Mango quiere diez «popup stores», lo sean o no (y de momento son dos).
Lo de las «popup stores» (tiendas efímeras) es una tendencia consolidada dentro del comercio, y más aún en los sectores de estilo de vida. Algunas nacen con semejante criterio y se quedan de modo permanente, como ha ocurrido en el caso de puntos de venta urbanos de Ikea. Las razones para abrir establecimientos de vida corta son variadas, a veces se hace por aprovechar una oportunidad en un local vacío pero apalabrado, a veces por ensayar («testear») alguna modalidad nueva. Para la cadena Mango con su línea «Teen» (un nuevo segmento de la marca muy obvio para adolescente, entre la moda infantil de su línea Mango Kids y la moda de adulto) la apertura de tiendas temporales parece erigirse en un sello.De todos modos, no está claro qué significa para Mango una «popup store», ya que abrió una en Barcelona en abril del pasado año, en la Rambla de Cataluña, a la que le sigue ahora otra en Madrid (Goya 83), y piensa finalizar el presente 2022 con una decena de tiendas efímeras activas, tras instalarse, si se cumplen los proyectos, en Sevilla, Granada, Málaga, Valencia y Menorca. Para que esas cifras se cumplan, deberá contar con más de una tienda en algunas de esas localidades y, lo que es más importante, deberán permanecer abiertas unos cuantos meses, incluso más de un año. En definitiva, que las tiendas efímeras de Mango no serán tan efímeras, por lo que quizá solo ocurre que el nombre en inglés de «popup store» suena bien.
Por otro lado, pretende que cada una de dichas tiendas tenga algo distinto. Por ejemplo, el color dominante en el local. Eso responde a una política de singularización, al margen de si la tienda es efímera o permanente.
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