Las parejas pasadas, presentes o futuras de futbolistas, son las nuevas «celebrities».
Yolan Cris (izda.) y Cabotine (dcha.)
La nueva disposición en el pabellón aportó mejor continuidad entre salón y pasarela.
Como cada año, la Barcelona Bridal Week 2014 (Semana de la Moda Nupcial de Barcelona) dedicó seis días al mundo de las novias, con el encadenamiento de sus dos manifestaciones complementarias entre sí: Pasarela Gaudí Novias, con un programa de desfiles que cubría cuatro jornadas, del martes 6 al viernes 9 de mayo, y Salón Profesional Internacional Noviaespaña, en tres días, del viernes 9 al domingo 11 del mismo mes, con una superposición de ambos eventos en el día central; una secuencia ya clásica en la larga historia de este certamen.
Con respecto a todas las ediciones precedentes, la de este año tenía una novedad sustancial: el cambio de organizador, aunque no de recinto. Tras 23 ediciones dirigidas por la entidad Flaqué Internacional (que había sido la promotora del proyecto en su día) con el respaldo corporativo de la asociación empresarial Moda Barcelona, el evento pasó a ser organizado directamente por los servicios de Fira de Barcelona, entidad que, de todos modos, ya desde siempre facilitaba el escenario, si bien en la ocasión actual se utilizó, dentro del recinto ferial, un pabellón distinto, que entre otras cosas aportaba mejor continuidad física entre salón y pasarela.
La dirección técnica, que durante todo ese tiempo había estado a cargo del promotor de la idea, Paco Flaqué (y, tras la defunción de éste, el año último, de su hijo Alex), fue encomendada por la Fira a uno de sus ejecutivos, Miquel Serrano, ya experimentado en certámenes del sector textil, el cual mantuvo la estructura básica del evento, tanto temporal como espacial. Aspectos sobre los cuales informábamos en el número anterior.
Día 6: el prólogo de Rosa Clará. Es ya una convención generalmente aceptada que el primer día tenga un protagonista único: la firma Rosa Clará. Dispone de ese tiempo para su desfile y su fiesta. En esta ocasión se vio ayudada además por el Ayuntamiento de la ciudad. Desde que el año pasado el multimillonario indio Lakshmi Mittal, dueño de Arcelor y otros grandes negocios, se gastó un pellizco de su fortuna en acondicionar el palacio de Montjuïc para celebrar la fabulosa boda de su sobrina, parece que Barcelona ha cobrado una imagen mundial de ciudad para casarse, y el alcalde quiere, con buen juicio, explotar esa idea.
En esta ocasión hizo instalar seis columnas publicitarias de gran impacto visual, en la intersección de la Rambla de Cataluña con las calles que la cruzan, entre Aragón y la Diagonal, en las que se podían ver 24 grandes fotografías de novias vestidas para el día más importante de sus vidas… con vestidos nupciales de Rosa Clará.
Y el día 6 de mayo, a las 6 de la tarde, con una programación de evocaciones casi taurinas en una ciudad donde ya no hay toros (proscritos en toda Cataluña excepto en modalidades de «correbous» pueblerinos), ofreció su desfile, de composición ecléctica, con propuestas para todo tipo de novias, y con una gran libertad de estilos, hasta el punto de que a veces no se sabía bien si eran para las novias o para las acompañantes. En cualquier caso, la diseñadora pensaba en las calles de Nueva York, puesto que el Empire State dominaba el centro de la escena.
Entre las maniquíes estaba la princesa Larissa, hija de Sofía de Habsburgo y de un príncipe alemán de complejo apellido, la cual se estrenaba como desfilante para una firma de novias. De espectadoras, las parejas pasadas, presentes o futuras de futbolistas del Barça, que parecen ser la nueva cantera de «celebrities».
Rosa Clará anunció que ha mudado parte de sus instalaciones al sector barcelonés de la Bonanova porque las de l’Hospitalet del Llobregat se habían quedado pequeñas, que el nuevo espacio tiene 2.000 m2 y acoge a 300 trabajadores, y que dispone además de un showroom de 5.000 m2 en Sant Just Desvern. Según su nuevo director general, Manuel Cano, procedente de Pronovias, desde septiembre de 2013 les han crecido las ventas un 40%, especialmente por la expansión lograda en Latinoamérica y en Oriente Medio.
A partir del 7, el programa general. Es también una convención aceptada año tras año (en estos últimos), que Jesús Peiró sea el primero del calendario general (es decir, el número tres del escalafón). Sus modelos son sencillos y elegantes, muy fáciles de llevar, muy bien coordinados, en una gama que se gradúa desde los crespones muy fluidos a los tejidos ricos en pedrería y brocado, a veces realzando la espalda con atractivos escotes. Presentaba también su primer perfume para novias. Su razón social, Intersposa, S.A., va por los 26 años de historia; tiene más de 200 clientes en más de 20 países, y casi 80 puntos de venta en España.
