Una filial específica para manejar el universo del «sourcing».
Desde que empezaron a producirse las prendas de vestir en régimen industrial (hablamos de mucho tiempo atrás) se fue dibujando un esquema empresarial de dos niveles: el de los que creaban las prendas, las ultimaban en la fase de añadir valor y las comercializaban bajo marca propia; y el de los que manufacturaban, y quizá ensamblaban en un proceso muy estandarizado, las piezas intermedias de esas mismas prendas (al servicio de los primeros). En Cataluña hizo fortuna la expresión «trabajar a manos» para describir la función de estos fabricantes auxiliares; más técnicamente se decía trabajar por cuenta de terceros. Y la especialidad profesional concernida acabó llamándose subcontratación. Esto encajaba bien con la terminología francesa, aunque los franceses son muy puntillosos en distinguir dos grados: «soustraitance» y «cotraitance», una cuestión de matiz que nosotros obviamos.
Los franceses fueron maestros en dar una personalidad empresarial propia a ese tipo de fabricantes auxiliares intermedios, más respetados que en ningún otro país occidental porque allí eran fundamentales (y tenían que tener una formación muy exigente) para convertir en materia de mercado de lujo la creatividad de la «couture».
En la postguerra mundial, la «soustraitance» francesa, cuyo foco geográfico más conocido era Troyes, pero que tenía un tejido industrial importante diseminado por varias regiones, desde el Pas de Calais hasta el macizo central, dio origen incluso a una feria propia, que se llamó Fatex, a la que más adelante le seguirían otras réplicas.
Lo que ha ocurrido recientemente en este orden de cosas no deja de ser sorprendente: que las grandes ferias del producto creativo que se consideraban a sí mismas la aristocracia del género se interesaran por estas manifestaciones secundarias hasta el punto de absorberlas.
En efecto, el gran salón parisino Première Vision creó una filial denominada PV Factoring para desarrollar esa manifestación ferial de segundo nivel, en la que no se venden colecciones sino capacidad laboral (literalmente mano de obra en mayor o menor grado) para elaborar esas colecciones textiles creativas que se ofrecen en la Première Vision principal (ideada en su día por la industria sedera de Lyon para mostrar sus maravillas).
PV Factoring compró la feria de subcontratación Fatex, hoy especializada en ofrecer la capacidad de producción de prendas en grandes volúmenes, con su derivada Zoom by Fatex, consagrada a la fast fashion, combinación de rapidez y cercanía; y más tarde adquirió asimismo Made in France, especializada en la subcontratación francesa de alta gama, a la que antes se hacía referencia al hablar de la couture.
Las manifestaciones feriales de PV Factoring venden «sourcing», es decir, capacidad de aprovisionamiento. La creatividad de las colecciones de tejidos procede de los eslabones primarios de la cadena textil y se sigue presentando en la Première Vision original.
Los circuitos se cruzan. Pero no se confunden. Y en el proceso actúan sujetos diferentes, que ni se conocen ni se sospechan. En el último Fatex, de este mismo otoño, había 71 expositores chinos, 10 vietnamitas (que eran una novedad), 9 bangladeshíes. Algunos de los chinos son verdaderas organizaciones. Uno de ellos, Motives, tiene once fábricas en su país y dos en Bangladesh, emplea entre 2.000 y 3.000 personas según temporadas, produce dos millones de piezas en cada campaña. Entre sus clientes finales están Calvin Klein y Ralph Lauren. Otro recién venido a Fatex era el líder egipcio del género de punto, Genedi, novedad absoluta en París, que emplea a 4.500 personas.
Si para algo sirve esta información es para dar idea de la magnitud y complejidad que ha ido adquiriendo la economía del textil, a medida que la escala de los negocios se iba haciendo planetaria.
Al mismo tiempo demuestra la complementariedad de las ferias simultáneas: un mismo sujeto puede, por una parte, formalizar el pedido de los tejidos que va a necesitar para su campaña en la feria principal, digamos Première Vision o Texworld, y por otra discutir un primer plan de trabajo con el oferente de servicios de confección en la feria secundaria, digamos Fatex.
[Publicado en TEXTIL EXPRES Suplemento 215 — octubre 2014 ].