Web Analytics

No es que vayamos a hablar del frío. Nos referimos a las ferias de invierno porque son las que acaban de transcurrir. Pero también podríamos reflexionar, exactamente lo mismo, tras las ferias de verano, si fuera el caso.

Es muy habitual en los últimos tiempos que los organizadores de ferias, para granjearse aureola de modernidad, incluyan en sus programas de actos a docenas de conferenciantes con vocación de sepultureros, como actualmente son casi todos los que empuñan un micrófono en estas reuniones.

Por ejemplo: en una de las ferias de Madrid de este febrero que acaba de transcurrir, el primer orador de la jornada empezó diciendo: «El futuro, bastante inmediato, es de la venta digital; caerán por término medio el 50% de las tiendas». Es decir: el 50% de la audiencia de este mismo evento (por tanto, de los compradores potenciales que han venido a esta feria) desaparecerá. Lo que significa que a corto plazo desaparecerá la feria misma, o por lo menos carecerá de sentido.

¡Hombre, es para salir corriendo! Tal vez eso ocurra. ¿Pero por qué vaticinarlo allí, ya? O sea: ¿por qué la feria facilita anticipadamente a sus propios sepultureros el púlpito de lo que va a ser su funeral?

Es cierto que la feria también proporciona alegrías. Y oportunidades. Y vale la pena decirlas. Los directivos de empresas de cierta importancia están impresionados por la rapidez con que se suceden las invenciones que van a echarlo todo a rodar, pero las cosas positivas también valen la pena. El ambiente ferial es una de ellas, y no puede ser de derrumbe general.

El salón del calzado, en Madrid, por ejemplo. Era un alarde de luz y colorido. El suelo enmoquetado con juegos de varios colores. Y el producto, por otra parte, con calidad y diseño.

Puesto que hubo un salto desde los tiempos de Modacalzado, se podía apreciar cómo aquellos stands herméticos de tipo mausoleo, de los grandes nombres de la industria histórica, que entonces daban carácter al certamen, se han convertido (aunque haya algunos todavía con cierto grado de reserva) en stands muy abiertos, que parecen lo que quieren ser: escaparates para exhibir el producto, con riesgo, todo hay que decirlo, de incomodar a algunos compradores (que también quedan) de los que prefieran que nadie más vea lo que están eligiendo.

Aunque se había dicho que la principal razón para atrasar las fechas de Momad Shoes era ajustarse a la convocatoria del salón de Milán, que en el mundo del calzado es una referencia obligada, los expositores tenían en el nuevo calendario otra razón para estar satisfechos: los compradores potenciales acababan de liberarse del período de rebajas y tenían la mente despejada para enfrentarse a una nueva campaña. Es una buena razón de oportunidad.

Una última indicación sobre fechas: el distanciamiento entre las convocatorias de vestido y calzado es sólo es una cuestión problemática en la edición de primavera, no en la de otoño. De modo que las convocatorias de septiembre podrán ser separadas en cuanto al recinto (y evidentemente al contenido) pero simultáneas en cuanto al tiempo. Esto permitirá que los expositores de calzado tengan como visitantes adicionales a los de moda textil, cosa que a la inversa no ocurre, pues este tipo de curiosidad sólo se manifiesta en un sentido.

Descargar Página en PDF

icon-pdf


[Publicado en TEXTIL EXPRES Suplemento 224 — abril 2016 ].


Cron Job Starts