Los salones crecieron en septiembre, tanto en expositores como en visitantes, y ensayaron la entrada en nuevos sectores.
El oficio de conducir una feria, y más en particular si versa sobre el sector de la moda, es probablemente uno de los más estimulantes hoy en día. Todo el mundo sabe que el terreno de juego ha cambiado y, por el contrario, nadie sabe qué implicaciones ha de tener a medio ni largo plazo. De manera que al final se resume, que no es poco, en gestionar el cambio equilibrando prudencia y audacia, sabiendo que hay que cuidar los valores fundamentales, a saber: reunir una oferta de interés y captar a una clientela de valor, a fin de que todos se sientan atraídos por la convocatoria y dispuestos a entablar o reforzar una relación comercial.
Exponer en una feria cuesta dinero y tiempo, y viajar a una feria para visitarla también cuesta ambas cosas; es por ello necesario que las dos partes obtengan un retorno de sus respectivas inversiones. El colectivo Who’s Next & Première Classe, de París, ha procurado siempre apostar por la renovación, pero también por alimentar los atributos que le han dado el éxito. Captar a las nuevas generaciones de actores del sector, mantener a los ya conocidos, añadir atractivos nuevos, facilitar las cosas a todo el mundo, y aportar claridad al conjunto.
En esto último se inscribe uno de los cambios de la última edición, al simplificar las áreas de exposición y, además, crear nuevos recorridos más «legibles», en un salón más espacioso «gracias al reagrupamiento de los accesorios y del prêt-à-porter por universos, concretamente con la emergencia de tres nuevos espacios: Fine Jewellry, Mix & Mixte y Beachwear».
Esa transformación espacial, que ya había sido anunciada preliminarmente y que viene a remover una sectorización consolidada hace tiempo, fue bien acogida por los visitantes en la última edición de ambos salones, que tuvo lugar del 7 al 10 de septiembre en el recinto ferial Puerta de Versalles de París. Del lado de la oferta participaron más de 1.400 marcas, con un aumento del 4% sobre septiembre del año anterior. Según la literatura de los salones, «la mayor concept store del mundo ha acogido a marcas fieles inevitables, a jóvenes creadores y, como en cada edición, ha sorprendido a su público por las propuestas de los jóvenes talentos».
Nueva total, la Villa Beauté se estrenaba con una veintena de marcas de cosmética, lo que ciertamente constituía una idea arriesgada, puesto que moda y belleza van unidas pero no consta que los cosméticos tengan el mismo canal de distribución que la ropa. La acogida fue favorable, y la experiencia se repetirá en la convocatoria de enero próximo. Existe un anhelo generalizado por encontrar nuevas oportunidades de desarrollo de negocio, y, del mismo modo que ya vemos con frecuencia frascos de fragancias en las tiendas de moda, quién sabe si en el futuro habrá en los establecimientos de ropa una sección o, como mínimo, un par de estanterías, dedicadas a cosméticos. Por su parte, el área Beachwear daba identidad propia a la moda balnearia que ya estaba por el salón y la amplificó algo más. Y la nueva Jewellry eleva el tono de su oferta tradicional de accesorios, y entra mínimamente en conflicto con un salón simultáneo con el que comparte servicios: Bijorhca.
El aire del salón se había perfilado en torno a una imagen africana. «Africa Street» no pretendía dictar un estilo, sino recoger un espíritu libre, colorista y vibrante, con animaciones que transmitían energía positiva, nada más importante tras unas temporadas en que el comportamiento del negocio (más por los desafíos climáticos que por otros condicionantes de la competencia) ha traído al comercio detallista, prácticamente en toda Europa, un sentimiento algo desmotivador. Actuaciones, bandas sonoras inspiradas, arte en vivo, body painting, socialización sobre tumbonas... todo eso contribuyó a darle un cierto aire festivo a los salones, que tienden a ser demasiado serios.
