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TEXTIL EXPRES - EXTRA NUMERO 200

 

Outlast

El ser humano ha buscado en la indumentaria modos de abrigarse, es decir, resguardarse del frío, o por el contrario de refrescarse y protegerse del calor, en este caso mediante ropajes livianos, a veces con cobertura total en situaciones de máxima exposición al sol.

Eran métodos de construir un microclima, siempre especializados en función de cuál era el clima exterior a nuestro cuerpo. La ropa de abrigo no refresca, y la que enfría no nos sirve en un invierno duro: nos congelaríamos.

Sin embargo, el confort consiste en hallar la temperatura idónea, con independencia de la temperatura exterior y, particularmente, de las variaciones térmicas corporales, cambiantes en función del ejercicio físico y de otras circunstancias.

No es casual que el hallazgo de una tecnología avanzada para el mantenimiento de la temperatura de confort se produjese por encargo de la agencia espacial estadounidense, la NASA. En un paseo fuera de la nave espacial, o por la superficie de la luna, el astronauta está sometido a un fuerte contraste de temperaturas: por el lado expuesto al sol se produce un calor elevado, mientras que la otra mitad del traje, en la sombra, padece un frío riguroso. Es como estar sometido, a la vez, a un verano ardiente y a un invierno gélido. Y es que en el vacío del espacio exterior no hay atmósfera que mitigue los contrastes térmicos.

Para ese entorno tan hostil se desarrolló la tecnología Outlast ®. Consiste en emplear materiales de cambio de fase (PCM, por su sigla en inglés: Phase Changing Materials) que absorben el exceso de calor, lo almacenan, y lo liberan cuando es necesario, contribuyendo a mantener un nivel constante: en el primer caso refrescan, en el segundo calientan.

 

Outlast

 

Los PCM son este caso parafinas microencapsuladas, que acumulan calor cambiando su estado de sólido a líquido, y lo devuelven pasando de líquido a sólido. Las «Thermocules»™, microcápsulas patentadas por Outlast®, aplicadas en textiles utilizados en proximidad de la piel o del cuerpo humano, aportan un clima de confort que los fabricantes resumen de forma muy gráfica en el lema «not too hot, not too cold, just right», a traducir como «ni demasiado caliente ni demasiado frío: justo en su punto», o a la temperatura correcta.

Añadida a la fibra durante la fase de producción, utilizada en fieltros, forros o entretelas, o incorporada a superficies textiles mediante un proceso especial de revestimiento por infusión en matriz (MIC, Matrix Infusion Coating), la tecnología Outlast® tiene aplicaciones textiles variadas, tales como:

—Ropa de cama: edredones, almohadas, cubrecolchones, mantas, sábanas, sacos de dormir.

—Prendas de vestir: forros, prendas de deporte, interiores, guantes, gorros.

—Calzado: zapatos y botas con forros o espumas, plantillas.

—Tapizados de mueble, espumas para sillas de oficina, asientos de coche, sillas de ruedas.

 

 

 

 

 

Formación sobre Outlast

 

 

Outlast

Para saberlo todo acerca de la tecnología Outlast®, sus beneficios, aplicaciones y modos de empleo, la empresa facilita amplia información en el sitio www.outlast.com/es. Ya sea para introducir Outlast® en los procesos productivos del fabricante, o para explicar el producto acabado al cliente final, los profesionales que lo deseen pueden adquirir en estos cursos el nivel de conocimiento necesario, ya sea de forma presencial o en línea.

 

El curso online es cómodo para realizar desde casa o la oficina, y está disponible en español en la dirección:

www.outlast.com/es/formacion-online

 

 

 


[Publicado en TEXTIL EXPRES Suplemento 200 — marzo-abril 2012 ].


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