Web Analytics

Ferias Barcelona

Ferias Barcelona


  • Un trabajo excelente, luchando con un entorno poco remunerador.
  • Gran asistencia a los actos «académicos», rigurosamente profesionales y, sin embargo, no del todo transferible al salón comercial.
  • Los visitantes hubieran querido encontrar una oferta más rica y diversa.
  • Los expositores hubieran preferido una audiencia menos local.
  • La próxima cita en julio: el desafío sigue en el aire.

 

Más de 150 pasajeros que habían despegado del aeropuerto de Madrid a las 9,30 horas del 26 de enero, en el vuelo JK426 de Spanair, con dirección a Barcelona, volaban a 10.700 metros de altura cuando fueron sorprendidos por un inesperado espectáculo: el pasillo central del avión se convirtió en una pasarela de moda, sobre la cual desfilaron para ellos las prendas de las marcas Custo Barcelona, Replay, Superdry, Slazenger, Veneno en la Piel e Ian Mosh, un anticipo de lo que podrían ver al día siguiente los que se acercaran al recinto ferial de Montjuic, en la capital catalana, cuando abriera sus puertas el salón de moda urbana y contemporánea The Brandery, para celebrar durante tres días (del 27 al 29) su sexta edición.

Era una idea de márketing muy afortunada, aunque al día siguiente los dos protagonistas vivieran peripecias vitales muy diferentes: Spanair se declararía en bancarrota (aquel vuelo fue uno de los últimos que realizó), mientras The Brandery abriría sus puertas con toda normalidad. Allí estaban las colecciones que se habían podido ver en el aire y otras muchas, enmarcadas en un programa de música, desfiles y conferencias, repitiendo el modelo de feria-festival ensayado en el verano, aunque con alguna contención presupuestaria aconsejada por las circunstancias.

 

CUADnaranjaEl difícil equilibrio de un acontecimiento popular y una feria profesional. Los responsables del desarrollo de este certamen, que se desarrolló, en el marco de Fira de Barcelona, del 27 al 29 de enero, realizan en cada temporada (y esta vez de nuevo) un esfuerzo muy importante por conseguir un alto nivel de contenido y continente, e incluso del entorno, y sería injusto no reconocer la importancia de su trabajo. Sin embargo, es evidente que les ha tocado luchar con un conjunto de circunstancias realmente desfavorable, dada la difícil coyuntura económica nacional e internacional.

Tanto en enero como en julio de 2011 reunieron en torno a 145 marcas. En esta primera edición de 2012 la cifra de expositores oscilaba en torno a 80 (con pequeñas diferencias según se cuenten sobre plano, los stands, o sobre catálogo, la relación de compañías), con unos 60 españoles —de ellos, 50 catalanes— y unos 20 extranjeros. El salón hablaba de 135 marcas presentes, concepto difícil de precisar.

De los españoles relevantes sólo participó, como ya ocurriera en el verano, Custo Barcelona, el cual declaró que The Brandery era su opción estratégica para presentar en el mercado nacional las líneas Custoline y Growing (reservando el escenario de Nueva York para la marca principal). Su vinculación con el certamen de Montjuic ya fue muy estrecha en julio de 2011, y mantuvo la misma tónica ahora, particularmente por lo que se refiere a los desfiles, ya que el stand, aunque muy amplio, era más bien simbólico. También eran grandes espacios los de Superdry y Replay, más de representación que de venta, el último de ellos con un taller de costura en acción. Y destacaban algunos otros stands corporativos o de patrocinio.

El importante respaldo recibido anteriormente de la Organización Gómez de Zamora, que hemos mencionado con ocasión de la edición anterior, no era perceptible esta vez, al menos en cuanto a la presencia ferial propiamente dicha; aunque su nombre sí aparecía vinculado a algunos de los actos paralelos.

El ambiente era agradable; una vez más, la organización había cuidado mucho la disposición del recinto. Pero la mayoría de los stands comerciales (unos sesenta) eran muy pequeños y extremadamente simples, y acogían, en su mayoría, colecciones muy reducidas de firmas poco reconocibles. Por las impresiones que hemos podido captar, los visitantes quedaban algo decepcionados del nivel de oferta. Y, viceversa, algunos expositores extranjeros esperaban recibir otro tipo de público (que estimaron «muy local»). A pesar de que las circunstancias eran favorables para atraer visitante de fuera, porque justo el día 27 de enero se puso en marcha la Opportunity Week, una operación durante la cual los establecimientos barceloneses de hostelería ofrecían reducciones de precios de hasta el 50%.

Portavoces de la organización cifraron la audiencia en más de 30.000 personas, «divididas más o menos a partes iguales entre profesionales y visitantes en general». En julio, los profesionales fueron estimados en 15.000, lo que resultaría coherente. En la ocasión actual, una de las jornadas registró una extraordinaria afluencia de estudiantes de diseño y moda (aunque no se dio ningún número).

El salón organizó hasta 41 encuentros entre los expositores y algunos compradores de gran significación como El Corte Inglés y Buy Vip; práctica que ya empleó con antelación.

 

CUADnaranjaEl programa de actos externos y complementarios. Del 19 de enero al 2 de febrero (por tanto, anticipándose a la apertura del salón, y prolongándose más allá de su cierre), se pudo ver en el Paseo de Gracia la exposición «Hall of Fame», reproduciendo una selección de imágenes de moda de la revista norteamericana «Vanity Fair» con motivo de celebrar su centenario.

En el otoño se había anunciado la convocatoria de un concurso de escaparates similar al de ediciones anteriores. Pero no se volvió a mencionar el tema, y no hubo ningún otro de los actos externos que en julio animaron la ciudad.

En el marco del salón tuvo lugar la operación «Second Chance» de recogida de vaqueros usados, para su «customización» a cargo de los alumnos de la Escola Elisava y posterior entrega a la Fundació Arrels, de ayuda a los sin techo.

En el programa que pudiéramos llamar académico hubo el I Encuentro Nacional de Retail de Moda, la presentación de la plataforma Be-Co sobre sensibilización hacia la moda ética, y otras diferentes conferencias, todas con un lleno de público (que no siempre revertía al final hacia la zona donde estaban los stands feriales, quizá por una ordenación equívoca del tráfico en el territorio).

La pasarela de los desfiles fue de nuevo una de las grandes atracciones, en este caso compartida por el público profesional y el general. Se vieron las colecciones de más de veinte marcas, entre ellas Custo, Replay, Superdry, Slazenger, Ian Mosh, Lagay Veneno en la Piel. Andrés Sardá presentó la colección cápsula Goldie, conmemorativa de su 50 aniversario.

Las marcas de moda íntima, por otra parte, tenían por primera vez un espacio muy particular en el salón, Fashion & Fetish, en el que las prendas y los fetiches eróticos (objetos del deseo) creaban un ambiente especial.

Por último deben citarse los conciertos, en horario postferial, con un éxito de público absoluto, con el cual el espíritu The Brandery trascendía a la ciudad. Es una vertiente muy agradecida, con tal de que no desfigure la imagen externa del salón de moda.


[Publicado en TEXTIL EXPRES Suplemento 199 — febrero 2012 ].


Cron Job Starts