Un encuentro amplio de moda, con Momad como evento troncal.
Alguna vez Madrid se sintió muy madrugadora y dio el clarinazo de salida para las ferias de moda españolas de la temporada otoñal el 1 de septiembre (incluso en cierta ocasión el 31 de agosto, lo que, hablando del verano de Madrid, es toda una audacia).
En la actual temporada dominó sus impulsos durante el primer tercio del mes, manteniendo sin embargo su condición de pregonera mayor porque, en el calendario de eventos de la moda, nadie se le anticipó. El día 11 tocó a rebato para la pasarela de Mercedes-Benz, y el día 12 para la feria propiamente dicha, Momad Metrópolis en su tercera edición. Hablaremos primero de ésta, no obstante, porque ha sido el evento troncal.
Del 12 al 14 de septiembre, Momad presentó las colecciones de moda de 900 marcas directas o representadas, con la oferta de moda de street y urbana para otoño-invierno de 2014-15, formando el sector Fast & Young, con 75 firmas, en el pabellón 6, y las colecciones de vestir (moda contemporánea de gama alta y media) para primavera-verano de 2015, formando el multisector Cosmo, con 225 marcas en los pabellones 12 y 14. El pabellón 21 acogía a las colecciones, un centenar, que se presentaban bajo la modalidad de showrooms, por lo general internacionales, gestionadas por una veintena de agentes.
Los expositores del certamen en su conjunto eran fabricantes, mayoristas, distribuidores o importadores, y los visitantes (compradores potenciales) comprendían comercios de confección, calzado y accesorios. En un evento organizado y dirigido, un año más, por Francesco Malatesta.
El amplio universo denominado Cosmo incluía las áreas dedicadas al producto de gamas media y alta abarcando los subsectores Contemporáneo (colecciones innovadoras que no pierden el estilo tradicional), Casual (de moda informal, urbana, práctica o confort), Evento (cóctel, noche y ceremonia), y Kids (moda infantil). Este último incluía una muestra, poco significativa, de la manifestación barcelonesa Little Kids, que parece no encontrar un ámbito adecuado al que acogerse.
En el área ferial denominada Espacio Ego participaban 27 diseñadores noveles procedentes de los estamentos emergentes de la Semana Mercedes-Benz, una cantera permanente de renovación para la feria.
De la oferta internacional de expositores, aportada por 17 países, destacaba en esta ocasión la presencia de firmas lusitanas, ya que Portugal, con 42 firmas, casi todas de los sectores Cosmo (Casual y Contemporáneo), era el país invitado.
Toda la moda de vestir, calzar y adornar, en una misma oferta. Puesto que Momad Metrópolis ha venido a integrar en una sola concentración ferial las que en su tiempo fueron convocatorias monográficas de moda textil, de peletería, de complementos, de calzado, de accesorios…, el evento asume también las diversas manifestaciones (conferencias, exposiciones, concursos) que acompañaban a aquellas disciplinas, si bien coordinando los programas con afán simplificador, puesto que uno de los alicientes para ese proceso integrador fue la racionalización de los costes organizativos. Algunas de las manifestaciones conservan su rango; en materia de exposiciones, se debe hacer una alusión especial a «España en la piel»,que conserva toda su frescura. Los seminarios de tendencias cubrieron todas las especialidades.
Encuentros didácticos de particular interés fueron la mesa redonda sobre la importancia del comercio independiente en los centros urbanos, moderada por el director del certamen, Francesco Malatesta; las reflexiones de Guillermo González, de la Confederación de Comercio de Madrid, sobre el futuro del retail; y una ponencia sobre pantallas y escaparates interactivos. Tema inesquivable hoy día, que tuvo varios tratamientos: la interrelación entre las redes sociales y el márketing del negocio detallista.
El salón se felicitaba por la incorporación de interesantes expositores, nuevos o recuperados: Roberto Verino, Javier Simorra, Nuria Aymerich, Mescalino, Esprit, Escorpión, Gant, La Martina, Diesel, Flexx, Pikolinos, Desigual, Pons Quintana, Hispanitas, Robert Clergerie, Mustang o Coronel Tapioca. A veces, marcas que renacen en manos de nuevos titulares. El grupo Bestseller, novedad de los últimos años, aportó otra vez el más amplio stand, en esta ocasión con siete enseñas.
