La vocación de la industria textil europea es aumentar su papel como potencia exportadora.
Serge Piolat.
En el boletín quincenal número 667 de Textil Exprés, correspondiente a la segunda quincena de abril, los lectores habrán podido ver una nota informativa titulada «La patronal Euratex ha reorientado su trabajo», dando cuenta de las líneas generales de la acción estratégica planteada por el nuevo presidente de dicha organización, el francés Serge Piolat, elegido en 2015 para presidir esa corporación; una acción que debería ser puesta en marcha a lo largo del actual ejercicio 2016 por tres ejecutivos especialmente designados (Isabelle Weller para el área de comercio, Lutz Walter para el área de innovación, Mario Scallia para la del desarrollo duradero), bajo la coordinación del director general de la propia Euratex, el italiano Francesco Marchi.
Posteriormente el planteamiento del tema ha sido abordado con mayor extensión por el propio Piolat, en lo que él considera una movilización en toda regla que deberá culminar en el actual ejercicio (el mandato de los presidentes de Euratex es bienal, lo que condiciona su disponibilidad de tiempo para ejecutar proyectos ambiciosos), y esto nos lleva a ampliar aquí también la información inicial dada a nuestros lectores.
Un caballo de batalla de Euratex en esta materia es favorecer el libre cambio, más allá de las regulaciones arancelarias. El textil-confección europeo exporta bienes al exterior de la UE por 44.000 millones de euros anuales. Aunque el crecimiento de las importaciones está siendo siempre superior al de las exportaciones, la voluntad de la UE es la de ser, en el textil-confección, cada vez más una potencia exportadora. Por eso presta mucha atención al panorama internacional.
Un tema siempre muy importante es el de las barreras no tarifarias, de orden reglamentario sobre todo. Con los Estados Unidos, en particular, hemos de trabajar mucho sobre el asunto de las normas técnicas, es decir, más allá de los aranceles. En Europa tenemos tendencia a imponer normas a los productores locales para proteger a los consumidores (por ejemplo contra deficiencias técnicas); pero es necesario que los mismos niveles de protección sean cumplidos por los productos equivalentes importados, pues de lo contrario estaremos creando una desigualdad competitiva. Hay que asegurar la debida supervisión de las barreras técnicas de entrada.
Otro ámbito de estudio muy interesante es el del fomento de la innovación. Aquí Euratex quiere que se sigan, en lo conceptual, criterios no excesivamente académicos, porque la industria textil, y sobre todo la confeccionista, es una industria ligera, flexible, en un entorno de pymes, y el destino de sus productos es muchas veces el de ser comercializados en el corto plazo al nivel de consumo, y no tanto al de centros de investigación. Pueden ser productos muy innovadores, y sin embargo accesibles (es decir: no por ello necesariamente complejos).
Serge Piolat querría, en fin, lograr una mentalidad de compromiso entre empresarios, trabajadores, organizaciones sindicales y de consumidores, y ONG, a favor de las buenas prácticas (tanto de producción como de uso y consumo) que favorezcan la implicación de todos con el desarrollo duradero. Este es el caballo de batalla, para todo el mundo, hoy día.
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[Publicado en - Junio 2016 ].
© TEXTIL EXPRES - Revista - 2016