Un análisis del escenario macroeconómico en el mundo, en el encuentro Lycra Fiber Moves de 2013.
Thomas L. Friedman dijo que el mundo es hoy en día plano («the world is flat»), hablando naturalmente de globalización, y desde la caída del muro de Berlín hasta la revolución de internet todo apuntaba a eso: la localización es irrelevante, todo está sincronizado, en cualquier lugar que te asientes hay oportunidades para competir. ¿Sigue siendo eso verdad? ¿Lo fue alguna vez?
— Tito Michele Boeri, profesor de Economía en la Universidad Bocconi, de Milán, afirma que entre 1997 y 2000 el crecimiento mundial fue sincronizado, pero después se produjo un desfase, con Occidente sumido en la recesión y los Brics en período expansivo; pero también de la crisis vamos a salir con grandes diferencias. Hemos pasado de la sincronización al «decoupling» o desenganche. Por eso crece la cuota de los Bric en el PIB mundial, pasando de un 15% en 2001 a un 25% en 2012, y los grandes de la economía ya no son los del grupo G7 sino del G20.
— Segunda pregunta: ¿Las finanzas han matado las distancias? Durante los primeros 2000 vimos un valor creciente de instrumentos financieros derivados, cuyo boyante mercado proporcionó crédito a los hogares, muchos de ellos de nivel humilde. Pero ya ahí vimos diferencias, puesto que el crédito generado para el sector privado hasta 2009 creció mucho más en los EE.UU. que en Europa (donde también creció, no obstante).
La crisis estalló por el exceso de deuda privada, pero en el sector empresarial hubo muchas empresas que estaban ahorrando. Entre 1996 y 2006 los ahorros brutos corporativos aumentaron notablemente. Esos recursos almacenados permitieron a algunas multinacionales aguantar buen durante la crisis. Las que no habían ahorrado, sufrieron mucho en la gran recesión.
Los instrumentos derivados siguen siendo útiles para controlar la incertidumbre. Y la prevalencia de las finanzas continuará, pero su dominio es bueno sobre todo para grandes actores, especialmente aquellos que son demasiado grandes para caer, y también para multinacionales con operaciones transfronterizas. Lo que sí que vemos es una creciente desigualdad entre empresas.
— ¿Conservan todavía alguna importancia las naciones? Lo que se postulaba en la teoría del «mundo plano» es que las naciones han perdido importancia y soberanía en el nuevo contexto global. Es cierto que, si miras en Europa un mapa de PIB per capita, por ejemplo referido a 2008, no se ven naciones sino manchas regionales de distinto color. Pero, en lo que respecta a las tasas de crecimiento, los países siguen importando. Por ejemplo, entre 2000 y 2007 España tuvo un crecimiento muy fuerte, e Italia muy débil, pero en ambos casos de una manera bastante uniforme dentro de cada país. Dos pruebas de que los Estados todavía cuentan las arroja el comportamiento durante la recesión: han caído los movimientos de capitales transfronterizos, y la respuesta a una parte del problema de la deuda ha sido intrafronteriza, con una espiral diabólica de compra de bonos estatales por bancos, insolvencias bancarias, intervenciones estatales, corrección de déficit público, e ingreso en fases de crecimiento lento… «La gestión de todo esto muestra que los Estados son importantes, porque lo que importa es la credibilidad de los países».
— Algunas conclusiones: la geografía es más importante que nunca, la localización es crucial. La continuada hegemonía de las finanzas globales no matará las distancias. Y las naciones todavía importan, pero necesitan ser mayores para no perder soberanía frente a los gigantes. Veremos más integraciones regionales. Incluso si la UE no parece ser una verdadera «unión», el proceso de integración es inevitable para alcanzar masa crítica.
Y un apunte importante: «Leo mucho sobre el declive de los EE.UU., pero observo mucha exageración en esto. ¿Quién emigra a los EE.UU.? Personas con titulación. Los Estados Unidos todavía atraen a nuestros talentos, y eso es bueno para ese país. En los próximos años, la diferencia en el mapa mundial la dará dónde se localicen estos talentos. Lo más importante de todo es el capital humano».
[Publicado en TEXTIL EXPRES Suplemento 211 — febrero 2014 ].