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Los planes, que ya se están ejecutando, constituyen (afirma) un SuperEngaño a la ciudadanía.

Luis Sans, presidente de la firma Santa Eulalia, SA, con tienda de moda de lujo en Barcelona que el año próximo cumplirá 180 años de existencia, preside también la «Associació d’Amics del Passeig de Gràcia», magnífica calle comercial de la ciudad en la que Santa Eulalia tiene su establecimiento.

En los últimos tiempos, Sans se ha mostrado contrario, en diversas ocasiones, a los excesos del Ayuntamiento en su batalla contra los medios de transporte privados. En opinión de Sans, lo que se está promoviendo es un entorpecimiento a la movilidad, y ya ha indicado en ocasiones anteriores que eso restará, en su opinión, afluencia a las zonas comerciales del centro.

Actualmente la polémica en Barcelona gira en torno a las «Superillas» (superislas o supermanzanas), que, con escaso debate previo, han comenzado ya a levantarse mediante enormes y costosas obras en la ciudad. El 7 de diciembre, el diario «La Vanguardia» ha publicado un artículo de Luis Sans, en el que califica a estas «Superilles» de «Superengaño».

«La propaganda municipal vende estos espacios (...) como idílicos, sin tráfico, con abundantes zonas verdes que propician el encuentro amable entre vecinos y en los que florece el comercio de proximidad. Sin embargo, la iniciativa suspende en la que supuestamente es su principal virtud: el fomento de una movilidad urbana más sostenible y eficiente».

Explica que el Eixample (Ensanche) es «mucho más que un distrito en el que vivir. En los bajos de sus edificios hay comercios, restaurantes y empresas de servicios. En sus pisos, además de viviendas, hay médicos, abogados, oficinas. Está variadísima oferta está al servicio de los vecinos, por supuesto, pero el 54% de los clientes de sus tiendas y restaurantes reside fuera del barrio. Complicando su llegada, solo conseguiremos que estos negocios sean menos viables».

Añade que, más allá de las Supermanzanas, la ciudad está eliminando carriles de entrada o de salida de Barcelona, dificultando la conectividad con la región metropolitana, y eso es, «simple y llanamente, una invitación a no venir».

Sans critica que la formación política al frente del Consistorio («los Comunes»), que siempre alardeó de transparencia y de participación directa, no se haya atrevido a someter estos proyectos a consulta de los ciudadanos, y que esconda el corte de sus proyectos. No obstante, Sans indica que, «para completar todas las superilles previstas hasta el 2030, se requerirá una inversión de más de 1.000 millones de euros», lo que excede en mucho la capacidad inversora del Consistorio.

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