Un Plan Estratégico para construir un sector moderno de textil y vestuario.
Como preámbulo a la presentación del Plan Estratégico elaborado para el próximo quinquenio del textil portugués, del que informaremos más extensamente en el próximo número, João Costa, Presidente del Directorio de la Asociación Textil Portuguesa, ATP, elaboró un mensaje al sector que se podrá ver a continuación.
Dice un viejo aforismo, compartido por varias culturas, que, para quien no sabe a dónde va o quiere ir, todos los caminos son buenos. Sucede invariablemente que todos acaban en un callejón sin salida, en un precipicio o en el punto de partida.
Cualquiera de nosotros, sea en su vida personal o en su actividad profesional, tiene objetivos, tiene proyectos y, por qué no, sueños a realizar, obligándose para concretarlos al establecimiento de un plan, más o menos estructurado, susceptible de ser alterado en el trayecto, pero nunca condenado en su finalidad.
Lo mismo se podría decir en relación con las empresas y los sectores.
Sin rumbo, sin sentido y sin plan, el sector irá como un barco a la deriva, siendo tanto más vulnerable cuanto más se encrespe el mar de la coyuntura, aumentando los riesgos de naufragio.
Y cuando hablamos del sector del textil y el vestuario hablamos obviamente de las empresas que lo componen, que necesitan tener referencias colectivas supraestablecidas capaces de orientarlas en las respectivas estrategias individuales.
La ATP, en cuanto representativa del sector, consciente de la responsabilidad que le asiste en su orientación en el marco de las grandes tendencias internacionales que permanentemente se forman, ha venido a promover la realización de planes estratégicos para el sector, adaptándolos a los cuadros comunitarios de apoyo vigentes, teniendo en consideración que estos son fundamentales para la definición de proyectos de inversión de las empresas que, obviamente, están integradas en los respectivos planes estratégicos individualizados.
El Marco Comunitario de Apoyo, que tendrá vigencia desde el corriente año hasta el 2020, determina también, a semejanza del pasado, la definición de un nuevo Plan Estratégico para el Sector, en el cual la ATP viene ahora a presentar, después de un trabajo de reflexión y auscultación, largo, cuidadoso y muy participativo, tendente a traducir de forma sintética y sincrética los grandes anhelos y objetivos de las empresas mismas y de quienes las dirigen, las preocupaciones a esclarecer y las necesidades a satisfacer.
Más que estrategia, que podría ser entendida en un plano algo teórico y hasta en una línea «wishful thinking» de poca consecuencia, el documento presentado es también una guía para la acción, promoviendo un conjunto amplio de recomendaciones, sean éstas dirigidas a las empresas, a los centros de competencias especializados que las apoyan o al Estado, en la definición de políticas públicas que puedan ir a promover, efectivamente, su competitividad y mejorar su posicionamiento en términos de competencia global.
Así como empezamos con un aforismo sobre la estrategia establecida para seguir el camino que nos lleve a un objetivo o meta, concluiremos con otro en el que podremos definir una estrategia como una dinámica con una intención. En este sentido, la estrategia es mudanza, y ésta es fundamental para la afirmación y la supervivencia de los individuos y las organizaciones.
El que no cambia, el que se deja estar en el mismo sitio, preso de viejas referencias, acaba por no percibir que todo muda en torno suyo y que más pronto o más tarde acaba por removerle, o arrastrarle o eliminarle. La mudanza comprende riesgos y peligros, pero no se parece en nada a la inercia, que es siempre fatal.
Todos queremos un sector textil-vestuario más moderno, ascendente en la cadena de valor, que permita más productividad, más margen y más cuota de mercado a escala internacional. El desafío para el final de la década es la recuperación de las exportaciones a los niveles que se habían alcanzado en 2001, cuando el sector logró el pico de sus ventas externas, aunque entonces con casi el doble de las empresas y los trabajadores que se espera constituyan su masa en 2020.
Se trata de una tarea posible de realizar, siempre que todos los actores estén alineados, se ensanche la base exportadora, las opciones estratégicas estén definidas, comprendidas e implementadas. Mucho por hacer, pero también es cierto que ya fue recorrido un largo y áspero camino, con muchas víctimas durante la travesía, pero sobre todo con muchos supervivientes que nos inspiran para que también el horizonte que prevemos para el final de la década sea un momento de celebración con muchos vencedores. Ese será nuestro designio.
Nota de TE: En nuestro entorno próximo hay dos países que tienen para su sector textil un plan de desarrollo con el horizonte 2020. Uno es, como estamos viendo, Portugal. El otro es, como ya hemos informado en un pasado no muy lejano, Marruecos. Los dos alimentan muchas esperanzas y trabajan con esa fe.
[Publicado en TEXTIL EXPRES Suplemento 215 — octubre 2014 ].