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  • Sorprendente novedad: el público alemán ha superado al italiano.

Algunos veranos de esta década, el mes de julio en París fue una fiesta. Suele serlo habitualmente, pero en ciertos años, en lo que concierne a la moda, por conjunción de circunstancias lo era de manera más especial.

En 2015, se ve que esa conjunción no fue todo lo favorable que debiera, y la afluencia de público en el salón de baño y lencería, Mode City, disminuyó alrededor de un 10%, quedando por debajo de las 14.000 personas. Esa caída (que, por lo demás, tampoco es un drama) es imputable al público francés, y atribuible a la ausencia de algunos salones del verano, en especial Who’s Next, que optó por volver a sus fechas habituales de septiembre. Y es que el problema de este último certamen el año pasado era el mismo que el de Mode City ahora, pero a la inversa. Es decir, una cuestión inconciliable.

Los visitantes de Mode City bajaron de 15.400 a 13.900. Casi todas las bajas fueron francesas, y de un tipo de visitantes nutrido de pequeños compradores muy de moda, de los que acuden más a observar las tendencias que a comprar. Los internacionales se mantuvieron (es decir, porcentualmente crecieron un poco), desplazando los alemanes a los italianos en el primer puesto, lo cual es muy nuevo.

Por otra parte, no se puede olvidar al segundo salón participante en el juego: Interfilière, el certamen de materias para las industrias de la lencería y del baño, que casi siempre va asociado con el de productos finales. Entre los dos reunían 420 expositores. Alrededor de 40 firmas de lencería eran nuevas y, por cierto, muy creativas. No todo lo que se enunciaba como lencería lo era, sino, en buena parte, prendas deportivas difíciles de encasillar.

El día 5 de julio hubo un acto muy especial en homenaje a los visitantes. Se organizó un desfile en la piscina Molitor, para celebrar el nacimiento del primer bikini de la historia, el creado por Louis Réard en 1946. Participó en el desfile un ejemplar superviviente de la primera tirada de esas prendas, hoy perteneciente a la marca de moda vintage «Les nuits de satin». Por cierto que todavía hoy sorprende lo provocador que fue aquel modelo. Es verdad que el triángulo del bikini ofrecía mayor superficie que muchos de los actuales, pero la cinturilla era auténticamente de taparrabos, y el diseño dejaba el muslo totalmente a la vista, hasta la cintura. Una versión femenina del Tarzán más sexy, directamente salida de la jungla.

En lo que pudiéramos llamar logística interna del certamen, había una nota espectacular: una pasarela de 36 metros de largo, discurriendo a tres metros de altura, ofrecía a la gente una nueva visión del palacio número 1 en toda su longitud y, al final, una «avenida blanca» la desparramaba en todas direcciones, hacia los diferentes sectores o universos: Just Fashion, Designers Labels, Essential & Cocooning, Limited Edition, Super Heroes y Accessories.

El baño cubría dos tercios de la oferta total, en lo correspondiente a producto acabado; la lencería aportaba el otro tercio. Como antes se ha dicho, había además la feria de materias para la confección.


[Publicado en TEXTIL EXPRES Suplemento 220 — septiembre 2015 ].


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