrar la oportunidad de alcanzar ciertos objetivos que la crisis ha hecho prioritarios, como el trato directo con los clientes y testar con ellos los muestrarios y sus posibilidades comerciales. El resultado es que había un 16,6% más de expositores directos que en septiembre de 2010.
La oferta fue organizada en 12 sectores, que en realidad, y descontando el dedicado a la prensa de moda, fueron nueve, distribuidos así:
En el pabellón 12: Charm (moda para una mujer romántica con estilo urbano y práctico), Class (básicos contemporáneos), Natural (materiales sencillos y tejidos naturales, country, folk e ibicenco), Moon & Sun (moda íntima femenina, fitness y baño), y Ego (diseñadores emergentes, con las propuestas de 21 noveles de la profesión).
En el pabellón 14: Ready (colecciones de servicio inmediato, pronto moda), la casi totalidad de este pabellón, y quizá un 40% del conjunto de la oferta, fuera de los showrooms, con una importante presencia agrupada del grupo Moda BDN; Gala (cóctel, noche, etiqueta y ceremonia), Touch (bisutería y accesorios), y Shop (elementos y servicios para el punto de venta).
Otros dos sectores teóricos (Agents, descrito como de marcas consolidadas en el mercado europeo, de gran prestigio y calidad, y Man, de moda masculina), no tenían asignado ningún espacio específico, aunque el primero quedaba perfectamente suplido por la oferta situada en los showrooms del Centro de Convenciones Norte.
Esta manifestación satélite se convocaba por tercera vez, y ocupó 20 salas, todas las existentes en aquella parte del recinto, añadiendo 2.800 m2 al espacio ferial, para alojar a representantes o concesionarios de marcas internacionales de alto prestigio (más de un centenar), en un ambiente de privacidad muy apreciado en ese sector, con un horario de negocios más largo que el de la feria. Así se podían ver colecciones como las de Vivienne Westwood, Nina Ricci, Les Copains, Elena Miró, Caractère, Roccobarocco, Byblos…, a las que difícilmente se encontraría en la feria de otro modo.
También por tercera vez se desarrolló la iniciativa de la Comunidad Invitada, que en las dos primeras ocasiones tuvo como protagonistas a Galicia y Aragón. La elegida esta vez fue Baleares, cuya proyección en el mundo de la moda surgió como un fenómeno sociocultural, y como consecuencia también económico, en la década de los 70, bajo la advocación de moda adlib, hoy reducida a poco más que un episodio pintoresco. Su proyección en la realidad viva del SIMM fue modesta.
Un grupo de empresas latinoamericanas participó en un programa patrocinado por la Comisión Europea para presentar algunas de sus producciones autóctonas, en su mayoría vinculadas a sistemas artesanales de elaboración.
El número de visitantes profesionales aumentó un 14%. Los resultados del certamen respondieron a los augurios moderadamente optimistas que se habían hecho e incluso los superaron: la cifra de visitantes profesionales (que fueron 10.783) creció un 14% en relación con el año anterior, y los expositores tuvieron en general la impresión de que el mercado había empezado a cambiar. La directora del certamen, Pola Iglesias, al dar a conocer el informe final, opinó que «el mercado español, con el anuncio de las próximas elecciones generales, va ganando confianza en la recuperación de la economía y espera que en la primavera del año 2012, cuando los comerciantes tengan que abonar los pagos de las compras realizadas en esta feria, el consumo interno haya salido ya de su recesión; un optimismo y una confianza que en el caso de los compradores internacionales todavía no se percibe».
En cuanto a los compradores nacionales el crecimiento fue del 16%, aportado principalmente por el pequeño comercio, con predominio de la Comunidad de Madrid, Cataluña, Valencia, Andalucía y País Vasco. Los compradores extranjeros, en cambio, disminuyeron un 3,7% (aunque se recuperaron un poco los de Italia, Reino Unido y Grecia, que se habían retraído con anterioridad).
[Publicado en TEXTIL EXPRES Suplemento 197 — octubre 2011 ].