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A sus 20 años, el suizo tempranamente hispanizado Thomas Meyer imaginó un futuro en el que las personas pudieran vestirse de forma diferente, con prendas que provocaran emociones positivas y que estuvieran al alcance de mucha gente. Así nació Desigual, en 1984. Está por tanto en vísperas de cumplir tres décadas, y su fundador bordea la cincuentena de su vida.

Durante todo ese tiempo, el proyecto ha respirado positivismo, compromiso, tolerancia, mejora constante, innovación y diversión. Procurando por otra parte recordar en todo momento su primer eslogan: Desigual no es lo mismo.

Como otros fenómenos de la distribución textil surgidos en España en ese tiempo y difundidos por el mundo, Desigual es básicamente una organización distribuidora, más que productora, de moda (aunque genere un gran volumen de actividad industrial, externa a sus estructuras). Pero no es una empresa comercializadora directa en tiendas monomarca de su enseña, a pesar de tener 205 tiendas propias Desigual y 68 franquicias en el mundo. Su enorme red abarca 10.000 detallistas y mayoristas ajenos, 2.300 grandes almacenes (de los más prestigiosos del mundo), 132 tiendas electrónicas y 71 puntos de venta Travel-Retail.

Están en los mejores escaparates del mundo, siempre irradiando un estilo propio. Han obtenido premios en todos los continentes, sobre todo en el ámbito del márketing. Hacen moda para hombre, mujer y niño (incluso, desde hace poco tiempo, bebé). Realizan colecciones inspiradas en los espectáculos del Cirque du Soleil, y en el universo creativo del diseñador Lacroix. Se extienden a calzado y accesorios y, recientemente, a la decoración del hogar.

Un crecimiento de este tipo no podría sostenerse sin una logística excepcional. Su organización puede entregar hoy hasta 120.000 prendas al día, y almacenar hasta tres millones en su nuevo almacén automatizado, capaz de procesar simultáneamente 5.000 pedidos. Ha instalado dos nuevos centros regionales de distribución en New Jersey (para Estados Unidos) y Hong Kong (para Asia Oriental).

Está construyendo un nuevo centro logístico internacional en Viladecans (periferia de Barcelona), que en una primera fase permitirá incrementar en 56 millones de prendas su capacidad de tratamiento y distribución.

 

No todo fue reír. Pero el crecimiento no fue constante y lineal. Es la última década la que ha sido impresionante. El lema actual es «Fun & Profit», alegría y beneficio (o de otro modo, ocio y negocio).

Thomas Meyer se hizo en 1983 una cazadora a partir de fragmentos de tejanos usados. La primera colección propiamente dicha de la marca, rica en estampados y colores, precursora de una alegre vitalidad característica, la presentaron para la primavera de 1985.

En 1987, a pesar de haber experimentado un gran crecimiento, varias decisiones equivocadas les llevaron al estrangulamiento financiero. Suspendieron pagos en 1988, y hasta 1991 no comenzó la reestructuración comercial y financiera.

Una suspensión de pagos, en una época en que no existía todavía el concurso de acreedores, puede ser una de esas experiencias que miden el temple de un empresario y su capacidad de resurrección

En 1992 se conocieron Thomas Meyer y Manel Adell cruzando el Atlántico en un velero, junto a once personas más. Se tejió una amistad que fructificaría en lo empresarial diez años más tarde, en 2002.

Para entonces, Desigual ya había demostrado que podía resucitar, había inaugurado las primeras tiendas propias en España (la primera fue en 1998, en la galería barcelonesa El Triangle, que ahora precisamente se acaba de cerrar), y había comenzado a exportar a Portugal y Francia.

 

Desde 2002 hasta ahora: la carrera espectacular. Lo que pasó después apenas se puede creer, pero el hecho mismo de que sucediera es el mejor testimonio.

En ese año Manel Adell se incorporó a Desigual, primero como asesor, luego como socio y director general. Para instrumentar esta colaboración se creó la razón social Abasic, S.L.U., prácticamente desconocida para la generalidad del mercado, ya que la potencia icónica de la marca Desigual ha fagocitado todo lo demás. Pero es la base de referencia para contar los millones de euros, porque es el agente que factura.

La escalada millonaria ha sido de este orden: 300 millones en 2009; 440 en 2010 (año en que abrió en Madrid la tienda más grande del mundo, con 2.000 m2 en siete plantas en la esquina de Preciados con Callao, y los flagship stores espectaculares de París-Opera y San Francisco); 566 millones en 2011; 705 millones en 2012 (vendiendo más de 22 millones de prendas a través de sus diferentes canales de venta en todo el mundo). Este fue un año importante para la expansión digital. La plantilla mundial del grupo es actualmente de 3.700 personas, de 85 nacionalidades distintas.

Durante una parte del año pasado se estuvo manejando la expectativa de facturación de 800 millones de euros. Finalmente no se alcanzó. El ejercicio tuvo, por otra parte, avatares inesperados. En agosto, Manel Adell abandonó la compañía por causas desconocidas, y en circunstancias muy raras que Textil Exprés ha narrado en su momento. Le sustituyó en la dirección general Manel Jadraque, que ya había sido su adjunto durante los nueve últimos años, por lo cual no se ha producido ninguna perturbación en el espíritu de la estrategia a seguir. El lema de la compañía para 2013 es que ¡la vida es chula! Y alcanzar los 800 millones sigue siendo el objetivo a batir.

 

Entre tanto, se ha estrenado una sede casi cinematográfica. El 13 de junio de 2013, Desigual ha celebrado la inauguración oficial de su nueva sede corporativa en Barcelona, una construcción impresionante que Manel Adell ya había soñado con presentar, pero cuya ceremonia oficiaron Thomas Meyer y Manel Jadraque, con el presidente de la Generalidad de Cataluña, Artur Mas, y el alcalde de Barcelona, Xavier Trías, como invitados institucionales.

Se trata de un edificio de seis plantas, de 6.000 m2 cada una, con 36.000 m2 de superficie útil en el futuro y 24.000 ahora, ya que se encuentran terminadas y listas para entrar en servicio cuatro de dichas plantas.

De momento trabajarán en la sede 820 personas, y a lo largo de los próximos diez años podrían llegar a ser 1.500. Obedece a un proyecto del arquitecto Ricardo Bofill, que reemplaza a los dos edificios corporativos actuales, en las calles Bruc y Casp, que pasarán al mercado de alquiler inmobiliario.

La nueva edificación se encuentra ubicada en el paseo Mare Nostrum, junto al hotel W (también conocido como de la Vela), en terrenos del llamado nuevo puerto de Barcelona, donde Desigual ha obtenido una concesión de uso por 50 años.

Se trata del segundo edificio más largo de la ciudad, sólo superado en este sentido por el que alberga al centro comercial l’Illa en la avenida Diagonal (del que en su tiempo se dijo que tenía estructura de un rascacielos tumbado, aunque quizá esto se deba más a un efecto óptico respecto a la rasante de aquella vía urbana que a una estructura arquitectónica real).

En la sede de Desigual todos los espacios son abiertos y diáfanos, y en ellos se establecerá una nueva forma de trabajo por la que ningún empleado tendrá un puesto fijo, para fomentar el intercambio de conocimientos y la autodisciplina y responsabilidad.


[Publicado en TEXTIL EXPRES Suplemento 208 — septiembre 2013 ].


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