Tras él, la salida de Victorio & Lucchino, por cierto con muy poco público, fue una frustración. A los sevillanos les faltaba espíritu, alma y vida, incluso taller. Sacaron también caballero (aunque no estaba previsto), que fue un poco mejor. Pero en general no tuvieron ni producto ni puesta en escena. Lo suyo es más que una crisis, es una decadencia de ideas.
Colección maestra, con tejidos ricos, encajes, una coordinación exquisita y elegante, en Yolan Cris; incluso vestidos cortos, tejidos transparentes, minivestidos con diversidad de ideas a cual más encantadora; y propuestas para novias lesbianas, sin escandalizar. Y colección regia, bonita, la de Inmaculada García, con un uso excelente del encaje y del tul. Ambas con mucho público. Cerraba la jornada una pequeña aportación canaria de M&M.
La jornada más nutrida fue la del día 8. Cymbeline presentó una colección sencilla, comercial, con gancho aunque sin alardes; diversidad de propuestas muy femeninas, encajes en movimiento, «la vie en rose». Isabel Zapardiez y Ana Torres presentaban novia y fiesta, mitad por mitad; la primera, un producto muy delicado y encantador, maravillosas ideas nuevas en cada salida, con un silencio de admiración en la sala. Hubo un desfile colectivo de Franc Sarabia, Francis Montesinos y Manuel Álvarez, combinando novia y fiesta.
La fiesta con un aire muy fresco de Matilde Cano se complementó con los vestidos de novia desmontables de Jordi Dalmau, en los que, tras quitar la falda, aparecían los shorts; producto imaginativo y alegría en la presentación, evocando los comienzos del siglo XX. Hannibal Laguna presentó unos vestidos de novia sencillos pero elegantes, muy bien hechos, propios de un diseñador con las ideas bien sentadas y una excelente profesionalidad, a pesar de algunos avatares por los que ha pasado en los últimos tiempos.
Patricia Avendaño con un cruce de novia y fiesta (que cuenta los años de su vida profesional por las ediciones de esta feria, ya que presentó su primera colección en la Noviaespaña número 1), y Sonia Peña con ceremonia, cerraron la jornada; la primera, constantemente reincidente en propuestas distintas con los mismos tejidos.
El día 9, en fin, ya con la feria abierta (pero de ella se habla en otro artículo de este número), tuvo lugar la última ronda de desfiles. Miquel Suay y Juana Martín (ésta,participante por primera vez), presentaron colecciones de novia; la de él, bajo el título Amberlace, inspirada en los felices años veinte, que ahora se querría revivir. Entre ambas, había puesto sobre la pasarela sus creaciones para novios la firma Fuentecapala, única rigurosamente especializada en vestir a los contrayentes varones, y a la cual se dedica un espacio separado en este número. Cabotine by Gema Nicolás aportó a continuación su tradicional despliegue de ropa de fiesta, concebida este año como evocación del Mediterráneo; complementada a media tarde por las creaciones de Carla Ruiz, que cerraron el programa.
Y la noche fue para Pronovias, en un marco especial. Si el espectáculo inaugural había comenzado a las 6 de la tarde del día 6, como se dijo a comienzos de esta crónica, la sesión de clausura se abrió a las 9 de la noche del día 9 (también aquí un juego de cifras), a cargo de Pronovias como ya es tradicional, y en un espacio único: el Pabellón Italiano del recinto ferial de Montjuïc.
El marco escénico evocaba «La Fábrica de los Sueños», simbolizada por la fachada monumental de la nueva sede de Pronovias en Sevilla a la que ya se hace referencia en otra crónica de este número.
Allí desfilarían una veintena de maniquíes de rango internacional mostrando las colecciones preparadas por la firma Pronovias para la nueva temporada comercial 2014-15. En la colección Atelier Pronovias, la más experimental, se podían ver algunas propuestas atrevidas como los «separates» o dos piezas, los cuerpos repletos de pedrería, los vestidos joya, o la espectacular Karolina Kurkova cerrando el desfile, ante 2.000 espectadores, exhibiendo un vestido con muchas transparencias, una propuesta ciertamente arriesgada para un contexto nupcial.
Este año no hubo colecciones con firma de autor, como eran las de Elie Saab o Valentino, que por el momento no tendrán continuidad.
El acto de moda culminó con la fiesta privada que tuvo lugar a continuación (y que se prolongó hasta las cuatro de la madrugada) en la Cúpula del MNAC (Museo de Arte Nacional de Cataluña), el mismo recinto en el que se celebró la sonada boda de la heredera de los Mittal. En años anteriores, esta fiesta, no siempre en el mismo recinto, había adquirido en todo los casos un nivel social e institucional muy destacado. Parece que esta vez el ambiente de la ciudad no estaba tan propicio para formalizar un encuentro de notables, y muchos de los que acudieron llegaron sin compañía y permanecieron brevemente, como gesto de cortesía. El presidente Artur Mas compareció con su esposa pero con una breve visita de cumplido.
Naturalmente, las circunstancias políticas, sociales y financieras del entorno no tienen ninguna relación directa con la labor de los Palatchi como anfitriones ni con el alcance del encuentro como convención internacional.
[Publicado en TEXTIL EXPRES Suplemento 213 — junio 2014 ].