Impresiones del ambiente. Aunque el verano comercial de 2014 no ha sido bueno para los establecimientos de moda, según los informes de las entidades gremiales del sector, los comerciantes que en septiembre se dejaron ver por los pasillos de Momad Metrópolis no dejaban traslucir pesimismo ni mucho menos. La impresión de conjunto era buena. Los stands tenían visitantes, y no sólo por curiosidad o cortesía.
La presentación de la oferta resultaba en general satisfactoria, y los compradores potenciales mostraban el interés justo: los elementos básicos para que pueda haber una satisfacción razonable. Pasará bastante tiempo antes de que se pueda volver a hablar de una feria eufórica, pero en este caso la gente (ambas partes, oferta y demanda) estaba razonablemente animada. La unión de salones facilitó un trasvase equilibrado de negocios. Quizá la moda infantil fue el único sector que no se benefició de esta corriente.
La distribución de la oferta generaba algunas críticas de orden práctico, derivadas del encaje entre los universos de las dos ferias preexistentes. Ahora se había acondicionado el calzado de forma diferente a la acostumbrada, creando dos zonas, y algunos sectores de público estaban desorientados.
Y hablando de tiendas y públicos: las enseñanzas del Baúl de Lulú. En una de las mesas redondas a que antes se ha hecho referencia, el responsable de la enseña El Baúl de Lulú explicó algunas cosas muy interesantes sobre su concepción del negocio.
La tienda debe tener algunas prendas de diseñadores; ambas partes se servirán de trampolín recíprocamente (los diseñadores, después de propulsados, ya irán solos). Las marcas deben ser pocas, pero tratadas con esmero, como toda la tienda por otra parte. Hay que renovar escaparates con mucha frecuencia, que el visitante encuentre siempre algo nuevo. Se necesita invertir mucho tiempo (no es lo mismo que dinero) en la tienda.
Precisamente la tienda pequeña es la que más facilidades da para hacer cambios a menudo, de mucho efecto. Los centros comerciales, por el contrario, despersonalizan la tienda; son más mecánicos, de menor ternura.
La tienda pequeña debe estar en zonas donde haya actividad, donde haya vida. Si las empresas trasladan su domicilio a los polígonos, es difícil que puedan sacarles partido para instalar una boutique (una tienda de venta final). Concretamente Lulú perdería su personalidad.
La boutique de enseña propia en un centro comercial tiene una clientela de mujeres de entre 25 y 50 años con un poder adquisitivo medio alto, a la que siempre hay que sorprender con un producto acorde con su carácter. Aunque no hay que, por eso, ignorar a la gente joven, que no siempre puede comprar una prenda cara, pero a veces sí. Con una advertencia: el diseñador, habitualmente, no es buen vendedor. O, mejor dicho, no es nada vendedor: si se le pone a él a vender, hay que cerrar.
El parte final: un récord de 24.000 visitantes. Aparte de las impresiones, recogidas en el aire, y que ya hemos ido citando en esta crónica, hay las cifras. Momad Metrópolis distribuyó más tarde su informe de resultados, y es realmente espectacular: 23.948 visitantes, un 13% más que en febrero pasado, ratificando el respaldo del comercio de textil y calzado a la conjunción ferial de sus sectores (Simm y Modacalzado+Iberpiel). Elevándose el conjunto de audiencia de los eventos feriales complementarios de aquellos días (bisutería-joyería-regalo) y de la pasarela a 112.000 visitantes, de 70 países.
Para Momad Metrópolis en concreto, los extranjeros fueron un 10% de la audiencia (es decir, 2.400 personas), con predominio de franceses, portugueses e italianos. De los nacionales, las Comunidades Autónomas de Madrid, Andalucía y Valencia fueron las que más visitantes aportaron.
[Publicado en TEXTIL EXPRES Suplemento 215 — octubre 2014 ].