En fechas paralelas a las de la moda exterior, pero un poco más cortas, del 21 al 23 de junio, se celebraron en la Puerta de Versalles los dos certámenes gemelos de la moda íntima, Salon International de la Lingerie, para prendas, en su edición número 49, e Interfilière Paris, para materias (tejidos y fornituras), repartiéndose en paralelo el palacio de exposiciones número 1, abandonado por Who’s Next para incorporarse a la nueva coalición ferial que ahora lidera, y de la que se habla en otro lugar.
Lingerie: una visión de 360º. Con esta expresión quisieron aludir los organizadores del certamen de este año a la amplitud de la panorámica sectorial que habían querido desplegar para asegurarse de que todos los nichos de mercado relativos al mundo del vestir interior quedaban reflejados en la muestra, incluso aquéllos que habitualmente carecen de visibilidad en estas manifestaciones.
Reunió así a 550 marcas, de las que un centenar eran de nueva participación; correspondiendo las tres cuartas partes del total a lencería en sentido propio, y el 25% restante a la ropa para estar en el hogar (loungewear y homewear) o para el ocio y los spa.
Las participaciones nacionales más importantes eran las de Francia (82 firmas), Italia (68), Reino Unido (47), Alemania (44) y Estados Unidos (31). Estaban representados 33 países. De España había 20 expositores, entre ellos Andrés Sardá (que celebra en 2012 los 50 años de la marca), Gemma, Massana, Selmark, Udy… y dos de nueva incorporación, muy relevantes en otros campos: Desigual, absolutamente primerizo en este terreno, con artículos para hombre y mujer, e Industrias Valls (Punto Blanco), que en realidad protagonizaba un retorno puesto que tiempo atrás ya participó, con un abanico de productos muy amplio para hombre, mujer, jóvenes y niños.
En el salón se enmarcaban una serie de eventos (coloquios, conferencias y desfiles) en nutrido programa. Por lo que se refiere particularmente a los desfiles, merece una mención aquí el descontento de algunas de las marcas participantes por el pésimo criterio de selección de las modelos por parte del equipo responsable del casting.
Cada expositor que deseaba incorporar muestras de sus colecciones a la pasarela tenía que pagar 900 euros por cada prenda de su marca admitida al pase. Naturalmente esperaba tener así la oportunidad de que los espectadores del comercio especializado, sus clientes potenciales, pudieran admirar el estilo y la belleza de sus creaciones; las cuales quedaban arruinadas cuando, siguiendo una absurda tendencia actual de los responsables del casting, eran «lucidas» (tremenda ironía) por maniquíes escuálidas.
Interfilière: donde todo comienza. El salón de las materias, que cumplía 25 años de historia, exhibía una invocación muy acertada: «Where it all begings». En efecto, para la moda íntima y el baño la creación empieza aquí; aunque en el caso de una edición de invierno, como era ésta, el baño queda excluido por una razón de temporada (las colecciones balnearias sólo se presentan en julio).
Esto hace que las marcas de fibras, que han ido concentrando su estrategia de márketing (por lo que concierne a este sector de negocio) sobre la moda balnearia, el «beachwear», expongan sólo en las Interfilière del verano.
Participaban ahora 156 expositores (de ellos, 38 nuevos) de 24 países, con ligero aumento sobre 2011. De Francia acudían 40 firmas, y de Italia 24; esos dos países suponían el 40% de la oferta. España sólo estaba representada por cuatro firmas, históricas por otra parte: Dogi, Grobelastic, Grupo Estilmar e Indesmalla.
Todos ellos presentaban materias para el sector de la lencería. Y en distintas proporciones ofrecían, según la especialidad productiva de cada uno, suministros para otros sectores.
La firma belga Liebaert, que recibió aquí el año pasado un premio a la creación, celebra en 2012 sus 125 años de existencia, hecho que la organización del certamen considera único en los anales del textil. Hoy está dirigida por la cuarta generación de la familia fundadora.
En esta ocasión Interfilière contaba con una novedad muy particular: la presencia del grupo Intimates and Beachwear by Fatex, con nueve expositores de servicios para la subcontratación («sourcing»), situados en una zona de conexión entre los territorios de la propia Intefilière y de Lingerie, muy transitada.
El comportamiento de la audiencia. A los dos días de la clausura, Lingerie emitió un comunicado calificando a su certamen como un salón anti-crisis, como no se había vivido ninguno, por lo que los expositores recordaban, desde hace varios años.
Su salón tuvo: una circulación densa, compradores decisivos de una calidad excepcional, profesionales satisfechos y seguros, y un fuerte crecimiento internacional.
Registró 18.604 visitantes (el 41% franceses, el 59% internacionales), con aumento del 5,8% sobre el año anterior.
Los diez primeros países visitantes después de Francia fueron: 1, Italia; 2, Alemania; 3, Reino Unido (ganó dos posiciones); 4, Bélgica; 5, España (perdió 3 puestos). Y luego: Estados Unidos, Suiza, Japón, Rusia y Holanda.
En cuanto a Interfilière, tuvo 11.495 visitantes (38% franceses, 62% extranjeros), con aumento interanual del 6,5%; los cuales mostraron durante los tres días un entusiasmo y un dinamismo a toda prueba.
Los organizadores concluyen, tras la prueba de París, que el año 2012 se anuncia más optimista que lo que se había previsto.
Hubo un alza del 40% para el Canadá, del 50% para los Estados Unidos, y un retroceso del 11% para el conjunto de Asia.
Los diez países extranjeros más presentes fueron: 1, Italia; 2, Reino Unido; 3, Alemania; 4, España; 5, Estados Unidos. Y luego, por este orden: Bélgica, Japón, Holanda, Rusia y Suiza.
[Publicado en TEXTIL EXPRES Suplemento 199 — febrero 2012 ].