
Apenas había terminado Madrid de hacer balance de su fiesta de novias, cuando ya Barcelona empezaba la suya, la edición número 21 de Barcelona Bridal Week, desarrollada en dos tiempos: los desfiles de la Pasarela Gaudí Novias del 10 al 13 de mayo, y el evento ferial propiamente dicho, Salón Internacional Noviaespaña, del 13 al 15, superponiéndose en un día. Ambos alojados en el pabellón 8, del recinto ferial Gran Vía, excepto el desfile de la firma líder del sector nupcial español, Pronovias, que cerró el calendario de la pasarela en un escenario monumental.
Entrada y salida de programa. Abrió la fiesta la firma Rosa Clará, que fue la protagonista única del día 10, en su tarde-noche, con desfile (al que acudió el presidente Artur Mas) en el recinto deGran Vía; pero seguido de cena-fiesta para 500 personas (con la presencia de muchos notables, políticos y empresarios incluidos) en el Museo Picasso, en el centro de la ciudad. La oferta de moda comprendía tres colecciones: la soft, la clásica (con mucho volumen)y la minimalista (una novedad en el estilo de la marca). La víspera había ofrecido ya una primicia en su showroom de l’Hospitalet de Llobregat. Clará tenía como invitada especial a la periodista norteamericana Amanda Hearst, cuya virtud no pequeña es ser heredera de la saga editorial que refleja su apellido.
Y la cerró, en cuanto a desfiles, Pronovias, a última hora del día 13, en la Sala Oval del Museo de Arte Contemporáneo de Cataluña (Parque de Montjuic). También esta firma, en los días previos, había hecho una sesión de prueba y ajuste de la colección en sus talleres de El Prat de Llobregat, dirigida por el diseñador jefe de la marca, Manuel Mota, que presentó de paso a la que sería la estrella del desfile, la espectacular modelo rusa Irina Shayk, que ya se subió a la fama últimamente como novia del futbolista Cristiano Ronaldo. Entre las estrellas de la pasarela en la Sala Oval estaría también Karolina Kurkova. El desfile incluía además la colección diseñada para Pronovias por Elie Saab. Hubo, como suele ocurrir con las convocatorias de esta firma, que son convenciones mundiales de clientes, más de 1.800 invitados de 80 países, y el desfile fue retransmitido en directo por la página web de Pronovias.
Pero el verdadero final, ya de madrugada, fue todavía más asombroso, aunque desdoblado para la fiesta-cena en dos recintos: las 1.800 personas de todo el mundo acogidas en el Palau de Congressos, y otros 400 invitados excepcionales (con toda la buena sociedad española) en el Esfèric de Montjuic. Y el presidente de Pronovias, Alberto Palatchi, haciendo travesías nocturnas de un punto a otro de la ciudad para cumplimentar a ambos colectivos.
En el medio: veinte desfiles en tres días. Empezó el programa al mediodía del 11 de mayo, miércoles. Abrió la serie Jesús del Pozo, que evoluciona hacia los detalles arquitectónicos y recupera volúmenes, en una colección muy bien trabajada, con detalles inspirados en la técnica japonesa del origami, y le siguió JP Jesús Peiró, con línea armoniosa y sutil, trabajando los tejidos con maestría, y que celebraba el acuerdo de colaboración establecido con la firma de joyeros Tous; ambos en el capítulo de novias.
Por la tarde, Victorio & Lucchino presentaron novia y novio, con una colección de aire romántico denominada curiosamente «Sirenas». La pareja sevillana era noticia por dos hechos tangenciales a la pasarela: la colección nupcial que presentaban será confeccionada por la firma catalana Raimon Bundó (que trabaja con muchos talleres especializados de esta Comunidad), lo que les abrirá nuevos mercados¸ y se preparaban para desfilar el 20 de mayo en Doha, la capital de Qatar, invitados por la elegante y ya célebre jequesa Mozah bin Naser, que el mes anterior les visitó en su taller sevillano.
La firma Yolancris, de Sabadell, mezclaba labores casi manuales, y la debutante barcelonesa Inmaculada García cruzaba tejidos y estilos. Cerraban esta jornada los integrantes de la Plataforma de Alta Costura: Frans Baviera, Piedad Rodríguez y Teresa Ripoll, con propuestas de fiesta.
La colección de novia de Pronuptia París, diseñada por Elizabeth Barboza, abrió el día 12. La siguió, también con novia, Raimon Bundó, que desarrollaba dos líneas: la de su propio nombre, subtitulada «Divino Tesoro», sobria y escueta, diseñada por Cristina Arana, y la denominada Ir de Bundó, subtitulada «Volar contigo», diseñada por Ivonne Ruiz, con la que recupera el estilo genuino de la marca en su época dorada, sorprendiendo con algo muy bonito y encantador.
En una presentación combinada de novia y fiesta, Franc Sarabia ofreció una diversidad de productos muy aceptables; Francis Montesinos aportó una buena colección de novia, muy centrada; y Manu Álvarez estuvo convincente sobre todo en los vestidos de fiesta.
Jordi Dalmau, con fiesta a su vez, montó un espectáculo formidable simulando un entierro, con ataúd del que salió él mismo al final del desfile, escenificando la muerte (y resurrección) del blanco tradicional y el triunfo transitorio de los colores; pero, además del espectáculo, el producto era también formidable. Le siguió, a los acordes de «Carmen» y del bailaor Rafael Amargo, la cordobesa Matilde Cano, la cual, aunque su desfile estaba bien, no pudo superar la impresión dejada por el predecesor.
Siguieron las novias de la coreana Lee Seung Jin, que se presentaba por segundo año, con una línea sencilla y otra más rica, como pensando en dos niveles de público; las de Novia d’Art, con una colección digna y vendible en un color salmón pálido muy bonito; las creaciones de novia y fiesta, extremadas y llenas de color, de Patricia Avendaño; y la colección de fiesta de la marca murciana Cabotine, diseñada por Gema Nicolás.
El día 13, ya con el salón Noviaespaña abierto, prosiguieron los últimos desfiles. El de novia de Cymbeline (que hace también vestidos para novias de complexión fuerte, y por eso incluía una maniquí de talla XL), Fuentecapala (véase una nota aparte), Raffaello (con novia y cóctel) y, sucesivamente, tres especialistas de la fiesta: Sonia Peña, Ana Torres y Carla Ruiz.
Y un «outsider» fuera de programa. Al comienzo de la Semana de la Moda de Barcelona, y fuera de su programa, el diseñador de moda nupcial José María Peiró presentó el nuevo «atelier» que ha instalado en un punto estratégico de la ciudad, la intersección de la Diagonal con el Paseo de Gracia, para confeccionar y vender su actual marca «Whiteday». Será su único punto de venta en la capital catalana, aunque en el resto de España se distribuirá en tiendas multimarca.
José María Gangonells Peiró (que es su nombre completo) formó sociedad hace más de veinte años con Jesús Diez Betriu, y la denominaron Intersposa. S.A., creando la marca «Jesús Peiró» que era, evidentemente, una síntesis del nombre del uno y el segundo apellido del otro. Quince años más tarde (hace ocho), los socios, por las vicisitudes que ocurren en la vida empresarial, se separaron y la marca «Jesús Peiró» quedó en poder de la sociedad Intersposa, que la sigue usando comercialmente (a veces bajo la forma «JP Jesús Peiró», como reforzando su identidad).
Fue entonces cuando José María Peiró creó «Whiteday», a la que ahora ha dotado de la visibilidad de una sede social específica.
[Publicado en TEXTIL EXPRES Suplemento 194 – Mayo 2011].