Si el número de marcas expuestas, como hemos dicho, creció un 4%, también aumentó en más de un 3% (igualmente sobre la edición comparable, de septiembre de 2017) la asistencia de visitantes, hasta la cifra de 43.500. El público francés acudió animadamente, rompiendo en ello una tendencia pesimista de los últimos tiempos, y alegrando así a los expositores extranjeros, y naturalmente a los españoles, que acuden a París a vender principalmente a Francia, aunque también desean realizar contactos con terceros países y ampliar así el eco en su esfuerzo exportador. Pero el público de otros países también es muy relevante. El 69% de los visitantes son franceses, lo que, grosso modo, hace unos 30.000. Entre los 13.500 restantes, Italia aporta el mayor de los colectivos, seguido por España. Que Bélgica aparezca en tercera posición no es sorprendente, pues se trata de un país que, aunque pequeño, es vecino y, en la mitad del mismo, francófono. Más llamativo resulta que en cuarto lugar aparezca el Japón, por delante de (quinta posición) Suiza.
Junto a la presentación de colecciones para examen de los detallistas, Who’s Next ofrece también, desde hace tiempo, conferencias y debates para información del comercio, así como para invitar a meditar sobre algunos desafíos u oportunidades nuevas de la época. El espacio Fashion Solutions fue reeditado en septiembre con un tono diferente, y dio lugar tanto a un denso programa de conferencias como a talleres temáticos y encuentros individuales, para debatir sobre nuevas tendencias de todo orden que afectan al sector.
Interesantes, por ejemplo, las charlas sobre cómo el Internet de las Cosas (IoT, por su sigla en inglés) puede afectar a la moda, y muy sorprendente descubrir casos como el de Caroline Van Renterghem, que ha lanzado un producto tan textil como tecnológico, por lo que ha participado en el CES de Las Vegas (antes denominado Consumer Electronics Show, donde, como indica su nombre, no se presenta moda sino electrónica), pero también exponía este mes de septiembre en Who’s Next con un stand, además de participar en una mesa redonda.
La propia Caroline formó parte del staff de Who’s Next durante más de seis años, como directora ejecutiva para Comunicación Internacional, y como directora ejecutiva de Márketing y Planificación de Medios Internacional. Posteriormente ejerció como consultora en temas de comunicación, márketing, imagen de marca y eventos, profesora del Istituto Marangoni en París y asistente de estilismo, pero en septiembre de 2014, al tiempo que se desplazaba a Lyon, fundó la empresa Wair, que produce el primer foulard-máscara antipolución (en realidad con forma de braga de cuello, y realmente con una mascarilla integrada en su interior, por lo que es invisible y elegante). El modelo Wair Active tiene conectado un dispositivo electrónico, con un sistema de filtración mecánica. Lo que no informa en ninguna parte su sitio web es lo que dijo Caroline, de que el foulard lleva un captor de datos de contaminación y comparte esos datos con la comunidad a través de una app, para dibujar el mapa de la polución urbana. Por el contrario, en el sitio de descarga de su app Sup’Airman by Wair (en Google Store) se explica que la información es aportada por su partner BreezoMeter, y que ningún dato procede de los usuarios. En fin...
También interesantes los ejemplos que menciona Franz Grosse, director de márketing digital de We+ar, como la camiseta que integra pantalla flexible, de tal modo que el diseño es en realidad la reproducción de una foto que el usuario añade en tiempo real. El diseño (aparentemente un «estampado») puede cambiarse a golpe de click.
En un plano informativo más práctico para el mercado de la moda, charlas como la de Sophie Becker, jefa de la «Think Division» de IWD Retail Thinking hacen (como bien indica el nombre de la empresa) pensar. Tomen nota de esto: en el comercio ya no existe sólo es «single channel» (venta monocanal), «multichannel», «cross-channel» y «omnichannel», sino el «u-commerce». Becker lo mencionó justo después de hablar del «comercio unificado». Sin embargo, la «u» es de «ubicuo», y se refiere al hecho de que ya nadie sabe bien cómo se genera una compra, fruto de una sucesión de informaciones y diálogos permanentes, con la publicidad, con los comercios, con los fabricantes, con los amigos, a través de fuentes más o menos oficiales, o de consultas en redes sociales. Esto afecta incluso al consumo de lujo. El 40% del crecimiento del consumo del nuevo lujo será de milennials, y el 99% de los milennials son personas que, en cuanto compran algo, lo ponen de inmediato en las redes sociales: tienen necesidad de expresarse. Están hiperconectados e hiperinformados, habituados a amazon e instagram, y también a experiencias «seamless», en flujo continuo, sin solución de continuidad.
Todo eso daría lugar a numerosas reflexiones, que exceden el ámbito de una crónica ferial. Pero Who’s Next tiene eso: que el lugar se presta al negocio inmediato, y a la reflexión sobre el negocio futuro.
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