Para moda, o usos «técnicos» en interiorismo, con una fibra hasta ahora despreciada.
A primeros de enero, el diario vasco El Correo se ha hecho eco de la experiencia, prácticamente artesanal pero con un pequeño recorrido técnico para el presente año 2022, de dos jóvenes empresarios que quieren poner en valor la lana de la oveja carranzana, una raza ovina en peligro de extinción, cuya lana ha sido tradicionalmente desechada por su fama de mala calidad.Aunque el reportaje no entra en ello, la oveja carranzana procede de la zona vizcaína de Las Encartaciones, y particularmente del valle de Carranza que le da nombre, aunque también se crían en Cantabria y Asturias. La cara es roja o negra, en proporciones similares y, según algunos, impredecible, por lo que hay muchos rebaños completamente mixtos en colorido facial. La lana es gruesa, de vellón abierto, color blanco, ondulada y larga.
El reportaje indica que una malagueña de Marbella, y su chico vizcaíno, son los responsables de la revalorización de esta lana hasta ahora despreciada, de una oveja cuya cabaña también retrocede. Laurita Siles, licenciada en Bellas Artes, quiso hacer un doctorado con análisis comparativo de arte contemporáneo andaluz y vascuence, y en su desplazamiento al País Vasco descubrió a su actual pareja, Joseba, y al padre de este, carranzano de origen, que le explicó la existencia de las ovejas y su menguante número. En 2014 la pareja afectiva, que es también pareja de emprendedores, viajó a Islandia y aprendió técnicas artesanales de lavado y cardado de la lana (que probablemente también podrían haber aprendido en España), y a su regreso construyeron dos «bicimáquinas» de cardado e hilado, y efectuaron confecciones de boinas y otros artículos casi en plan creación artística. Han impulsado la asociación Mutur Beltz, que en vascuence significa «cara negra», por el hecho de que solo utilizan lana de las ovejas carranzanas con la faz de ese color. En colaboración con la marca Ternua confeccionaron una chaqueta con «artileshell», nombre que le han dado a un relleno de lana aislante del frío. También han creado el tejido Mutur Beltz Wool Fabric, con el que el diseñador Alberto de la firma Sinpatron ha realizado bolsos únicos.
En 2022 quieren presentar «textiles técnicos» a base de «lana vasca 100%», para la realización de prendas, complementos, tapizados, decoración e interiorismo.
Como antes hemos dicho, la lana carranzana siempre fue despreciada por su baja calidad. Sin embargo, sostienen que «este tipo de lana puede ser una materia prima de primer nivel». De momento no es nada que haga pensar en producciones de gran volumen, en parte también porque no hay tantas ovejas de Carranza de cara negra. Pero por algo se empieza.
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