En esta primavera de 2013, tan convulsa en lo climático, en lo político y en lo económico, el Ayuntamiento de Igualada, haciéndose portavoz de la comarca de la Anoia (de hecho, Igualada, diminuta como municipio, es inseparable de su comarca), acaba de poner en marcha una campaña en la que se postula como el epicentro de un relanzamiento industrial en el mundo de la moda, a nivel de Cataluña obviamente, pero también a nivel de España (siempre ha tenido, y todavía tiene, marcas que son líderes en el mercado ibérico), e incluso a nivel internacional (durante varias años de un pasado muy reciente, Igualada albergaba la sede europea de uno de los grupos multinacionales de ropa más importantes del mundo).
Para lanzar esta operación, ha propuesto un lema: Igualada Fashion Backstage, el punto de origen de la moda. En la versión internacional, conscientemente o no, lo ha modificado: «the origin of knitting fashion». El origen de la moda de punto, una inversión de los términos (debida a la diferencia de sintaxis) que también vale, porque en efecto, pasada una época ya algo lejana de primicia industrial de la tenería en la comarca, lo que Igualada y la Anoia han estado ofreciendo con generosidad durante décadas han sido géneros de punto, en sus tres grandes compartimentaciones: prendas exteriores, prendas interiores, calcetería (en las tres, con grado de excelencia).
La presentación de este proyecto al sector empresarial y a los medios de comunicación tuvo lugar al atardecer del 8 de mayo, en un acto celebrado en la sede de la Diputación Provincial de Barcelona, organismo que patrocina la iniciativa, cuyo objetivo estaba bien precisado en la convocatoria: captar empresas, inversiones y actividades del sector.
— Antecedentes, situación, expectativas: de dónde se viene, a dónde se quiere ir. Tras la apertura del acto por el vicepresidente de la Diputación, Ferrán Civil, hubo una primera ponencia del economista Xavier Cuadras, director de la Escuela Superior de Comercio Internacional de la UPF (Universidad Pompeu Fabra), de Barcelona.
Con la incorporación de China al comercio internacional en 2004, y más aún con la crisis financiera mundial de 2008, la economía entró en un proceso de profunda transformación, en el cual todavía está inmersa.
Se generalizaron ciertas corrientes de pensamiento económico, algunas de las cuales se demostraron luego equivocadas, pero que dejaron su impronta en la sociedad. Una de ellas, la creencia de que toda la actividad productiva, por razón de costes, se iría a China; otra, que el mundo occidental se transformaría en una sociedad de intercambio de servicios, post-industrial. Eran predicciones acertadas en el fondo, pero que no serían de aplicación tan directa y general como se suponía. La sociedad resultante es mucho más compleja y permite trayectorias intermedias que hay que investigar.
A continuación hablaron los dos grandes dinamizadores del proyecto que se presentaba. El primero, David García Uslé, presidente de Fagepi (Asociación Textil de Igualada, aunque la sigla se deriva de su origen vinculado a los fabricantes de género de punto), secretario del Clúster Textil Moda Anoia, primer ejecutivo en la práctica de toda iniciativa que surja por estas latitudes en torno al textil.
Presentó los materiales de trabajo, los resultados del Proyecto de Reindustrialización, el concepto «Igualada, backstage de la moda», la importancia del concepto Clúster (sobre lo cual se hablará más adelante en este artículo), y qué ofrece Igualada a las empresas (suelo industrial, soporte institucional, know-how…).
Según él se puede soportar un diferencial de coste industrial del 15% entre el coste chino y el de proximidad, si se tienen en cuenta otras ventajas como las de tiempo de proceso (incluido el transporte). Y hay posibilidades de aumento inmediato de la producción local, porque Cataluña tiene inutilizado entre el 22 y el 41% de su capacidad según los subsectores, con personal inactivo que conserva su «expertise».
Le siguió el otro «alma mater» de la operación, Josep Ignasi Reixach, pieza fundamental por cuanto es el más alto exponente de la industria textil involucrada en el proyecto: primer ejecutivo de la sociedad más relevante de las que intervienen, y presidente del Clúster Textil Moda Anoia, uno de los conglomerados de empresas de género de punto más potentes del Estado español. Narró el penoso languidecer de las industrias, durante estos años últimos, bajo el fatalista sentimiento de que esto ha llegado a su fin («¿para qué quieres las máquinas? deshazte de ellas ya»), y la reacción que se está produciendo actualmente con una nueva fe.
Cerró el acto Marc Castells, alcalde de Igualada, para ratificar su sentido de liderazgo y de soporte institucional al proyecto. Lamentó el error en el que habían incurrido la comarca, las instituciones y la sociedad igualadinas en la década anterior, al dar por buena la teoría de que el mundo iba hacia una economía de servicios en la que la industria era un lastre que había que eliminar. Resaltó el potencial de Igualada como ciudad de la moda, citando varios ejemplos de iniciativas ciudadanas que se han materializado en los últimos tiempos. Igualada está preparada «para ser proveedora de grandes marcas de moda, para acoger centros logísticos y para integrar outlets de marcas punteras».
— El concepto de clúster. A lo largo de la reunión informativa, tanto en la documentación distribuida como en los parlamentos, la palabra clúster fue muy utilizada, pero a veces el alcance del término podía suscitar dudas.
En el sentido de conjunto de empresas afines o complementarias, con actividades interrelacionadas, formando un racimo o piña (significado literal del término) en un espacio determinado, es evidente que todas las de género de punto (o las textiles) instaladas en Igualada forman un clúster, y que todas las pertenecientes a la Anoia también lo forman, aunque mayor; y, desde el punto de vista organizativo o coordinador, la asociación Fagepi las aglutina de una manera fáctica, sin que se traduzca en una institucionalización formal expresa.
Del mismo modo, la Asociación de Empresas de Textil y Moda de Cataluña, ACTM, creada hace dos años, y que se autodenomina clúster, lo es en ese mismo sentido de comunidad de empresas afines que forman una «colmena» en un territorio, sin necesidad de una estructura jurídica específica. Sólo que, en este caso, con un radio de acción más amplio (y con menor compacidad).
Desde esa óptica, el clúster de la Anoia es una fracción territorial del clúster catalán. La operación de Igualada concierne sólo al clúster de la Anoia, sobre todo teniendo en cuenta que conlleva un compromiso económico del Ayuntamiento de Igualada (no de la Generalidad de Cataluña). Es una acción ligada a un espacio geográfico menor… y a los ocupantes de ese espacio.
De todos modos se puede observar que el presidente de la operación Igualada Fashion Backstage, Josep Ignasi Reixach, es el mismo que preside actualmente la ACTM. Cambiará de radio de acción (y de pensamiento) según cambie de silla para tomar decisiones. Y estará pensando, según los casos, en el clúster grande o en el clúster pequeño, y sus problemas respectivos.
[Publicado en TEXTIL EXPRES Suplemento 207 — junio 2013 ].