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Portugal

(Fragmento del discurso del Dr. João Costa, presidente de la Asociación Textil de Portugal, ante el Secretario de Estado de Iniciativa Empresarial, Competitividad e Innovación, Carlos Oliveira, en el Salón Modtissimo, de Oporto, el 28 de septiembre de 2011).


Nunca, como ahora, un ejercicio se reveló tan importante, y nunca como ahora se vivió un momento tan complejo, grave y decisivo.

En efecto, Portugal vive una situación de emergencia, de la que no hay memoria en décadas.

Llegamos al final de una era de ilusiones, en la cual se admitió erradamente que podríamos vivir apoyados por una voluminosa deuda externa y por el crecimiento insostenible de un aparato de Estado, voraz consumidor de recursos y asfixiante de la economía y de la frágil sociedad civil, ya poco dada a la actividad emprendedora y a la valoración de la iniciativa privada, una fórmula saludable y sostenible de crear riqueza, empleo y progreso.

Esta situación podría haber sido evitada si hubiésemos tenido en los últimos años una gobernación más responsable y con más visión y sentido de Estado. Pero, aunque con mucho retraso, estamos a tiempo de mudar el sentido de nuestra marcha colectiva y de conducirnos por valores más sólidos y perennes, reconquistando nuestro amor propio, nuestra autoconfianza y el respeto y la credibilidad externos, hoy muy debilitados.

Sabemos que la misión del Gobierno no es fácil, y es ciertamente ingrata. Tiene que afrontar uno de los mayores desafíos en que se coloca al Portugal contemporáneo. Cumplir esta misión, que a su tiempo e históricamente el país sabrá valorar y enaltecer, pasa por hacer honor a los compromisos asumidos con los acreedores e implementar un ambicioso plan de reformas económicas y sociales, a ritmo acelerado, sabiendo que, aunque todo sea alcanzado, podría no ser suficiente, atendiendo al entorno internacional particularmente inestable y a la indefinición política que, desgraciadamente, domina hoy a la Unión Europea. Pero no tenemos alternativa. El camino es estrecho, pero es el único, y por eso hay un amplio consenso en la sociedad portuguesa sobre el tema, a pesar de los sacrificios que la realidad exige.

Como no podemos alterar el pasado, ni influir significativamente en el contexto global en que vivimos, tenemos que procurar hacer lo mejor posible lo que nos compete, y hacerlo en tiempo útil.

Es en este cuadro, en el que el Sector Textil-Vestuario afirma su presencia y manifiesta su voluntad y determinación de contribuir a la resolución de sus dificultades y de las dificultades de su país.

La corrección de los desequilibrios estructurales que el país presenta exigirá un largo período de ajuste, necesariamente penalizador, en una primera fase, del progreso económico y social y de la calidad de vida de los portugueses. Simultáneamente, hay que reactivar el crecimiento económico sostenible, que se debe asentar, inequívocamente, en las actividades productivas, entre las que la Industria Textil-Vestuario se incluye, capaces de producir bienes y servicios transaccionables con potencial de exportación, ya que sólo vendiendo más y mejor al exterior es posible crear empleo, fomentar la inversión y reducir el déficit externo».


He aquí una declaración que, siendo en toda su parte descriptiva exactamente aplicable a la realidad española reciente, no nos imaginamos en boca de ningún líder empresarial español de ningún sector, y mucho menos del textil, que actualmente carece de la proyección pública necesaria para atribuirse ese papel, y que sólo es posible en Portugal, donde el textil, después de todas las crisis asumidas, sigue siendo para el país un sector estratégico al que hay que escuchar.

Y esto es sólo el preámbulo del discurso del Dr.Costa, al que siguieron muchas páginas de programa de acción política minucioso, abarcando todas las áreas de intervención pública susceptibles de afectar a la actividad empresarial.


[Publicado en TEXTIL EXPRES Suplemento 197 — octubre 2011 ].


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