El último evento madrileño del invierno 2013 en el mundo de la moda tuvo lugar en el Parque Ferial de Ifema del 9 al 12 de marzo con la edición número 31 del certamen Modacalzado + Iberpiel, que ya en su propio nombre indica que es, a su vez, un dúplex resultante de la yuxtaposición de lo que alguna vez fueron un Salón de la Moda en el Calzado y un Salón de Artículos de Piel. Y que, como ya estaba anunciado, después de esta celebración de marzo pasarán a emparejarse a su vez con el salón de la confección textil, es decir, el SIMM; de modo que la manifestación dual que habrá en septiembre será, por decirlo así, doblemente dual para los industriales del calzado y de la piel, puesto que ellos ya proceden de un emparejamiento anterior.
Punto final (o quizá todavía no) de un proceso de racionalización de aquella rica variedad de iniciativas que florecieron cuando todo era fácil y todos los sectores querían tener su fiesta. Cuando las ferias eran grandes y alegres, se mantenían fácilmente a sí mismas, y mantenían a los gremios que las organizaban. Por ejemplo, Modacalzado, ya que en este tema se habla de ella; que ha sido la financiadora, durante un cuarto de siglo, de una intensa actividad corporativa. El proceso de encogimiento, por otra parte, fue recíproco, pues las ferias se contrajeron al ritmo en que lo hacían los sectores de los que habían nacido.
En este caso, las organizaciones implicadas eran, son todavía, Fime (Federación de Industrias del Calzado Español) y Asefma (Asociación Española de Fabricantes de Marroquinería), la primera muy importante en cuanto a potencia empresarial.
— Un contenido adecuado a los tiempos, con una presentación muy agradable. Semanas antes de la cita ferial, circularon predicciones más bien negativas sobre el panorama previsto para esta edición, poniendo cierto énfasis en una presunta fuga de expositores españoles hacia el Micam de Milán. Ifema contrarrestó ese rumor afirmando tener, en aquel momento, una pre-inscripción que superaba la de marzo de 2012.
Cuando llegó la apertura, la documentación ferial distribuida hablaba de más de 400 marcas nacionales e internacionales, en consonancia aproximada con las referencias de catálogo. En la edición equivalente del año pasado había 458 expositores, de modo que, en efecto, se produjo cierta contracción, muy acorde, por otra parte, con la evolución de la economía.
Se apuntaba la incorporación de importantes marcas nacionales e internacionales como Guru, Coolway, Piedelli, Armand Basi, Frida, José Sáenz, Liberitae o Paco Valiente, junto a la permanencia de grandes nombres de prestigio habituales en el salón como Pons Quintana, Sacha London, Chie Mihara, Pedro Miralles, Membur, Pura López, Lola Cruz, Desigual, Hispanitas, Wonders, Callaghan, Xti, Mustang, Victoria, Puntotres, Abro o Drap Difussion. También es verdad que faltaban algunos muy significativos.
El contenido ferial ocupaba los pabellones 12 y 14 del recinto ferial, asignados a los certámenes relacionados con el universo de la moda, en esta ocasión distribuido en seis sectores.
En el pabellón 12 estaban los sectores Chic (Mustang, Destroy, Vero Giardini, Cressy, Bibi Lou, Calmoda), Espacio Glam (Dimoni, Hispanitas), Glamour (Paco Herrero, Pertini, Marco Aldany, Calzados Hergar), y Niño en el corredor de enlace entre pabellones (Mayoral).
En el pabellón 14 se encontraban los sectores Street & Casual (Gioseppo, Sendra, Storm, Kangoroos, Alpe, Joma, Nordiska), y Metro (Xti, Mimao, Refresh, Excalpa, Nuevo Milenio…).
Los expositores procedían principalmente de la Comunidad Valenciana, como ya es tradicional, seguida por Castilla La Mancha, La Rioja y Baleares, lo que es bastante acorde con las áreas geográficas de implantación de esta industria. Las marcas internacionales procedían sobre todo de Alemania, Estados Unidos, Francia, Países Bajos, Italia y Portugal.
La feria ofrecía un aspecto muy luminoso, la consigna parecía ser «más luz». Los stands eran atractivos. Desapareció el stand mausoleo, que daba al salón un aspecto fúnebre (aunque por otra parte estaba asociado al empaque de ciertas marcas históricas). Era muy agradable circular por la feria, accesible y cordial.
Fue una novedad de esta convocatoria la creación de una nueva área de stands de pequeñas dimensiones (nueve metros cuadrados) para las empresas con una colección reducida o que deseaban participar con un coste ajustado.
Había un buen flujo de gente a lo largo de los días, y no sólo de paso, sino entrando y permaneciendo en los stands. Reapareció una costumbre antigua que parecía haberse olvidado: el reparto de bonitas bolsas-obsequio a los visitantes, un pequeño detalle simpático que crea un espíritu de familiaridad.
— Actividades paralelas. En este salón es siempre particularmente relevante la instalación del Espacio IdeasLab, uno de los focos de interés para los miles de profesionales que acuden al evento. Como en otras ediciones, incluyó un amplio programa de conferencias, centradas en esta ocasión sobre la gestión comercial, el diseño, las tendencias y la innovación en calzado. Algunos temas concretos fueron la generación de negocios por Internet, la importancia de la experiencia de compra, casos de éxito en materia de calzado sostenible, el arte en el calzado, problemas actuales del sector del retail en España, y otros varios. El secretario general de Fice hizo una exposición sobre «La industria del calzado actual».
También se mantiene fiel a su cita con el salón la Fundación Museo del Calzado de Elda, que en esta ocasión sorprendía a los visitantes con una interesante exposición titulada «Pisando Metas», en la que presentaba 50 piezas de los siglos XIX y XX creadas para su aplicación en diversos deportes, adaptando el calzado a los requerimientos de las prácticas a las que iban destinadas.
[Publicado en TEXTIL EXPRES Suplemento 206 — abril 2013 ].