Mayo y junio son, según las estadísticas, los meses más propicios para las bodas. Quizá también para las comuniones. Y hasta ahora lo han sido, desde luego, para las ferias dirigidas a estos sectores. En España, para el mercado profesional tenemos dos, una en Madrid y otra en Barcelona, por ese orden, y las dos en el mes de las flores, casi pisándose en el calendario. En otros momentos del año hay certámenes diferentes para el público final, del tipo de «las mil y una bodas», pero eso es otra cosa.
Por lo que concierne al ámbito de interés de nuestra revista, la apertura de la temporada informativa la dio Madrid Novias, Salón Internacional de Moda Nupcial y Comunión, que se desarrolló en el Parque Ferial de Ifema, del 3 al 6 de mayo. Era la primera edición de este certamen que se celebraba bajo la dirección de Francesco Malatesta, el nuevo responsable de las ferias de moda madrileñas (sucesor de Pola Iglesias en esta tarea), que previamente se había posesionado del SIMM (en febrero) y de Modacalzado+Iberpiel (en marzo), y que con las bodas terminaba su turno de asunción de funciones.
En todos los casos, y en Madrid Novias también, las ediciones respectivas de este semestre llevaban ya algunas pinceladas de la impronta del nuevo director, pero las verdaderas innovaciones de estilo y de filosofía se verán en el otoño, cuando venga la segunda tanda de los certámenes a su cargo. En el caso de Madrid Novias, en la primavera de 2013, puesto que se trata de un certamen anual.
Así como el SIMM y Modacalzado son manifestaciones históricas de Ifema, Madrid Novias fue una iniciativa relativamente reciente de un promotor privado, integrada en Ifema posteriormente, y una representante de su equipo gestor previo, Candelas Acedos, sigue figurando como coordinadora, adjunta al director titular.
El salón: 70 expositores, con los trajes nupciales en minoría. El pabellón 14.1, corazón del módulo temático asignado al textil-moda en el recinto ferial de Madrid, albergaba la oferta del salón nupcial, con la participación de 70 marcas y expositores, integrando a fabricantes, mayoristas, importadores, distribuidores y diseñadores.
En este conjunto de participantes, sólo trece firmas exponían trajes de novia y una de novio; lo que hubiera podido considerarse el contenido esencial de un salón como éste. En cambio eran veintisiete las que exponían trajes de comunión y arras; había veintidós con complementos, y catorce de fiesta (especialidad que fue dominante en algunas ediciones, y que el nuevo director quiere volver a potenciar como sector de «fiesta, eventos y ocasiones especiales»). Doce stands correspondían a prensa técnica y servicios.
Este certamen había sido muy respaldado en sus comienzos por el hombre de negocios Moisés Amselem, el creador del grupo Novísima, que se proponía emular a Pronovias en el panorama español de la moda nupcial, y que era el catalizador de un universo de marcas y diseñadores, con redes propias tanto de talleres como de distribución. Fue una de las primeras víctimas de la crisis financiera (y, al mismo tiempo, uno de los primeros fiascos acaecidos en el entorno de Caja Madrid); y aún no ha habido tiempo de que la dinámica propia del salón reequilibrara las presencias y supliera las ausencias, o de que se reorientara. En las líneas sobre las que ahora se trabaja figuran posibles cambios de nombre, de fechas y de imagen.
Por lo demás, se apreciaba un claro esfuerzo por hacer el salón agradable, y lo habían conseguido. Resultaba atractivo de ver y fácil de asimilar.
La pasarela: nueve desfiles, con dieciocho participantes. El salón tuvo el inevitable complemento de los desfiles, bajo su nombre clásico de Pasarela Cibeles Madrid Novias (es decir, sin adoptar la nueva denominación de Mercedes-Benz aplicada a la pasarela general), que se desarrolló los días 3 y 4 de mayo.
El día 3 hubo seis desfiles de moda nupcial en la versión de novia protagonizados por Ana Torres; Isabel Zapardiez y Rafael Urquízar (éste incluyendo ceremonia); Paula del Vas; Miquel Suay; y Lucía Botella para Pepe Botella; y uno más de Miquel Suay (que, por tanto, desfiló dos veces) en la versión de novio. Fue un programa discreto, para presentar las colecciones comerciales y no para hacer imagen de marca o de creador. Por consiguiente, tampoco se alcanzaría la finalidad de ser pasarela de imagen del propio certamen, que en este caso probablemente no se pretende, pues los organizadores son sin duda conscientes de las posibilidades reales del programa.
El día 4 contó con sólo tres desfiles. El primero fue de vestidos de novia, con la colección de Charo Péres. El segundo, de la firma de lencería Emperatriz, complementada con novias de Pol Núñez; Emperatriz se ha hecho clásica de este salón, y probablemente es la única marca española que pone en pasarela moda íntima específicamente asociada al concepto nupcial (Andrés Sardà lo ensayó alguna vez); con una colección bonita, muy bien coordinada, agradable de ver.
Y la tanda terminó con un desfile colectivo de comunión-arras, bastante confuso. Abría el cartel Hortensia Maeso para Rubio Kids, lo mejor de todo, a gran distancia de lo que luego se vería. Y seguían Barcarola, Miquel Suay, Agatha Ruiz de la Prada, Javier Larraínzar, Lovely Day, Victorio & Lucchino y Elena Rubio. Las prendas se pasaron sin identificación de autor, y las de Agatha, al parecer, no figuraban (porque se había retirado). Maeso había puesto un listón de salida muy alto, y lo demás desmerecía.
Esta parte del evento Madrid Novias (es decir, la pasarela) probablemente será una de las que tendrán que ser repensadas cuando se estudie su formato para 2013, para asegurarse de que contribuye a marcar el nivel de calidad global.
[Publicado en TEXTIL EXPRES Suplemento 201 — junio 2012 ].